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El maestro de kung-fu egipcio que se hizo espía de Israel

La prensa de Egipto revela los detalles de la carrera del agente, que será juzgado próximamente

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

En agosto pasado, el egipcio Tareq Abdel Rezeq Hasan, profesor de kung-fu, entró en la embajada de Egipto en Pekín, pidió hablar urgentemente con el embajador y, cuando lo tuvo delante, le confesó: 'Ya no puedo más. Trabajo para el Mosad y estoy harto de ellos. Quiero viajar con mi esposa a Arabia Saudí. Allí, los israelíes no me encontrarán'.

Hasan puso así fin a una rápida y fulgurante carrera de espía a las órdenes de los servicios de inteligencia israelíes que le hizo viajar mucho y le proporcionó unos significativos ingresos extraordinarios. Los detalles de dicha carrera se han convertido durante los últimos días en un auténtico culebrón por entregas en los medios de comunicación de Egipto, donde próximamente será juzgado y previsiblemente recibirá una condena ejemplar.

Hasan ha confesado que hizo de correo con un destacado agente doble sirio

Su historia comenzó en Pekín en mayo de 2007, cuando Hasan se ofreció para colaborar con el Mosad a través de la página de internet de la agencia de espionaje: 'Soy egipcio, vivo en China y estoy buscando una oportunidad para trabajar con ustedes', había escrito en su primer mensaje.

El Mosad debió creer que Hasan podría ser de utilidad y lo entrevistó y adiestró en técnicas de espionaje. Según la prensa egipcia, Hasan viajó hasta siete veces a Damasco y entró en contacto con un destacado funcionario sirio que le dio acceso a una gran cantidad de información clasificada que él transfirió al Mosad.

Según el profesor de kung-fu, acudió al Mosad porque necesitaba dinero

Además, también estuvo varias veces en Líbano, donde reclutó a empleados de las compañías telefónicas locales que espiaban las comunicaciones de los dirigentes de la organización Hizbolá. Y todavía tuvo tiempo de reclutar a técnicos en telecomunicaciones egipcios que hacían lo propio con personalidades de su país.

Hasan nació hace 37 años en un barrio pobre de El Cairo y desde crío se aficionó a las artes marciales, especialmente al kung-fu. En los noventa viajó a Pekín con una beca para perfeccionar el kung-fu que había aprendido. Al cabo de unos años, cuando regresó a El Cairo, se puso a trabajar como instalador de ascensores mientras que en su tiempo libre impartía clases de artes marciales a particulares o en clubes deportivos.

En 2007 trató de establecer una empresa propia con su hermano, pero las cosas no marcharon bien y Hasan acabó poniendo tierra de por medio y regresó a Pekín buscando nuevas oportunidades. En la capital china tampoco logró despegar y las deudas se acumulaban. Fue en estas circunstancias cuando decidió probar suerte con el Mosad.

El mensaje en clave si el espía corría peligro era: 'Tu novia te envía saludos'

En un primer momento, el Mosad pidió a Hasan que viajara a Katmandú, la capital de Nepal. Allí se alojó en el hotel convenido. Quince días después recibió una llamada que le daba una nueva dirección, esta vez en India. En la embajada israelí en Nueva Delhi tuvo Hasan su primera entrevista. Fue con el agente Yosef Dimor. Este le interrogó concienzudamente durante cinco horas y Hasan también pasó la prueba del polígrafo, que confirmó que no mentía. El profesor de kung-fu confesó que lo que le movía a trabajar para el Mosad era el dinero y Dimor le entregó esta primera vez 1.500 dólares y le ordenó que volviera a China.

En enero de 2008 se le pidió que viajara a Tailandia. Durante tres días continuaron los interrogatorios en la embajada de Israel en Bangkok. A Dimor se le sumaron otros dos agentes: Adi Moshe y Abu Fadi. El primero adiestró a Hasan en cómo reunir información y en cómo transmitirla hasta su destino. El egipcio regresó de nuevo a Pekín y fundó una empresa de importación y exportación que le sirvió de cobertura con el dinero que recibió del Mosad.

La prensa egipcia cuenta que Hasan ha confesado que el Mosad le pidió que hiciera de correo con 'un agente sirio muy destacado' que había trabajado para Israel durante 13 años, y que entre otras cosas había informado de la existencia del supuesto reactor nuclear que los israelíes bombardearon en 2007. Hasan hizo llegar al agente sirio una gran cantidad de dinero así como material de comunicaciones muy sofisticado.

Siguiendo instrucciones de la agencia israelí, Hasan se casó con su novia china. El Mosad pactó con él que, en caso de que el espía corriera algún peligro, los agentes israelíes le harían llegar el siguiente mensaje para que escapara: 'Tu novia te envía saludos'.

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