El Ministerio de Agricultura japonés planea utilizar la madera de los escombros producidos por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo para generar electricidad, informa hoy la cadena de televisión NHK .

El objetivo es compensar el déficit energético que se espera para los húmedos y calurosos meses de julio, agosto y septiembre, cuando el consumo de aire acondicionado se dispara. Según cálculos del Ministerio, el desastre habría dejado casi dos millones de toneladas de escombros de madera que podrían generar con este fin hasta 200.000 kilovatios de energía para ser quemados.

Hasta la fecha, seis plantas de generación eléctrica de la región de Tokio y del norte del país han mostrado su interés por trasformar los escombros en astillas para quemar. 

El presupuesto para la reconstrucción que el Gobierno presentará a finales de mes en la Dieta (Parlamento) incluye unos 2,5 millones de euros para comprar maquinaria que retire los cascotes.

Tokio y sus alrededores ya sufrieron recortes de electricidad los días posteriores al desastre que afectó a la central de Fukushima Daiichi , operada por Tepco, y que dejó también sin funcionar otras tres plantas nucleares. En este momento, el Gobierno estimó un déficit máximo de quince millones de kilovatios en zonas abastecidas por Tepco si este verano resulta tan sofocante como el pasado, el más caluroso desde que hay registro.

Para atajarlo, lanzó un plan a principios de mes para limitar el consumo de grandes y pequeños usuarios en un 25% y un 15-20%, respectivamente, en las horas picos de verano.

Ahora, la Administración se plantea revisar este plan a la baja después de que el pasado viernes la empresa operadora de Fukushima Daiichi mejorara sus previsiones de producción. Las estimaciones de la Tokyo Electric Power Company (TEPCO) son poder generar más de 50 millones de kilovatios para finales de julio, por encima de los 46,5 millones que pronosticó semanas antes.

Mientras tanto, el Gobierno de Kuwait ha decidido donar cinco millones de barriles de crudo, valorados en 45.000 millones de yenes (383 millones de euros), a Japón, un país muy dependiente energéticamente del exterior que importa al día cuatro millones de barriles de petróleo.