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El líder ultra de Holanda exige cargo en el Ejecutivo

El dirigente del xenófobo Partido de la Libertad transforma su odio al islam en un programa de gobierno en los Países Bajos

DANIEL BASTEIRO

'Queremos gobernar'. Geert Wilders, el líder xenófobo al que el miércoles votaron un millón y medio de holandeses, hizo valer ayer su espectacular resultado electoral para reivindicar un lugar privilegiado en el nuevo Gobierno de los Países Bajos.

Negociar su composición corresponderá a Mark Rutte, líder del partido liberal conservador. Con un 20% de los votos y 31 de los 150 escaños, Rutte se proclamó vencedor de unas elecciones en las que recabó apoyos con un mensaje que en el resto de Europa deses-tabiliza gobiernos: un dramático recorte del gasto y las prestaciones sociales.

Wilders quiere sacar partido de su inusitado ascenso de 9 a 24 escaños

Si la economía hizo ganar a Rutte, la inseguridad ciudadana y el miedo a la inmigración catapultaron hasta la tercera posición al Partido de la Libertad (PVV) liderado por Wilders. El líder xenófobo consiguió, al pasar de 9 a 24 escaños, transformar un odio al islam hasta ahora marginal en un programa de gobierno que pondrá en marcha si las negociaciones con los liberales llegan a buen puerto.

'Nadie en La Haya [sede del Gobierno] puede ignorar más al PVV', aseguró ayer Wilders, quien reclama un veto a la inmigración de países musulmanes para 'detener la islamización de Holanda'. Jan Peter Balkenende, el primer ministro que durante los últimos ocho años, según Wilders, permitió esa invasión, dimitió nada más conocer los resultados que hunden a su partido hasta la cuarta posición.

Hasta ahora, los democristianos del CDA eran la primera e indiscutible fuerza política en Holanda, pero desde ayer se conforman con ser un socio menor del nuevo Gobierno mientras reconstruyen un partido en estado de shock.

El líder del PVV exige que se vete la inmigración de musulmanes

Con el cadáver político del primer ministro todavía caliente, Rutte y Wilders comenzaron a dividirse los papeles, al menos ante las cámaras. 'Holanda puede resurgir de la crisis tomando ahora medidas', certificó Rutte, que promete un recorte de 20.000 millones de euros en cuatro años en un país cuya economía crece más que la de la Unión Europea y que tiene mucho menos paro, déficit y deuda pública.

'Más seguridad, menos crimen, menos inmigración, menos islam, eso es por lo que Holanda ha votado', resaltó Wilders, ignorando quizás que su partido ocupa la tercera posición en un país donde el voto está profundamente fragmentado. 'Les digo a todos los recién elegidos por el Partido de la Libertad, nuestro hermoso partido: traed vuestros arietes porque desde mañana les vamos a mostrar el infierno', exclamó en referencia a sus rivales políticos.

La multiplicidad de partidos ofrece otras opciones para formar Gobierno

Las asociaciones y partidos que no demonizan al islam reaccionaron con preocupación ante el ascenso de Wilders. Para ellos, este triunfo demuestra que sus ideas han calado en una parte de un electorado que no está dispuesto a convivir con otras religiones. La asociación SMN, que representa a holandeses de origen marroquí, consideró 'una bofetada' el éxito de Wilders, informa AFP. 'Los holandeses-marroquíes se preguntan si todavía forman parte de la sociedad holandesa, si sus vecinos y compañeros de trabajo los ven como ciudadanos, si el futuro es seguro para ellos y sus hijos', subrayó la asociación en un comunicado.

El partido laborista (socialdemócrata), liderado por el ex alcalde de Amsterdam Job Cohen, está dispuesto a dar respuesta a sus preguntas tanto desde la oposición como desde el Gobierno. 'Aunque las circunstancias son difíciles reconoció haremos frente a nuestras responsabilidades para asegurarnos de que nuestro país sigue el camino social'.

Cohen, que se vio arrastrado por el pánico económico, prefiere subir impuestos para no recortar derechos sociales como el subsidio por desempleo, la educación o la edad de jubilación. De ascendencia judía, Cohen incluyó a varios musulmanes en su equipo y rechaza de plano cualquier conversación con Wilders. Sin embargo, no descarta acercar posturas con Rutte.

La coalición de Rutte, Wilders y los sucesores del todavía primer ministro daría estabilidad a un Gobierno de derechas, anti-islam y preparado para aplicar dolorosos recortes. Sin embargo, la multiplicidad de partidos ofrece más opciones que nadie descarta y que ya han propiciado el inicio de complejas negociaciones para formar Ejecutivo.

Por si acaso, Wilders ha comenzado a hacer concesiones. Durante la campaña electoral, se comprometió a luchar contra el retraso en la edad de jubilación de 65 a 67 años prometido por Rutte. Tras conocer los resultados, aseguró que dejar la jubilación como está 'es importante, pero no una razón para darle la espalda a un Gobierno' en el que él quiere ser decisivo.

Los partidos xenófobos y de ultraderecha europeos acogieron ayer con satisfacción el triunfo de Wilders. El Frente Nacional francés de Jean-Marie Le Pen celebró el 'gran éxito' de la ultraderecha porque marca el camino para otros partidos políticos europeos que se oponen a 'la destrucción de las identidades nacionales', según un comunicado. Las formaciones xenófobas esperan seguir beneficiándose del pánico a la inmigración y de su manipulación como causa de la crisis económica, mientras el discurso de izquierdas naufraga en Europa. Según el Frente Nacional, el apoyo social a partidos como el de Wilders crece no sólo en Holanda. Las políticas migratorias de otros partidos más moderados, como los ‘tories' británicos de Cameron, son para ellos un ejemplo a seguir. 

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