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Neutralidad climática Derrota verde en Bruselas: Polonia impide que la UE declare la neutralidad climática en 2050

Pese a la falta de acuerdo total, los líderes han vendido el resultado final como un compromiso de que Europa sí se compromete a alcanzar la neutralidad, “aunque un estado miembro no puede comprometerse en este momento a implementar el objetivo”.

 Ursula Von der Leyen y Macron durante la última cumbre del Consejo de Europa del año, Bruselas. EFE/ Olivier Hoslet

Todo estaba preparado para anunciar el compromiso por la neutralidad climática de la UE en 2050, incluidos elegantes vídeos, mensajes de Twitter y un logo especial que rezaba “Climate-neutral 2050” para el fondo de la rueda de prensa de los líderes de las instituciones comunitarias al término de la reunión. Nada podía fallar, excepto la realidad.

Los líderes europeos anunciaron este viernes de madrugada que el continente se compromete a la neutralidad de carbono para 2050, pero que un país -Polonia-, no está en la capacidad de “implementar” ese acuerdo en este momento, y que lo volverá a considerar en junio del año que viene.

Conseguir un acuerdo este jueves por la noche era clave para enviar un mensaje poderoso a la Cumbre del Clima que se celebra en Madrid, cuyo objetivo de desarrollar unos mercados de carbono mundiales robustos están encontrando trabas en países como China, India o Brasil. “Si mañana, por el viernes, la UE no tira del carro de la COP25 va a ser difícil conseguir los objetivos a nivel global”, reconocía una fuente diplomática española.

Y por eso los líderes estuvieron sentados durante más de diez horas -acabaron en torno a las dos de la madrugada- para tratar de convencer a los últimos tres países que faltaban por comprometerse: Polonia, República Checa y Hungría.

Andrej Babiš: "La energía nuclear es una energía limpia. No sé por qué muchos países tienen un problema con ella"

Para meterse en el bolsillo a checos y húngaros, bastó con añadir una frase en el acuerdo final que admita que la energía nuclear se considera verde a efectos de neutralidad climática -no emite CO2-. “La energía nuclear es una energía limpia. No sé por qué muchos países tienen un problema con ella”, decía al llegar a la cumbre Andrej Babiš, primer ministro de un país que posee dos centrales nucleares que producen un tercio de su electricidad y que tiene en sus planes construir al menos otra planta más.

Más duros fueron los polacos, cuya electricidad depende en alrededor de un 80% de las minas de carbón. Para entrar por el aro querían dinero sobre la mesa que ayude a compensar por los puestos de trabajo que perderán al reconvertirse a fuentes verdes. La Comisión ha prometido un fondo de transición justa que movilice hasta 100.000 millones de euros de gasto público verde, nadie se opone a esto, pero aún no está claro de dónde exactamente se sacará el dinero ni qué inversiones concretas financiará en qué países. Eso dependerá de las muy duras negociaciones que se esperan el año que viene por el nuevo presupuesto a siete años de la UE.

“Los costes de la transición energética son más altos que en otros países más afortunados en el pasado y que tuvieron la oportunidad de basar sus economías en un abanico de fuentes de energía más variado”, decía al llegar a la cumbre el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki.

Un golpe de creatividad

Así que, a falta de un acuerdo real, los nuevos líderes de las instituciones europeas tiraron de creatividad. “Hemos alcanzado un fuerte compromiso. Queremos que Europa sea el primer continente climáticamente neutral del mundo”, decía el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al inicio de su rueda de prensa al filo de la madrugada.

“A la luz de las últimas evidencias científicas y en la necesidad de ir un paso más allá en la acción climática global, el Consejo Europeo respalda el objetivo de conseguir una UE climáticamente neutral en 2050, en línea con los objetivos de los Acuerdos de París”, rezan las conclusiones aprobadas por los líderes. Pero, para que Polonia no les aguara la fiesta y aceptara, tuvieron que añadir a continuación: “Un Estado Miembro no puede comprometerse en este momento a implementar el objetivo en la parte que le concierne”.

Charles Michel: "Queremos que Europa sea el primer continente climáticamente neutral del mundo"

El resumen del truco de magia por el belga Michel: “Compartimos la misma meta, pero aceptamos que un país necesita más tiempo para decidir sobre su puesta en marcha”. “Necesitamos creatividad si queremos hacer avanzar el proyecto europeo”, reconocía.

Convencer a Polonia dependerá de cuánto dinero verde europeo habrá para la reconversión industrial y adónde irá exactamente. Una decisión que formará parte de de las discusiones sobre el nuevo presupuesto general de la Unión Europea para el período 2021-2027, que los líderes tratarán de acordar durante el año que viene.

No va a ser fácil: con la salida del Reino Unido prevista para el 31 de enero, se va un contribuyente neto que deja un agujero cuya parte nadie parece querer cubrir. “Es un tema extremadamente complejo, probablemente el presupuesto europeo más complicado desde que la Unión Europea existe”, reconocía Charles Michel.

En torno a febrero se prevé que haya una cumbre especial sobre este tema. Así que, muy bien, Morawiecki dice en junio revisarán si pueden comprometerse con la neutralidad climática. Traducido: cuando los polacos sepan si hay dinero europeo o no para financiar el cierre de sus minas de carbón y quizá construir nuevas centrales nucleares o invertir en otras energías no emisoras de CO2.

Michel: "Necesitamos creatividad si queremos hacer avanzar el proyecto europeo"

Una fuente de Moncloa se mostraba a favor de flexibilidad y ayudas, “siempre y cuando no sean injustas”. “No tendría sentido que el grueso de la ayuda vaya a los más retardatarios, y los que tenemos leyes más ambiciosas no se nos ayude”, explicaba durante la tarde del jueves.

Será el año que viene cuando veremos si, de verdad, la Unión Europea en su conjunto se compromete a alcanzar el objetivo de la neutralidad climática y a poner las herramientas para cumplirlo. Lo que no sabemos aún es qué fórmula de relaciones públicas le quedará entonces a la Unión Europea para vender el compromiso real.

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