Este artículo se publicó hace 12 años.
Las municipales italianas son la última oportunidad para los partidos
Las elecciones en 942 ayuntamientos pueden consagrar al Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo, al que se acusa de hacer "antipolítica"
Pueden considerarse unas elecciones menores. En total son 942 los municipios italianos que van a las urnas entre hoy y el lunes con Génova, Palermo y Parma como ayuntamientos más importantes en juego. Pero no dejan de ser las primeras después de la dimisión de Silvio Berlusconi y la llegada al poder del tecnócrata Mario Monti.
También es la primera vez que los italianos votan tras los escándalos de financiación ilegal que han salpicado a los grandes partidos y es una oportunidad para ver la respuesta social a los recortes e impuestos del Gobierno de los profesores. Aunque sobre todo, se trata de una prueba de fuego para las formaciones políticas de cara a las elecciones generales de 2013 y que podría consagrar al Movimiento 5 Estrellas (M5S) del cómico Beppe Grillo y sus listas ciudadanas.
Grillo es un personaje controvertido, con una gran dosis de egocentrismo y un discurso marcadamente populista al que la mayor parte de la clase política acusa de hacer "antipolítica". La expresión se ha puesto de moda durante la campaña electoral y ahora todo lo que no siga la línea general de los partidos tradicionales se considera antipolítico.
La política de la antipolíticaLa cuestión es que en el panorama político italiano son muy pocos los que se libran de hacer antipolítica. El escándalo de los fondos de la Liga Norte que forzaron a la dimisión del mítico Umberto Bossi el pasado mes de abril es una muestra. Un partido que utiliza el dinero público que le concede el Estado para pagar las reformas de la casa de su líder, los títulos universitarios falsos en Albania del hijo del líder o desvía seis millones de euros a un banco en Tanzania por recomendación del entonces Ministro de Economía, Giulio Tremonti, hace de todo menos política.
Los escándalos de corrpución en los partidos son crónicos lo que se refleja en la desconfianza de los italianosLo mismo se podría decir del Partido Democrático (PD) y de Alianza por Italia (API) y su posición con respecto al escándalo de Luigi Lusi. El todavía senador - electo esta legislatura en las filas del PD- era tesorero de La Margarita, partido liderado por Francesco Rutelli (hoy presidente del API) que entró en la coalición de Gobierno de Romano Prodi en 2006.
Lusi está acusado de haber hecho desaparecer de las cajas del partido casi 40 millones de euros de subvenciones estatales. Dinero que, por otra parte, el Estado ha seguido desembolsando hasta el año pasado pese a que el partido había desaparecido. Rutelli negó en todo momento conocer qué hacía Lusi con las arcas de La Margarita y Pierluigi Bersani, el secretario general del PD, se limitó a expulsarlo del partido y a desentenderse del tema. Ambos están impulsando una ley para repensar el sistema de financiación de los partidos. Aunque puede que sea demasiado tarde.
El viernes, la Fiscalía de Roma solicitó el permiso de la Cámara Alta para proceder al arresto de Lusi. Habrá que ver cómo termina la votación. Es posible que la clase política quiera empezar a soltar lastre antes de las próximas generales. Pero son muchos los casos de políticos acusados de delitos graves que han terminado por librarse de ir a prisión gracias a la connivencia de sus vecinos de escaño. El caso Lusi, además, pone de manifiesto que ni la izquierda se libra de la corrupción en Italia, algo que había estado ligado siempre a los partidos conservadores.
La izquierda no se ha librado de los casos de corrupción, algo ligado de siempre a los partidos conservadoresEn las filas del Pueblo de la Libertad (PdL) de Berlusconi, que en esta ocasión no compartirá listas con los candidatos de la Liga Norte, los casos son crónicos. Ayer, Il Fatto Quotidiano denunciaba el ejemplo de Adriano Sinopoli, candidato al ayuntamiento de Civitavecchia. Prometió un puesto en el Senado a tres jóvenes del partido si le conseguían 44.000 euros. Estos grabaron en vídeo las conversaciones y decidieron hacerlas públicas.
Luego está el caso del ayuntamiento de L'Aquila, donde Berlusconi prometió una vida de ensueño a los habitantes después del terremoto que arrasó la ciudad en 2009 y aún hoy hay vecinos que duermen en barracones a la espera de que el Gobierno les arregle sus casas. O el de Casal di Principe, feudo del clan camorrista de los Casalesi gracias al colaboracionismo del presidente de la provincia de Nápoles (PdL), Antonio Cesaro, y al coordinador del PdL en Campania, Nicola Cosentino. Ambos imputados hoy por asociación mafiosa.
Movimiento ciudadanoCon estos ejemplos, afirmar que Grillo hace antipolítica cuando llama a los ciudadanos a no pagar el Impuesto de Bienes Inmuebles (IMU en Italia) si los políticos no se recortan los sueldos y renuncian a sus pensiones vitalicias; o cuando participa en las manifestaciones No Tav contra la construcción del tren de alta velocidad Turín-Lyon por el alto coste y las consecuencias ambientales que tendrá para la zona, no es más que otro ejercicio de cinismo de la clase política convencional.
Grillo se ha llevado los golpes mientras su M5S trabajaba directamente con los ciudadanosAtacar a Grillo puede ser muy sencillo y también un error. El cómico ha hecho una campaña frenética recorriendo pueblo por pueblo, ciudad por ciudad, explicando los cinco puntos básicos de su movimiento: Medioambiente, agua, desarrollo económico, conectividad y transporte público. Y mientras él se ha llevado los palos, haciendo de agitador, los miembros de sus listas cívicas han estado trabajando en contacto directo con los ciudadanos.
La política, si es que alguna vez lo hizo, hace tiempo que dejó de tener una conexión directa con el italiano de a pie. El objetivo del M5S es proteger los bienes comunes, los servicios públicos, y fiscalizar las acciones de los ayuntamientos gobierne quien gobierne haciendo participar a la población en la toma de decisiones. En la teoría no parece precisamente nada antipolítico, sino muy democrático.
Pérdida de confianzaMientras luchan contra un cómico, la popularidad de los partidos se refleja claramente en el último sondeo de Ipsos para el programa de Rai3 Ballarò . En caso de elecciones generales anticipadas, el 64% de los italianos pensarían "ayuda, vuelven los políticos", por un 20% que contestaron "menos mal, vuelve la política"; El 74%, además, creen que las promesas de cambio que están haciendo los partidos estos días no son más que un cuento.
El partido de Berlusconi estaría en mínimos históricos en cuanto a intención de voto si hubiera unas generales En ese sondeo, el PD partiría con ventaja en unas elecciones generales con el 26,2% de los votos. El PdL de Berlusconi solo obtendría el 20%, su peor resultado; y la Liga Norte un 7,2%, cuatro puntos menos que en los anteriores comicios. Curiosamente, el M5S obtendría un 7,7%, cuatro puntos por encima de las encuestas de inicios de año, lo que supondría que por vez primera llegaría al Parlamento.
La descomposición de los partidos es un hecho. A ello han contribuido tres factores. Los casos de corrupción, su incapacidad para afrontar la crisis y el apoyo sin condiciones al Gobierno de Monti, del que el 37% dice que será recordado como "el Ejecutivo de los impuestos", y el 19% como "el Gobierno de los presuntos expertos".
Y hasta la aceptación del propio Monti está en picado. El 51%, ante la falta de alternativa política, le da su apoyo pero en un mes ha perdido 10 puntos de confianza, lo que es muy significativo.
Suicidios e impuestosPor último, estas elecciones están marcadas por los numerosos casos de suicidios recogidos por los medios en los últimos meses. Muchas de las personas que se han quitado la vida eran empresarios o trabajadores con fuertes problemas económicos. De las estadísticas tendrán que ocuparse los organismos oficiales, pero la prensa los relaciona directamente con la crisis.
El viernes, muchas de las mujeres que se han quedado viudas marcharon por Roma exigiendo al Gobierno que afloje las medidas restrictivas que están ahogando a las familias.
Tratar de solucionar la crisis a costa de los de siempre sin tener en cuenta las consecuencias sociales y sin poner en marcha un buen plan para la recuperación económica también debería considerarse antipolítica. Incluso si es un técnico el que lleva los mandos del Gobierno gracias al apoyo de los partidos políticos.
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