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Los jóvenes portugueses también exigen un cambio social profundo

Portugal celebra hoy elecciones en medio de la más grave crisis económica que haya padecido en décadas

THILO SCHÄFER

Los miles de turistas que vistan una soleada Lisboa estos días podrían pensar que las elecciones de este domingo se dirimen entre los comunistas y el partido de la sardina. De las farolas en la Avenidada Liberdade, el grandioso bulevar en el centro de la capital portuguesa, cuelgan alternativamente banderas con la hoz y el martillo y banderolas con un pez estilizado que anuncia las fiestas patronales que acaban de comenzar.

Los comunistas de la CDU no han seguido el paso de los grandes partidos del país que decidieron prescindir de la tradicional propaganda electoral en las calles como señal de austeridad en momentos de crisis. Sin embargo, el debate sobre los efectos y las consecuencias inmediatas de esta crisis que ha llevado a Portugal a pedir el rescate a la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional han estado casi ausentes en los discursos de los candidatos. El expresidente socialista Jorge Sampaio se lamentaba hace unos días de que 'la campaña no está centrada en lo esencial', que son las duras condiciones de reformas y recortes que esperan al país a cambio de recibir 78.000 millones de euros de las agencias internacionales.

Si no sale mayoría estable del PS ni del PSD, puede haber un Gobierno de unidad

'Si estas elecciones no fueran tan importantes, probablemente votaría en blanco', dice Rui Martins, que ha creado una pequeña empresa multimedia con un socio en Lisboa. 'Pero ahora necesitamos un Gobierno fuerte que sepa llevar a cabo este horrible plan de reformas. No hay alternativa. Es como cuando vas al médico y te prescribe una medicina amarga. Hay que tomarla si te quieres curar. Por eso será la primera vez que no voto al Bloco de Esquerda', que al igual que la CDU se opone al rescate y pide la renegociación de la deuda.

Roberto, otro treintañero que trabaja en una consultoría medioambiental en Faro, también ve necesario hacer reformas, 'pero las correctas'. Votará a los comunistas de la CDU 'porque es importante tener un partido con una visión diferente de la sociedad'.

Las recetas de la llamada troika Comisión Europea, BCE y FMI reflejan la ortodoxia liberal: recorte radical del gasto público con una reducción considerable de los empleados y funcionarios del Estado, reforma laboral, más privatizaciones...

'Es importante tener un partido con una visión diferente de la sociedad»

'En mi colegio nos han dicho que ahorremos en luz y agua, pero no me cabe duda de que pronto empezarán a recortar el número de profesores', cuenta Zé Andrade, que da clases de Matemáticas y Física en un colegio de las afueras de Lisboa. '¿Cómo vamos a poder pagar un interés del 5%?', se pregunta en referencia la deuda pública.

Al igual que Grecia e Irlanda, Portugal se encuentra con el dilema de que el remedio puede ser peor que la enfermedad. La economía decrecerá este año y el próximo un 2%, según el Banco de Portugal, y el paro ha subido por encima del 12%, la tasa más alta en décadas, que afecta especialmente a los jóvenes.

El Movimento 12 de Março, precursor del 15-M español, recupera la iniciativa

La intervención de la troika provoca reacciones divididas. 'Hay algunos que lo rechazan por un sentimiento de patriotismo barato, pero otros defienden las reformas dictadas por la troika porque creen que ningún gobierno tendría los cojones de implementarlas', explica Henrique Raposo, un joven columnista del semanario Expresso.

No es la primera vez que Portugal recorre a la ayuda externa. En 1983 el país ya fue intervenido por el FMI, entonces con un Gobierno de concentración entre los socialistas (PS) de Mário Soares y el Partido Socialdemócrata (PSD). Según los últimos sondeos, esta situación podría repe-tirse tras las elecciones de hoy si ni el PDS, hoy una formación ultraliberal que parte como favorita, ni el PS del primer ministro, José Sócrates, consiguen una mayoría estable.

Pero la sensación en el país es que esta vez la crisis es mucho más profunda y requiere no sólo reformas sino un autén-tico cambio de mentalidad. El presidente, Aníbal Cavaco Silva, ha pedido a sus compatriotas que 'cambien de vida', es decir, que dejen de vivir por encima de sus posibilidades.

Ana García Martins, una periodista de 30 años cuyo blog apipocamaisdoce.clix.pt es de los más leídos del país, reconoce que no se puede seguir como si nada. 'Ahora pienso más en el ahorro y en la importancia de tener un trabajo estable, pero tampoco me obceco con esto. No dejo de salir y de viajar, aunque lo hago de una forma más razonable y ponderada'.

Roberto y Rui creen que hay otro problema grave de mentalidad, que es el escaso compromiso de los portugueses con el pago de impuestos, la evasión del IVA y de las cotizaciones. 'Aquí no hay concepto de sociedad', lamenta Roberto. Y Rui asegura que su empresa apenas da beneficios por la alta morosidad: 'La gente no suele pagar sus deudas'.

Otro lastre grave en Portugal es el clientelismo político que cubre como una telaraña todas las esferas del Estado. 'Si no formas parte de uno de los grandes partidos es muy difícil conseguir contratos con las administraciones públicas', dice Joana, la novia de Roberto.

La frustración entre los jóvenes es palpable. 'Voy para los 40 años pero ni se me ocurrepensar en tener hijos en esta situación', admite Rui. Muchos votan con los pies. En los últimos años, Portugal ha registrado la segunda mayor ola de emigración de su historia, sólo superada por el éxodo de los años sesenta y setenta, según constata Álvaro Santos Pontes en Portugal, Na hora da verdade. Este catedrático de la Simon Fraser University de Canadá calcula que en la última década unos 700.000 portugueses abandonaron el país y más recientemente han sido más de 100.000 al año. Se van a España, Suiza, Reino Unido... pero el principal destino es la excolonia de Angola.

'Mucha gente cree que fuera nos valoran más', asegura Ana, la bloguera. Como le acaba de ocurrir a Eduardo Souto de Moura, que recibió el viernes pasado el premio Pritzker de arquitectura. 'Hoy como ayer, la solución de la arquitectura portuguesa es emigrar', dijo en la cena de gala en Washington delante del presidente Barack Obama.

No todos buscan la suerte en otros lares. Los que se han quedado empezaron a poner el grito en el cielo en marzo pasado cuando decenas de miles de personas salieron a la calle para protestar contra el statu quo. Fue la llamada geração a rásca (generación en apuros), que se ha organizado en el Movimento 12 de Março, que inspiró el 15-M en España. 'Fue impresionante ver tanta gente de tantos colores diferentes. No tenían una ideología definida y por eso quizás el movimiento ha bajado un poco de intensidad', recuerda Roberto.

Justo a tiempo para las elecciones, el M12M ha recuperado la iniciativa. En un documento hecho público ayer propone entre, otras cosas, un referéndum sobre las medidas del rescate financiero y el fin de las listas electorales cerradas.

'El movimiento es un poco disperso y aún no se ha conseguido nada en concreto. Pero lo importante es que los jóvenes dejaron el sofá para salir a la calle y pedir justicia', subraya Ana. 'No nos da igual y no somos unos acomodados. Tenemos algo que decir'.

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