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La Iglesia se vuelca con el Papa ante las críticas

Disculpas del predicador de la Casa Pontificia al colectivo judío

R. V. / AGENCIAS

Tras una Semana Santa marcada por los escándalos de pederastia en el seno de la Iglesia católica, Benedicto XVI recibió ayer el apoyo unánime de gran parte de la jerarquía eclesiástica. Cardenales, obispos y arzobispos cerraron filas en torno a Joseph Ratzinger y volcaron toda su artillería en la defensa inquebrantable al Pontífice. 'Hay una campaña de denigración y de calumnias que persigue manchar al Papa', señaló el cardenal y arzobispo de París, André Vingt-Trois, al diario Le Parisien.

En su discurso de la Misa de Resurrección desde la plaza de San Pedro, el Papa no se apartó un ápice del guión de sus últimos sermones. Durante la bendición Urbi et Orbi, evitó cualquier referencia a los casos de abusos sexuales que han salpicado al clero en los últimos tiempos e hizo un llamamiento para superar 'la cultura de la muerte' que 'tiende a difundirse' en la sociedad actual. Punto y final.

Pero la maquinaria vaticana se encargó de escenificar su cohesión con Benedicto XVI. Fue el cardenal Angelo Sodano quien ejerció como maestro de ceremonias. 'Santidad, no está sólo. Los fieles no se dejan impresionar por las murmuraciones del momento', afirmó Sodano, quien rompió el estricto protocolo durante la celebración de ayer, una de las más importantes del calendario católico.

El cardenal abrió la misa con un mensaje de solidaridad a Ratzinger. 'Hoy toda la Iglesia desea decirle, a coro, felices Pascuas, amado Santo Padre. La Iglesia está con usted', aseguró. Y recordó una cita de San Pedro: 'Jesús, insultado, no respondió a los insultos'. Esta fue la única alusión a los escándalos de pederastia. No hubo más. El resto de la jornada estuvo marcado por las frases y gestos de apoyo al Papa.

Uno de los protagonistas del día fue el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, quien pidió perdón por la comparación que hizo en la homilía del Viernes Santo, cuando equiparó los ataques que sufre la Iglesia por los abusos sexuales con el antisemitismo. El Vaticano se desvinculó de las palabras de Cantalamessa, quien ayer se retractó. 'Si contrariamente a mi intención he herido la sensibilidad de los hebreos y de las víctimas de la pedofilia, lo lamento sinceramente y pido perdón, reafirmando mi solidaridad con unos y con otros', dijo el predicador al diario Corriere della Sera. 'No creo que se pueda comparar el antisemitismo a los ataques contra la Iglesia de estos días', remachó.

También movió ayer ficha la Iglesia católica de Austria, uno de los países más castigados por los curas pederastas. Aunque la mayoría de los casos ya han prescrito, la Iglesia austriaca compensará económicamente a las víctimas, y les costeará terapias.

Pero, lejos de desaparecer, el goteo de escándalos es incesante. El diario The New York Times destapó ayer que el sacerdote de Wisconsin (EEUU) Lawrence Murphy, acusado de abusar de más de 200 niños sordos, siguió con los abusos una vez ya retirado, ante la pasividad de las autoridades eclesiales.

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