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Los islamistas reconocen su derrota en los comicios de Túnez

AGENCIAS

Los tunecinos esperan con paciencia los resultados definitivos de las elecciones legislativas del domingo, aunque todos los partidos y observadores coinciden en señalar como ganadores a los conservadores laicos de Nida Tunis. A ello se une que Al Nahda, el principal partido islamista, ha reconocido su derrota y ha aceptado su segundo puesto tras los comicios, celebrados el pasado domingo.

Con los datos parciales publicados por la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE), la prensa especializada ha optado por no aventurarse con pronósticos ni análisis sobre la que será la composición de la nueva Asamblea de Representantes del Pueblo (ARP, de 217 escaños). Tampoco se han barajado posibles alianzas políticas para que Nida Tunis alcance una mayoría confortable que le permita gobernar sin sobresaltos.

Lo que sí está claro es que el previsible resultado de las elecciones supone un duro golpe para Al Nahda, que estuvo en el Gobierno después de ganar las primeras elecciones libres del país tras el levantamiento que provocó la caída de Zin el Abidin Ben Alí en 2011  e inspiró las revueltas de la Primavera Árabe. No se espera que ningún partido consiga una victoria clara, por lo que es muy probable que se forme una coalición para formar un nuevo Gobierno. Las elecciones presidenciales del próximo mes probablemente también retrasen la formación inmediata de un nuevo Ejecutivo.

Abdelfatah Moro, considerado el padre del islamismo político tunecino y vicepresidente de Al Nahda, avisó a Nida Tunis de que debía tener en cuenta a los islamistas a la hora de formar gobierno. Durante toda la campaña electoral Al Nahda ha realizado continuos llamamientos para crear un gobierno de unión nacional, y Moro reafirmó esa idea al afirmar que su formación está convencida de que el país no puede ser gobernado por una sola parte. 'Lo esencial es que el nuevo gobierno contenga un abanico de competencias políticas y tecnócratas', defendió.

En la lucha por ser la tercera fuerza política pugnan el liberal Afek Tunis (Horizonte Túnez) y los ultraliberales de la Unión Patriótica Libre (UPL), liderado por Eslim Riahi, presidente del club de fútbol African. En la lucha también está el Frente Popular (FP), coalición de izquierda tunecina compuesta por una docena de partidos y única formación izquierdista que tendría unos resultados dignos.

El líder de la Liga de los Trabajadores de Izquierda (LTI, parte del FP), Nizar Amami, dijo que, a pesar de que los resultados oficiales no se han anunciado, sus datos indican que el FP ya ha obtenido 12 escaños. Amami afirmó que otras cuatro circunscripciones 'están siendo discutidas y revisadas con el ISIE', por lo que la coalición podría alcanzar hasta 16 escaños.

Túnez ha vivido una evolución reciente menos convulsa que sus países vecinos que también derrocaron a sus líderes durante los levantamientos de la Primavera Árabe en 2011, evitando en gran medida la polarización entre los que desean un estado más islamista y los que prefieren uno más laico. El papel del islam en la política dominó las primeras elecciones de 2011, y ahora el empleo, las oportunidades económicas y el conflicto con los militantes islámicos son las principales preocupaciones de un país que depende del turismo extranjero.

Después de superar una crisis política que amenazaba con echar por tierra su joven democracia, Túnez aprobó una nueva constitución al principio del año y se ganó los elogios de quienes veían al país como modelo para la región. Los críticos culpan al Gobierno de Al Nahda y sus socios laicos de gestionar mal la economía, por su falta de experiencia y la laxitud de trato con los islamistas radicales.

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