Este artículo se publicó hace 13 años.
Lucha por el poder en la cúpula militar de Pakistán
Los sectores anti-EEUU quieren cambiar las relaciones con Washington
Isabel Piquer
Nuevas revelaciones sobre el rápido deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán. Según han asegurado fuentes estadounidenses, el máximo responsable militar paquistaní, el general Ashfaq Kayani, estaría a punto de dimitir, presionado por la cúpula del Ejército cada vez más contrario a las exigencias de Washington en la lucha contra Al Qaeda.
Kayani, jefe del Estado Mayor Conjunto, un grupo de 11 militares que dirige los asuntos de defensa de Pakistán, estaría luchando por su puesto, afirmaba ayer en portada The New York Times, tras revelar el pasado miércoles que Islamabad había detenido a cinco informadores que ayudaron a vigilar el paradero de Osama bin Laden en la zona residencial de Abbottabad donde vivió escondido durante seis años.
Los halcones del Ejército presionan para que dimita el comandante Kayani
Aparentemente, Kayani "está luchando por sobrevivir", aseguraba el diario neoyorquino citando una fuente anónima paquistaní, "los otros jefes han adoptado una postura muy antiestadounidense, y tiene que calmarlos".
El responsable militar está ahora "bajo mucha presión" para limitar e incluso cortar las relaciones con Washington que han empeorado considerablemente desde la operación contra Bin Laden de la que Islamabad no sabía nada.
En un país donde los militares siempre han tenido mucho que ver en la política, Washington está preocupado por los vientos de rebelión que corren no sólo por la cúpula sino también entre los mandos intermedios que, según The New York Times, además de cuestionar la autoridad del general Kayani, también ponen en entredicho la del jefe de los servicios secretos, el ISI, el teniente general Susha Pasha.
Kiyani, que había apostado junto a Pasha por un acercamiento a Washington, estaría ahora intentando satisfacer a las bases islamistas del Ejército con una línea más dura con Estados Unidos.
De hecho Islamabad, que lleva ya varios años protestando contra el recrudecimiento de los ataques de aviones teledirigidos en las zonas fronterizas, unos 120 desde que Barack Obama asumió el poder, habría cortado agua y suministros a la base en Pakistán que los estadounidenses usan para lanzar estas operaciones, lo que les ha obligado a desplazar su centro operativo a Afganistán. Washington ha empezado a evacuar parte del personal que tenía ahí desplazado. El mes pasado, el Parlamento paquistaní aprobó una resolución pidiendo el cese inmediato de estos ataques.
La operación de EEUU contra el líder de Al Qaeda el pasado 2 de mayo fue la gota que colmó el vaso. "Estados Unidos está haciendo algo mal: cuanto más presionen al Ejército paquistaní, más defensiva será su postura", sostuvo en declaraciones a Efe el teniente general retirado Talat Masud que habló de la "frustración" y "angustia" del aparato de seguridad tras el asalto de comandos de élite a la finca de Bin Laden, situada a tiro de piedra de la principal academia militar del país.
Desde el Pentágono se advierte del riesgo de cortar lazos con Islamabad
El malestar en Islamabad también se siente en el Capitolio. Con el creciente deterioro de las relaciones, algunos legisladores estadounidenses han vuelto a plantear la suspensión de la ayuda militar a Pakistán, que desde los atentados del 11-S, suma unos 21.000 millones de dólares, unos 2.000 millones al año.
En su testimonio ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado el pasado miércoles, el todavía secretario de Defensa, Robert Gates, que en cuestión de días será sustituido por el actual jefe de la CIA, Leon Panetta, quiso quitar hierro al asunto. "Todos los gobiernos se mienten los unos a los otros", dijo Gates a modo de consuelo, "así se hacen las cosas, incluso algunos de los aliados más próximos a Estados Unidos mandan a gente para espiarnos, es el mundo en el que vivimos".
Advertencia de MullenEl jefe del Estado Mayor Conjunto, Mike Mullen, advirtió por su parte que enemistarse con los paquistaníes sólo podría empeorar las cosas. "Si nos vamos", dijo Mullen, la zona "podría ser mucho más peligrosa dentro de diez años y tendríamos que volver".
Entre los informadores detenidos en Pakistán por aportar información a EEUU para capturar a Bin Laden figuraría un miembro del Ejército paquistaní, según aseguraba ayer The Washington Post. Se trataría de un médico militar, Amir Aziz, que vivía pegado al recinto donde se alojaba Bin Laden y su familia e informó de los movimientos de sus ocupantes sin saber en ningún momento de quien se trataba, información que ha sido desmentida desde Pakistán.
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