La causa contra el papa Benedicto XVI por presunto encubrimiento de los abusos sexuales en la Iglesia sigue, por ahora, abierta a pesar de su fallecimiento. Joseph Ratzinger, que perdió la vida el pasado 31 de diciembre, había contratado los servicios de un equipo de abogados para que lo representasen durante el proceso, de ahí que la investigación pueda continuar con su recorrido.

"Es cierto que, en principio, se produce una interrupción con la muerte de una de las partes. Sin embargo, en el presente caso esto no se aplica, ya que el difunto fue representado por un abogado", ha explicado la portavoz del Tribunal Regional de Traunstein, Andrea Titz, en unas declaraciones que recoge Europa Press.

Las pesquisas comenzaron el pasado verano, cuando un hombre que decía haber sufrido abusos sexuales por parte de un sacerdote, siendo todavía menor, presentó la denuncia. Los hechos habían ocurrido en Alemania y la demanda se dirigía a Ratzinger, que era arzobispo de Munich y Freising cuando el agresor fue trasladado a su diócesis. Además, también inculpaba al propio condenado, a la archidiócesis y al cardenal Friedrich Wetter, sucesor de Ratzinger en el cargo.

Uno de los objetivos de la denuncia es conocer si los funcionarios diocesanos encubrieron actos delictivos. El expontífice tenía intención de defenderse y había contactado con un bufete de abogados, que se encargó de representarlo durante el proceso. "La demanda continuará con el heredero o los herederos del difunto", señala Andreas Schulz, letrado de la parte demandante. 

La Iniciativa Sauerteig, un grupo formado a raíz de las revelaciones de abusos sexuales en distintas instituciones católicas de Alemania, apoya al demandante. La asociación ha expresado su pesar, ya que considera "poco probable" que el papel de Benedicto XVI en la causa sea tratado legalmente.