Este artículo se publicó hace 11 años.
"No fue sólo Videla. Fue una dictadura cívico-militar-religiosa"
La presidenta de las Madres de Plaza de Mayo reclama que el Gobierno argentino y la Iglesia abran sus archivos para conocer a quién entregaron en falsa adopción los bebés que nacieron cuando sus madres estaban presas
Nora Cortiñas, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, conversó con Público sobre el fallecimiento del ex dictador Jorge Videla cuando cumplía cadena perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura argentina (1976-1983).
¿Cómo ha tomado la muerte del ex dictador Videla?
No me genera ninguna alegría. Yo no festejo la muerte de nadie. Se murió en una cárcel, y ésta es la parte de satisfacción dado que no se murió en la cama de su casa, sino condenado. Todavía hay muchos impunes, pero en este caso, Videla es el responsable de infinidad de muertes, torturas, apropiación de bebés y es el que además intentó destruir los lazos de solidaridad de nuestro pueblo. Ésta es una muerte más de uno de los represores que tuvo la Argentina. Tenemos que seguir con nuestra lucha por la verdad y la justicia día por día.
¿Qué se lleva Videla consigo?
Se lleva el peso de su proceder genocida y de asesino, pero queda para la memoria nuestra lo que fue el terrorismo de Estado aquellos años de la dictadura cívico-militar-religiosa que tuvimos. Hay que incluir a la Iglesia católica. Queda la imagen de un país que han querido destrozar, pero gracias a la generosidad y valentía de los testigos siguen los juicios. Hay muy pocos procesos en otros países de América Latina, y nosotros, empujando, hemos conseguido juicios en todas las provincias. Cuesta mucho todavía, pero con nuestra movilización esperamos que la Argentina llegue a ser un país sin impunidad.
¿Cree que la muerte del ex dictador va a ser un obstáculo para acceder a más información sobre los desaparecidos?
No, de ninguna manera. Los represores tienen archivos en todas partes, sólo hay que buscarlos. El Gobierno [de Cristina Fernández] tiene que tener la fuerza de voluntad para abrir esos archivos y saber qué pasó con cada uno de los detenidos-desaparecidos, hombres y mujeres. También para que los jueces abran sus gavetas y digan prontamente a quién entregaron en falsa adopción esos bebés que nacieron cuando sus madres estaban en cautiverio y que fueron apropiados. Hay material para mostrar al mundo y para que nosotros logremos la verdad y la justicia.
¿Por qué cree que falta voluntad política?
Porque hay archivos. Ni Videla ni los que murieron se los llevaron en el cajón. No es que no quieran, es que falta decisión.
¿De quién depende que se muestren?
Del Gobierno, y del actual Papa Francisco, que tiene las llaves de los archivos. La Iglesia Católica argentina fue cómplice de este horror. Entraban a los campos de concentración, palmeaban a las víctimas para que siguieran hablando. Nunca salieron de un centro clandestino de detención para denunciar públicamente lo que presenciaban. Algunos intentaron liberar a alguno con el que tenían mucha amistad, pero ¿por qué no a todos?
De los miembros de la Junta Militar que dieron el golpe de Estado en 1976 (Videla-Eduardo Massera-Orlando Agosti), qué papel le atribuye al ex dictador en los casos de asesinatos y secuestros?
Creo que la responsabilidad es de los tres. La figura de Videla fue la más prominente, fue mostrado como el mayor asesino, pero no fue sólo él. Esto se hizo alrededor de una mesa, planificando día por día, buscando y pidiendo nombres a todos los que fueron cómplices. Empezó en 1974 con la Triple A y la presidenta constitucional Isabel Martínez de Perón, y la Triple A comenzó a practicar esa metodología infame que es la desaparición forzada de personas, que es el crimen de los crímenes. Es cuando a una persona se le priva todos los derechos de manera absoluta. Y ellos son responsables de este delito de lesa humanidad que ofende a la humanidad misma. La de Videla es una historia más, de horror, pero una historia más.
¿Se hizo justicia contra los crímenes del ex dictador?
Fue tardía, pero va habiendo Justicia. En cada juicio el testimonio de las víctimas muestra que lo que vivimos no tiene perdón, ni olvido, ni reconciliación con ellos. No están arrepentidos, volverían a hacerlo. Así que no hay ningún atenuante, salvo la Justicia. Videla se murió condenado por muchos crímenes. Nosotros tenemos el compromiso con todos los hijos que quedaron en el camino de seguir la lucha para saber qué pasó con cada uno de ellos. Y nadie podrá pararnos, sólo nuestra propia muerte. No admitiremos que alguien quiera por decreto o por decisión poner fin a los juicios. Seguiremos peleando hasta que no quede nadie impune. No queremos venganza, sino justicia: la que ellos le negaron a nuestros hijos.
¿Está bien considerar a Videla el símbolo de la dictadura argentina?
No, no es el símbolo él sólo. Es uno de los máximos responsables, pero no el único. Acá hubo una planificación, todo fue fríamente calculado. Hay muchos todavía libres, pero no vamos a parar. Ese compromiso lo llevamos en las vísceras.
¿Qué va a pasar con las causas que seguían en curso y en las que estaba imputado?
Vamos a tener que hablar con los jueces. No creo que causas mueran. En los procesos judiciales en los que él estaba involucrado hay otros que acompañaron.
¿Qué cree que va a significar para Argentina la muerte de Videla?
Nada más que una muerte más. Las madres ya tenemos muchos años, y muchos padres ya no están, pero ahora están el grupo de hermanos y de hijos. En la historia siempre habrá algún descendiente, así que seguiremos buscando la justicia y la verdad total.
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