Este artículo se publicó hace 16 años.
"Lula aún defiende a los indígenas"
Jacir Jose de Souza y Pierlângela Nascimento da Cunha son representantes de los pueblos del Estado brasileño de Roraima
En el norte de Brasil, junto a la frontera con Venezuela y Guayana, 19.000 indios de los pueblos macuxi y wapixana sufren el hostigamiento armado de oligarcas que se niegan a cumplir una orden presidencial. Dos representantes han llegado a Madrid para lograr el apoyo del Gobierno.
¿Cuál es la situación actual en la reserva Raposa Serra do Sol?
Tras la homologación del territorio y el registro de titularidad para la población indígena dictada en 2005, estuvimos muy tranquilos, pero ahora la situación es muy delicada. El motivo es que el Gobierno del Estado de Roraima ha presentado alegaciones ante el Tribunal Supremo para que suspenda la retirada de los terratenientes invasores que decretó el presidente Lula.
¿Qué temen?
Que la violencia contra los pueblos indígenas por parte de los empresarios arroceros aumente. Han quemado puentes para aislarnos, han contratado pistoleros que han disparado contra la población. Nosotros queremos seguir teniendo relaciones comerciales con la ciudad.
No es la primera vez que se registran brotes de violencia en esta región.
Desde que comenzó la llegada de la población no india a la zona y las 200 comunidades indígenas se empezaron a organizar para defender sus derechos sobre esta tierra, existe violencia. Nosotros nunca derramamos sangre, pero a nosotros nos han asesinado a 21 personas sin que nadie haya sido encausado por ello. No aguantamos más.
¿Qué motivos creen que esconde la decisión del Tribunal Supremo de congelar el decreto del Gobierno de Lula?
Hay una alianza entre el Gobierno conservador de Roraima, los grandes oligarcas arroceros y algunos senadores del país. Todos ellos tienen intereses dentro de la tierra indígena y entre ellos se fortalecen. Su argumento oficial es que es demasiado territorio para pocos indios, pero no es cierto. En 1,6 millones de hectáreas viven 19.000 personas, con su organización social y su trabajo, entre el que se encuentra el cuidado de 36.000 cabezas de ganado.
¿Quiénes y cuántos son los terratenientes que han desafiado la decisión del presidente Lula?
Quedan 50 familias, ya que el resto se marchó de buena fe tras recibir indemnizaciones. Los arroceros son seis aunque el más violento es Paulo César Quarteiro, que es el alcalde del municipio de Raposa do Sol.
Además del arroz, ¿qué otras riquezas tiene la región de Roraima?
Hay muchos minerales, oro, diamantes. Hay un proyecto del Gobierno de Roraima para construir una central hidroeléctrica en el río Cotingo, que atraviesa el Estado. También quieren levantar un Parque Nacional para atraer turismo.
La victoria de Lula fue una esperanza para los pueblos indígenas. Hoy, siete años después de su llegada al poder, ¿creen que les está traicionando?
A pesar de sus errores, Lula sigue respetando a los pueblos indígenas. A Roraima envió el Ejército para que las clases oligarcas respetaran a los indios. Hoy mismo ha convocado una reunión con los representantes de la comunidad indígena de Brasil para tratar sobre nuestros problemas. Es la primera vez que un presidente realiza este gesto.
¿Se puede compatibilizar los intereses indígenas con los de las grandes multinacionales?
No. En los lugares donde una empresa ve una hidroeléctrica, nosotros vemos agua. La tierra es sagrada.
¿Qué respuesta esperan de países como España?
Queremos que apoyen a quienes respetamos la ley. Pedimos que defienda la convención 169 de la OIT, que España firmó.
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