Este artículo se publicó hace 16 años.
Un lío romántico para McCain
The New York Times sugiere que el senador tuvo una aventura hace ocho años
Isabel Piquer
El senador John McCain, con toda probabilidad el candidato republicano a las elecciones presidenciales, tuvo que desmentir ayer una posible relación -sentimental o interesada- con una lobista (empleada de un lobby) de Washington, ocurrida hace ocho años. La noticia, que apareció ayer en portada de The New York Times, ha desatado una auténtica tormenta en las primarias.
McCain hizo lo que se hace en estos casos: comparecer ante los medios acompañado de su mujer. Con Cindy McCain sonriendo a su lado, el veterano senador por Arizona negó la mayor. "Obviamente estoy muy decepcionado con el artículo. No es cierto", dijo con aire compungido.
"En ningún momento he hecho algo que pudiera traicionar la confianza pública o tomado una decisión que pudiera dañar el interés público a favor de una persona o de una organización".
McCain calificó a la lobista, Vicki Iseman, de "amiga" y reconoció haberla visto "hace unos meses" en un acto público. Momentos antes, en un comunicado, su campaña criticó la decisión del prestigioso diario neoyorquino. "Es una vergüenza que The New York Times se rebaje hasta el punto de lanzar este tipo de ataques".
El artículo que tanta polémica ha despertado se remonta a las primarias presidenciales que McCain perdió ante el actual presidente George Bush, en 2000. Por aquel entonces, sus asesores empezaron a preocuparse por la constante presencia en las oficinas del senador de una joven lobista de la firma Alcalde & Fay, que representaba a grandes compañías de telecomunicaciones.
Iseman, de 40 años, solía acompañar a McCain en eventos recaudatorios e incluso en algunos viajes en jet privado.
"Convencidos de que su relación se había convertido en sentimental, algunos de sus ayudantes intervinieron para proteger al candidato de sí mismo, dando instrucciones al personal para bloquear el acceso de esta mujer, advirtiéndole en privado y hablando con el propio senador", asegura el artículo.
El diario cita varias fuentes anónimas y en ningún momento afirma tener pruebas contundentes de una posible relación ilícita. Bill Keller, director del periódico, defendió ayer su decisión: "Publicamos las historias cuando estamos listos. Listos significa que hemos comprobado los hechos y que los interesados han tenido la oportunidad de contestar".
No se puede permitir un deslizSiempre es molesto que alguien sostenga en una campaña electoral que engañaste a tu mujer en el pasado. Aunque sólo sea una insinuación, este caso es aún peor para John McCain.Uno de sus grandes retos en los próximos meses es ganarse el apoyo de los sectores más conservadores del Partido Republicano, lo que incluye a los creyentes evangélicos y los cristianos ‘renacidos'.Esta gente es muy estricta en cuestiones morales. La simple idea de que el candidato no esté a la altura moral que ellos se exigen a sí mismos lo descalificaría ante las urnas. Y la cosa viene de lejos, porque el ala derecha de los republicanos no cree que McCain sea uno de los suyos. McCain intentará jugar sus cartas. La opción más obvia es acusar a The New York Times de juego sucio. Hay una cosa que está clara: los conservadores odian mucho más al periódico neoyorquino que a su futuro candidato presidencial.
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