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Los liberales asaltan la República de Islington

La liberal demócrata Bridget Fox es una de las candidatas del partido de Nick Clegg que puede arrebatar un escaño a los laboristas en uno de sus feudos

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

'En estas elecciones, podéis votar para cambiar las cosas en este distrito', dice la candidata liberal demócrata Bridget Fox a un grupo de jóvenes estudiantes.

¿No lo dicen siempre los políticos? Sin embargo, en este caso no es el eslogan habitual en cualquier campaña. En el distrito londinense de Islington South & Finsbury, se cumple la vieja máxima de un hombre, un voto. En concreto, el valor de ese voto es 1,001, según el cálculo que hace la web Vote Power Index. En el distrito cercano de Islington Norte, el voto sólo vale 0,117, al considerar el tamaño de la circunscripción y el hecho de que es casi imposible que allí pierdan los laboristas.

A Fox le queda un hilo de voz después de una larguísima campaña. Tiene que darlo todo. No puede desaprovechar esta oportunidad. Cada voto cuenta. En los comicios de 2005, se quedó a sólo 484 votos de la candidata laborista en un distrito que ahora tiene 57.752 votantes. Con el empuje de la marea lanzada por Nick Clegg, tiene la victoria al alcance de la mano.

'Dice muchas de las cosas que me gustaría escuchar a los laboristas', comenta una persona con la que ha hablado en un paseo por el barrio. Esa es la clave en el distrito en el que vivía Tony Blair antes de encontrar nueva residencia en Downing Street. Es una zona progresista que solía recibir el apelativo irónico de República Popular de Islington.

'¿Va su partido a firmar un acuerdo con Cameron? ¿Sí o no?', le interrogan

Las campañas británicas se basan en el contacto directo con el votante y en aprovechar cualquier invitación para participar en una charla o debate. Después de patearse el barrio, Fox acude a una invitación de una organización sindical, situada muy a la izquierda de los liberales demócratas.

Hay candidatos de otros partidos, como el diputado laborista Jeremy Corbyn, de Islington Norte. La audiencia escucha atentamente a Fox, pero sobre todo está interesada en saber lo que hará el partido de Clegg después del 6 de mayo.

'¿Va su partido a firmar un acuerdo con David Cameron? Es muy sencillo. ¿Sí o no?', le pregunta, casi le grita, un votante laborista. 'Si hay alguien que está dispuesto a apoyar nuestro programa para crear empleos y tener un sistema fiscal más justo...', comienza a decir, hasta que ruge otra persona. 'No empiece así. Lo que dice está tan claro como el barro'.

Fox se quedó a sólo 484 votos de ganar el escaño en los comicios de 2005

Corbyn sí cuenta con el apoyo del público cuando dice que hay que 'abandonar la idea de que los funcionarios, los médicos, los profesores son improductivos, mientras que sólo los trabajadores del sector privado son eficaces'. Todos aplauden a Corbyn, pero si viven en el sur de Islington es posible que al menos se planteen votar a los liberales demócratas. No todos los diputados laboristas pueden presumir de haber votado contra las guerras de Irak y Afganistán, como hizo Corbyn. La carta de Irak, un tema doloroso en Islington, aún beneficia a los liberales.

Fox encuentra una audiencia más receptiva en la Escuela de Estudios Orientales, de la Universidad de Londres. El discurso tolerante de los liberales con la inmigración, que tantos ataques le costaron a Clegg en los debates con Cameron y Brown, encuentra más apoyos entre estudiantes.

'La situación actual (de los inmigrantes sin papeles) es inaceptable', les dice Fox. 'Nuestra idea es que hay que sacarlos de la ilegalidad. Tienen que poder trabajar y pagar impuestos'.

Los jóvenes son la gran esperanza de los liberales, pero no se conforman con una buena respuesta. '¿Qué es lo que hacemos en Afganistán?', preguntan. Fox no se sale de la línea oficial de su partido, que ha dado una oportunidad a los últimos planes de EEUU. Algunos votos se pierden a causa de su cautelosa respuesta.

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