Este artículo se publicó hace 12 años.
Mursi intenta controlar la revuelta de los jueces mientras la calle se inflama
Un decreto del presidente egipcio el jueves que le da más poderes provocó una huelga de la magistratura y violentos episodios en varias ciudades con más de 500 heridos
El presidente egipcio, Mohamed Mursi, se reúne este lunes con el jefe del Consejo Superior de Justicia y del Tribunal de Apelación, Mohamed Metuali, para tratar de aliviar la crisis que se ha desatado en el país tras el decreto con el que el mandatario blindó sus poderes el pasado jueves y que desencadenó una huelga indefinida en gran parte de la magistratura.
Mediante la declaración constitucional que emitió el jueves pasado, Mursi se blindó ante la Justicia y declaró sus decisiones "inapelables". Hace dos días, el Colegio de Jueces, la asociación de la magistratura en Egipto, decidió suspender el trabajo en todos los tribunales y fiscalías del país, en protesta por esa medida.
Asimismo, el Consejo Superior de Justicia, máximo órgano de gobierno de la judicatura, ha calificado de "agresión sin precedentes contra la independencia del poder judicial" la declaración constitucional. Aun así, el Consejo ha solicitado a los jueces y fiscales que continúen en sus puestos de trabajo por el interés de la población.
En un intento de calmar los ánimos, la Presidencia egipcia insistió ayer en que la declaración constitucional es temporal y que no pretende concentrar poderes, al tiempo que hizo un llamamiento a las distintas fuerzas políticas para lograr un consenso sobre la Constitución. "Este decreto es considerado necesario con el fin de hacer rendir cuentas a los responsables de la corrupción, así como de otros crímenes, durante el régimen anterior y el período de transición", dijo Mursi en un comunicado.
El punto de partidaHassan Nafaa, profesor de ciencias políticas de la Universidad de El Cairo, destacó a Reuters el esfuerzo de la presidencia y el poder judicial para resolver la crisis, pero agregó que sus declaraciones son "vagas". "La situación se encamina hacia más problemas", dijo.
Las imágenes de manifestantes enfrentándose con la policía antidisturbios en la Plaza Tahrir de El Cairo fueron un recordatorio inquietante de la revolución que acabó con el dictador Hosni Mubarak. "Estamos de vuelta al punto de partida, política y socialmente", dijo Mohamed Radwan, de Pharos Securities, una firma de corretaje de Egipto.
Más de 500 personas han resultado heridas en las protestas desde el viernes. Anoche, un adolescente de 15 años, seguidor de los Hermanos Musulmanes, falleció y otras 60 resultaron heridas durante el asalto a una sede de la cofradía islámica en el norte de El Cairo. Según el Partido Libertad y Justicia (PLJ), grupo político de la Hermandad, en la que militaba Mursi antes de convertirse en presidente, el joven Islam Fathi Masud murió durante un ataque de baltaguiya (matones) contra un edificio de los Hermanos Musulmanes en Damanhur, en medio de la ausencia total de policía. Las sedes de la Hermandad han sido objetivo de asaltos desde el jueves pasado, mientras que los opositores al presidente mantienen una acampada en la plaza cairota de Tahrir, cuyas inmediaciones han sido escenario de choques entre manifestantes y la policía, en protesta por el decreto.
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