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Lucha desesperada por evitar la fusión de un tercer reactor japonés

Los ingenieros no logran enfriar el núcleo de la unidad Fukushima 2. Un experto asegura que la central no estaba preparada para resistir un tsunami. Francia estima que el accidente nuclear es más grave de lo que mantiene Japón

DAVID BRUNAT

El único de los tres reactores de la central de Fukushima que parecía funcionar correctamente, el número 2, es el que finalmente ha convertido en una posibilidad muy real una catástrofe nuclear en el norte de Japón (así te hemos contado en directo todos los acontecimientos del lunes). Los ingenieros continúan trabajando a la desesperada para enfriar el núcleo del reactor y evitar así que explotara debido a las altas temperaturas. La diferencia con lo ocurrido en las dos ocasiones anteriores (reactores 1 y 3) es que esta vez no lo están consiguiendo.

Francia fue el primer país en levantar la voz de alerta sobre el peligro. Para el presidente de la Autoridad de la Seguridad Nuclear (ASN), André-Claude Lacoste, 'no hay duda de que se ha producido ya un principio de fusión', y elevó el nivel de alerta hasta 5 o incluso 6, mientras que el Gobierno japonés lo limitaba a 4. La catástrofe de Chernóbil (Ucrania, 26 de abril de 1986) registró un nivel 7,  el máximo de la escala.

Fukushima ya ha sobrepasado el nivel de radiación de la central de Three Mile Island, la planta estadounidense situada en Pensilvania que en 1979 sufrió la fusión parcial del núcleo del reactor. 'A nivel global, los desechos radiactivos en el entorno son importantes', incidió la ASN. 'Estamos ante una crisis que podría durar semanas', destacó su presidente.

Francia estima que el accidente nuclear es más grave de lo que mantiene Japón

Según la agencia Kyodo, la radiación detectada en la planta de Fukushima es el doble del máximo registrado hasta ahora, tal como indica una información facilitada por la Tokyo Electric Power, la empresa propietaria de las instalaciones.

Japón ya ha pedido oficialmente ayuda al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), en concreto que envíe un equipo de expertos de EEUU y Francia para intentar frenar el desastre. Lo más grave es que los problemas en el reactor número 2 se podrían haber evitado. De hecho, parecen la obra de un saboteador más que el resultado del trabajo de un grupo de expertos nucleares.

La crisis comenzó a raíz de la explosión en el edificio del reactor 3 a primera hora de la mañana, que ya había sido anticipada. Lo que nadie había previsto es que la deflagración dañara el sistema de bombeo para la refrigeración del número 2, que hasta entonces funcionaba sin problemas.

Pronto varios camiones de bomberos empezaron a bombear agua del mar para evitar un sobrecalentamiento del núcleo, pero uno de ellos se quedó sin combustible. No hubo agua suficiente y las barras de combustible de uranio que alimentan el reactor quedaron expuestas durante dos horas y media, una situación extremadamente grave que, según algunos expertos, sólo puede conducir a la fusión del núcleo del reactor.

La explosión en el reactor 3 dañó las bombas para la refrigeración del 2

No tranquilizaron mucho las palabras del ingeniero nuclear Masahi Goto, quien explicó a la cadena británica BBC que el reactor de Fukushima utiliza mezcla de óxido (mox) como combustible, y que el punto de fusión para una posterior explosión nuclear es más bajo que en otras plantas donde se utiliza combustible convencional.

Es más, si ocurriera una explosión, afirmó Goto, 'el plutonio podría esparcirse alrededor de un área el doble de grande que en una explosión nuclear convencional'. 'El núcleo del reactor no está preparado para soportar terremotos o tsunamis, y sus constructores lo sabían'. Para el experto, que participó en el diseño del reactor, 'las próximas 24 horas son críticas'.

Ahora, los responsables de Fukushima se ven ante la tesitura de enfriar como sea el reactor 2 sin disponer de camiones cisterna suficientes para seguir haciendo lo mismo con el 1 y el 2. Una de las medidas que se estaban barajando a última hora es hacer agujeros en las paredes de los reactores para disminuir la presión; eso sí, con el peaje de tener que soltar a la atmósfera vapor radiactivo.

Otra muestra de la gravedad de la situación es que Estados Unidos ha ordenado a sus fuerzas de rescate, entre ellos un portaaviones de la Marina, que no se acerquen a menos de 100 millas de Fukushima. Un equipo que estuvo en tierra firme ayudando en las tareas de rescate padeció una exposición radiactiva leve al atravesar en helicóptero una zona contaminada.

Lo más grave es que las barras de combustible han quedado expuestas 

Las autoridades japonesas han evacuado ya a 600.000 personas entre víctimas del terremoto, del tsunami y del peligro nuclear. De ellas, 183.000 corresponden a población afectada por las radiaciones. El Gobierno ya ha repartido 230.000 unidades de yodo entre todos los centros de evacuación para tratar de evitar la aparición de cáncer de tiroides, que fue la principal enfermedad que sufrieron las víctimas de Chernóbil.

La sensación de que el Gobierno japonés está ocultando información se hizo más evidente entre los ciudadanos. La prensa nacional puso en cuestión el papel del Gabinete de Naoto Kan en la gestión de la crisis. Fukuyama 'no desembocará en una situación similar a la de Chernóbil', insistió desde Tokio el portavoz del Ejecutivo, Yukio Edano, quien también negó que el reactor número 2 vaya a sufrir una explosión como ya les ocurrió el sábado al 1 y el lunes al 3.

Por su parte, la Tokyo Electric Power recordó que si se produce la temida fusión del núcleo del reactor de la central no quiere decir que todo esté perdido. Hay dos barreras de seguridad para mantener la radiación dentro de la planta. La primera es la vasija de acero que envuelve el reactor, y la segunda es el edificio en sí, construido de grueso hormigón. Si también este fallara, entonces sí que no habría vuelta atrás a la catástrofe.

Once personas resultaron heridas al producirse una nueva explosión de hidrógeno en la central de Fukushima, esta vez en el edificio de contención exterior del reactor 3 de la planta 1 (Daiichi). Pese a que el peligro de explosión, por acumulación de los gases liberados para reducir la temperatura del núcleo, era conocido desde hace dos días, los operarios seguían trabajando en el lugar. Entre los heridos, casi todos leves, hay un militar que sufrió fracturas de varios huesos. No obstante, el Gobierno aseguró que la vasija del núcleo del reactor quedó “intacta” y que se podía descartar una “fuga masiva” de radiactividad a causa de la explosión.

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