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Un iraní protagoniza una esperpéntica cadena de explosiones en Bangkok

Israel lo relaciona con los atentados en India y Georgia

LAURA VILLADIEGO

Tres explosiones en un barrio comercial de Bangkok enturbiaron este martes la celebración del popular día de San Valentín y dejaron al menos cinco heridos, incluido un supuesto iraní que perdió sus propias piernas al tratar de lanzar una granada a la Policía que le perseguía. Las otras dos explosiones se produjeron pocos minutos antes, la primera de ellas en un domicilio cercano que el herido habría alquilado semanas antes junto a otros dos compatriotas.

La policía tailandesa no emitió ninguna hipótesis sobre las causas de las explosiones y evitó hablar de terrorismo, a pesar de que encontró material explosivo y detonadores en el apartamento. Tampoco confirmó la identidad del detenido, aunque cerca del herido se encontró un pasaporte iraní con el nombre de Saeid Moradi.

El herido pierde las dos piernas tras rebotar la granada lanzada a la Policía

Las explosiones se produjeron un día después de los atentados contra diplomáticos israelíes en India y Georgia, este último frustrado, y el ministro de defensa de Israel, Ehud Barak, no dudó en acusar a Teherán de estar detrás de los tres sucesos. 'El intento de ataque a Bangkok demuestra una vez más que Irán y sus fieles siguen utilizando el terrorismo y los últimos atentados son un ejemplo', aseguró el ministro en un comunicado.

La primera de las detonaciones se produjo sobre las 14.20, hora local (8.20, en España), probablemente por una mala manipulación de los explosivos, según la Policía tailandesa. Ya herido, Moradi habría intentado escapar en un taxi, que le denegó el servicio al verlo cubierto de sangre. Furioso, el supuesto iraní sacó una granada de una bolsa de plástico y la tiró a los bajos del coche, destrozando el automóvil y parte de las viviendas aledañas.

De los otros dos iraníes que le acompañaban uno logra darse a la fuga

Luego continuó su fuga, hasta que se vio acorralado por la Policía, a quien trató de lanzar su última granada, pero esta se le resbaló y estalló junto a sus propias piernas. 'Vi a un hombre que corría y la Policía lo perseguía. Intentó tirarles algo, pero de repente explotó y luego él estaba lleno de sangre', aseguró Ma Li Wuan, una barrendera que trabajaba a unos 50 metros. Esta última explosión se produjo a las puertas de un colegio, una hora antes de que terminaran las clases.

Los otros dos iraníes, que supuestamente estaban en el apartamento cuando se produjo la primera explosión, consiguieron escapar. Pero el amplio dispositivo policial desplegado logró dar caza a uno de ellos, arrestado en el aeropuerto internacional de Suvarnabhumi cuando intentaba huir a Malasia. El tercero sigue desaparecido.

A pesar de los sucesos, la capital tailandesa pronto recobró su ritmo habitual y los ciudadanos continuaron casi ajenos con su popular intercambio de regalos.

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