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Irán Por qué la negociación entre Trump e Irán está condenada al fracaso

Los movimientos diplomáticos iniciados en la cumbre de Biarritz por Emmanuel Macron para sentar a la mesa a Donald Trump y el presidente Hassan Rouhani, están abocados a fracasar. A Irán no le queda más remedio que pedir por adelantado el levantamiento de las sanciones, algo que el tándem Trump-Netanyahu no va a conceder en ningún caso.

Emmanuel Macron y Donald Trump asisten a una conferencia durante la cumbre del G7 en Biarritz | Reuters

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Si en un primer momento el presidente iraní, Hassan Rouhani, aceptó la invitación de Emmanuel Macron para reunirse con Donald Trump, a las pocas horas puso dos condiciones: que Washington se reincorpore al acuerdo nuclear de 2015 del que salió unilateralmente hace más de un año y que levante las “sanciones ilegales” impuestas sobre Irán.

Algunos analistas consideran que el paso atrás que ha dado Rouhani se debe a la presión de la línea dura de los conservadores en el parlamento de Teherán y hasta a la presión del clero. Aunque es posible que sea así, está claro que Rouhani no puede esperar absolutamente nada bueno de una cumbre con Trump.

La política de EEUU en Oriente Próximo sigue las instrucciones que la Casa Blanca recibe de Benjamín Netanyahu

La política de EEUU en Oriente Próximo sigue las instrucciones que la Casa Blanca recibe de Benjamín Netanyahu. Como sea que las elecciones israelíes se celebrarán el 17 de septiembre, antes de esa fecha parecía muy difícil una reunión de este tipo, y después de esa fecha también parece muy difícil que Trump tenga algo serio que ofrecer a Irán.

Un editorial del miércoles del diario Haaretz advierte a Netanyahu para que no “interfiera” en un posible acercamiento entre Irán y EEUU, aunque está claro que Netanyahu no hará el menor caso a ese editorial que acto seguido recuerda que el “principal objetivo” de Netanyahu en política exterior consiste “debilitar a Irán mediante el aislamiento diplomático, las sanciones económicas y las amenazas militares”.

El presidente iraní, Hassan Rouhani | Reuters

El presidente iraní, Hassan Rouhani | Reuters

Es imposible que Netanyahu modifique esta línea política que le causa un sinfín de beneficios en Oriente Próximo; al contrario, el fin de Israel es consolidarse como potencia hegemónica única en la región provocando un cambio de régimen en Teherán, y los enfrentamientos con Irán traen consigo un bonus: apartan la atención de la brutal ocupación de los territorios palestinos y de la expansión colonial israelí.

Dos publicaciones recientes muestran hasta qué punto Netanyahu abona la hostilidad hacia Irán: el miércoles Middle East Eye ha publicado que la inteligencia iraquí ha determinado que los repetidos ataques contra milicias proiraníes en su territorio los ha cometido Israel desde bases en el Kurdistán sirio. Aunque Trump anunció hace meses la inminente salida de las tropas estadounidenses del Kurdistán sirio, luego se corrigió, seguramente a petición de Netanyahu, que también está usando esa zona para desestabilizar la región.

Por su parte, Foreign Policy revela que Israel ha armado y financiado a una docena de grupos “rebeldes” en Siria para contener a Irán. Muy probablemente, la política israelí en Siria, incluida su relación con grupos yihadistas y abiertamente terroristas, va más allá de frenar a Irán y persigue la desestabilización de Siria en general. Mientras tanto, los mandatarios europeos siguen sin intervenir en Oriente Próximo para poner coto a los continuados desmanes israelíes.

Con estos antecedentes, es imposible pensar que una reunión entre Trump y Rouhani vaya a resolver nada. Irán no tiene más remedio que resistir los ataques de las administraciones de Trump y Netanyahu sin apenas contar con ningún apoyo exterior. Debe aplicar una economía de guerra similar a la de otras épocas puesto que no tiene ninguna alternativa.

EEUU no levantará las sanciones contra Irán antes de concluir un acuerdo global sobre la cuestión nuclear

El consejero para la Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, ha respondido que EEUU no levantará las sanciones contra Irán antes de concluir un acuerdo global sobre la cuestión nuclear. Esta respuesta deja clara la situación, puesto que exige a Irán todo tipo de concesiones antes de levantar unas sanciones que se podrían restaurar al día siguiente, como hizo Trump en mayo de 2018.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu | Reuters

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu | Reuters

Para Rouhani “es inaceptable” que Trump quiera reunirse con él simplemente para hacerse una foto, y esto es justamente lo que quiere el inquilino de la Casa Blanca. Además, Rouhani no se reuniría solo con Trump puesto que detrás de este estaría Netanyahu soplándole demandas y exigencias del estado judío que Teherán nunca podrá aceptar.

Lo que quiere Netanyahu no es la desnuclearización de Irán, algo que Teherán ya aprobó en 2015, sino otras dos cosas: la caída del régimen islámico y que Teherán deje de apoyar a las minorías chiíes progresistas de Oriente Próximo. Los iraníes simplemente no pueden aceptar ninguna de estas dos demandas, así que las hipotéticas negociaciones están condenadas al fracaso antes de comenzar.

Es por ello que Teherán no quiere negociar como lo hizo con Barack Obama, es decir dialogando durante años para obtener el “premio”, o sea el levantamiento de las sanciones, al final. Ahora lo que los iraníes quieren es que primero se levanten las sanciones y solo después sentarse en la mesa de negociaciones con el tándem Trump-Netanyahu.

Israel no aceptará retirarse de los territorios ocupados bajo ninguna circunstancia

Si el tándem Trump-Netanyahu quiere ir más allá del acuerdo nuclear firmado por Obama, Teherán puede responder que está de acuerdo en buscar soluciones para resolver los conflictos de Oriente Próximo, y que el primer conflicto que hay que resolver es el palestino. Este planteamiento pondría fin a las negociaciones inmediatamente dado que Israel no aceptará retirarse de los territorios ocupados bajo ninguna circunstancia.

Por este motivo es vital para Irán que primero se levanten las sanciones, antes de las negociaciones, ya que si no ocurre de esta manera, nunca llegarán a levantarse. En consecuencia, y debido a la negativa de Trump-Netanyahu, la negociación está condenada al fracaso de antemano.

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