Este artículo se publicó hace 17 años.
La Junta Militar da largas a la ONU
El enviado especial de Naciones Unidas en Birmania, Ibrahim Gambari, lleva dos días esperando a que el número uno de la Junta Militar que gobierna este país le reciba.
Consciente de tener las espaldas bien cubiertas por el apoyo de China en el Consejo de Seguridad, la Junta Militar birmana se permitió ayer el lujo de dar largas al enviado especial de Naciones Unidas en Birmania. Ibrahim Gambari lleva dos días esperando que el general Than Shwe, el número uno del régimen militar, le reciba.
A este diplomático nigeriano, enviado por Ban Ki-moon para pedir el cese de la represión, no le ha quedado más remedio que contentarse con la promesa de que la aplazada reunión tendrá lugar hoy.
Mientras tanto, según AFP, para ocupar el tiempo libre que el desplante del dictador le dejó ayer, las autoridades birmanas invitaron a Gambari a visitar la localidad de Lashio, situada a 400 kilómetros de Naypyidaw, la ciudad que los militares convirtieron en capital.
Posición de fuerza
Con esta falta de deferencia hacia el diplomático de Naciones Unidas, la Junta birmana deja clara su posición de fuerza tras haber conseguido doblegar a los manifestantes a golpes de porra, cuando no disparando directamente a la multitud. Los 16 cadáveres que ha dejado la represión de la semana pasada, entre los que se encuentra el de un reportero japonés, dan buena fe de ello.
Para varias organizaciones birmanas de derechos humanos, esta cifra de muertos se queda muy corta; quienes perdieron la vida hace unos días en las calles de las ciudades birmanas son muchos más. En cuanto a los detenidos,la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos, con sede en Tailandia, considera que son al menos 1.500, entre los que hay un millar de monjes.
Si el general Than Shwe cumple su promesa de reunirse hoy con Ibrahim Gambari, el diplomático habrá cumplido al menos con el modesto mandato con el que llegó a Birmania: pedir el fin de la represión y reunirse tanto con la oposición democrática como con los altos cargos de la Junta Militar.
El domingo Gambari visitó en Rangún a la líder del movimiento democrático, Aung San Suu Kyi. La reunión con la premio Nobel de la Paz duró apenas una hora.
Aunque el jefe supremo de la Junta no ha encontrado aún tiempo para él, Gambari sí se ha reunido con otros altos cargos del régimen, como el primer ministro interino del país, el general Thein Shein. Nada ha trascendido del contenido de su conversación.
La dictadura birmana no parece temblar ante Naciones Unidas; sin embargo, sí se muestra inquieta por una batalla que sabe perdida: la de su imagen internacional.
En un intento de mejorar esta maltrecha imagen, la Junta se dedica ahora a ofrecer dinero a los desheredados de ciudades como Mandalay, para que acudan a actos públicos en favor del régimen.
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