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El mayordomo que rescató al embajador

El embajador español en Haití vive gracias a que un empleado suyo le sacó de los escombros

SUSANA HIDALGO

El embajador de España en Haití, Juan Fernández Trigo, lo tiene claro: “Le debo la vida a mi mayordomo”. Su mayordomo, Severe Lonet, a su lado, asiente: “Me ayudó Dios, si no, no hubiese podido levantar la losa”, recuerda. La losa de la que habla se le cayó encima al embajador el 12 de enero de 2010 encima del brazo. “Sentí que todo temblaba en la casa, salí corriendo, pero el techo se hundió”, recordaba ayer el embajador en su residencia en la capital haitiana.

Con el brazo atrapado por los escombros, Fernández Trigo estuvo dos horas. “Había réplicas cada diez segundos, las columnas que sujetaban lo que quedaba de casa estaban dobladas, creía que moría”, continúa el máximo representante diplomático español en el país caribeño. Fernández Trigo empezó a gritar, pero los empleados de seguridad que habrían logrado salir de la casa no se atrevieron a entrar a por él por miedo a que la casa se desplomara del todo. Entonces llegó Severe, y su valentía, y él si que se atrevió a entrar a buscar a su jefe. Severe es muy creyente y no hace más que repetir que consiguió levantar la pesada piedra “con la ayuda de Dios”.

'Las columnas que sujetaban lo que quedaba de casa estaban dobladas, creía que moría'

“Recuerdo que empezó a levantar el peso y me decía que ya no podía más, y yo le pedía que tenía que seguir, que si soltaba la losa me iba a cortar el brazo”, continúa el embajador. Cuando por fin Severe logró salvar al embajador, gritó: “¡Aleluya!”. “Lloré mucho, esa piedra sin creer en Dios no la levanto”, insiste un espiritual Severe. Fernández Trigo fue evacuado por los marines de Estados Unidos a Miami. Allí se recuperó de las secuelas, no ha perdido el brazo, pero aún tiene problemas de movilidad. Estuvo de baja hasta el pasado 1 de mayo, día en que se incorporó de nuevo a la embajada haitiana.

“Todavía hay noches en las que el suelo se mueve, por alguna réplica, y claro que asusta”, cuenta, y remite a informes geólogos que aseguran que las placas que provocaron el terremoto de hace un año todavía están “en tensión” y hay riesgo de que, algún día, el seísmo se repita con la misma o más intensidad.

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