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La nueva era de Francia tras el horror

Los atentados perpetrados por el Estado Islámico en París suponen un antes y después no sólo en la vida cotidiana de los franceses, que verán recortada su libertad, sino también en la política gala e internacional.

Un hombre pasa junto a un grafitti reciente que dice "París te amo" en la Plaza de la República en París, Francia. REUTERS / Jacky Naegelen

RUTH GABILONDO

PARÍS.- Una semana después de que los terroristas del Estado Islámico asesinaran a 129 personas en el centro de París, el país ha comenzado a experimentar los primeros cambios. Mientras los ciudadanos asumen los recortes en sus libertades civiles en pro de la seguridad nacional, los partidos políticos suman fuerzas contra el Estado Islámico y el presidente François Hollande busca apoyos internacionales, que probablemente se alcanzarán en los próximos días en las reuniones que mantendrá con sus homólogos de EEUU y Rusia, Barack Obama y Vladimir Putin, respectivamente.

Francia se enfrenta así a una nueva era después de la tragedia del 13 de noviembre. Los atentados han dejado una huella imborrable en el país y en el mundo entero y han obligado al Gobierno a actuar con contundencia. Y es que cuando a la sociedad todavía le dolían los atentados contra la revista satírica Charlie Hebdo del pasado enero, los terroristas volvieron a atacar el corazón del país, masacrando a jóvenes que disfrutaban de la noche del viernes.

Ante estos hechos, la sociedad está atemorizada porque es consciente de que el país puede sufrir nuevos ataques yihadistas. Por ello, respalda las medidas policiales e, incluso, el cambio constitucional anunciado por el Gobierno galo tras los ataques que, entre otras cuestiones, afectará a la población en su día a día, ya que supone limitar su libertad. Pese a ello, la prolongación en tres meses del estado de emergencia es respaldada mayoritariamente por la sociedad. “Hay un gran nerviosismo y la gente está pidiendo protección. Las medidas anunciadas por el presidente tienen el apoyo de la población”, defiende Jean Jacques Kourliandsky, investigador del Institut de Relations Internationales et Stratégiques (IRIS).

Algunos expertos incluso van más allá. “Yo creo que la sociedad francesa está dispuesta a aceptar el estado de urgencia durante años”, sostiene Phillippe Moreau Desarges, investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI). Al respecto, el diario Le Parisien publicó un sondeo que revela que más del 70 por ciento de los ciudadanos está a favor de esta medida de excepción. El porcentaje desciende hasta el 55 por ciento en el apoyo a la modificación de la Constitución, pero porque la población “no sabe exactamente qué es”. El estado de urgencia responde a unas leyes adoptadas en el año 1955 en plena guerra contra Argelia, con lo cual “habrá que actualizarlas y hay muchas preguntas al respecto”, asegura Kourliandsky.

Un corazón y la palabra 'coraje' junto a los impactos de bala en uno de los cristale del restaurante Casa Nostra en la Rue de la Fountaine au Roi de París.- EFE

Pero más allá de las dudas que se puedan plantear los ciudadanos, estos entienden “perfectamente” la “necesidad e importancia de activar este estado de urgencia para dar seguridad al país y atrapar lo antes posible a todos los terroristas, a esa gente que está totalmente loca”. “Sabemos que va en contra de la libertad, pero momentáneamente es necesario”, señala una vecina de París, Sylvie, de 78 años, tras colocar unas flores en memoria de las víctimas en la plaza de la República. Su marido se muestra “contento” de que haya sido un gobierno de izquierdas el que ha tomado esta decisión, pese a que ésta contempla realizar registros en domicilios privados sin orden judicial, entre otras medidas.

La imagen reforzada de Hollande

Precisamente, la rápida actuación del Ejecutivo galo, que desde el primer momento adoptó medidas contra el terrorismo, iniciando una operación contra el Estado Islámico en Siria, podría llevar a los socialistas a amortiguar su caída en las elecciones regionales de diciembre, según auguran los expertos. En concreto, las palabras de Hollande dirigiéndose a la población tras los atentados y el aumento de las fuerzas de seguridad en todo el país habrían ayudado a relanzar la imagen del presidente.

Hay miedo en la población. Cuando el Gobierno toma medidas de defensa de la seguridad pública, eso produce un fenómeno de movilización a favor del organizador de la defensa colectiva. El partido de Gobierno, el Socialista, podría en cierta medida resistir a la prueba electoral, que se anunciaba bastante difícil”, explica Jean Jacques Kourliandsky.

Cheikh Amine Haddadi, presidente de la Asociación Socio-Cultural y Educativa Musulmana de París, considera que puede haber dos ganadores en la batalla electoral de diciembre: “Los socialistas y la derecha del Frente Nacional”. Ésta última opción es “peligrosa”, advierte.

A quien no auguran buenos resultados es a Los Republicanos, el rebautizado partido del ex presidente Nicolas Sarkozy. “La derecha no puede pronunciarse en contra de las medidas que se tomaron en los últimos días. Sarkozy hace una crítica muy matizada diciendo que está a favor de las medidas tomadas por el gobierno, pero que llegan demasiado tarde. Está en una situación bastante incómoda”, señala Kourliandsky.

Y, por ello, hay algunas voces como la de Amine Haddadi que cuestionan el giro a la derecha de Hollande, su acercamiento a las políticas de Sarkozy. Sin embargo, otras consideran que es “lo normal” ante la complicada situación por la que atraviesa Francia. “Que hoy se diga que Hollande se acerca a Sarkozy o a Le Pen no tiene ninguna importancia. Lo importante es que Hollande y su equipo aparezcan como un gobierno sólido”, contradice Moreau Desarges.

Rusia, "un actor importante"

Este investigador insiste en que no sólo es importante que el Gobierno francés se presente como un ejecutivo firme y unido, sino que alcance un importante acuerdo internacional en su lucha contra el terrorismo, que “retome la vía diplomática”. De la misma opinión es el experto de Institut de Relations Internationales et Stratégiques (IRIS), que considera que en estos momentos el mundo tiene “un adversario común”. Y, en este caso, Rusia es “un actor importante”. “No se podría imaginar una solución a lo que está pasando en esa parte del mundo sin la participación de Rusia”, insiste.

Esta posible consolidación de una alianza entre Francia, EEUU y Rusia supondrá un cambio “cualitativamente importante” contra El Estado Islámico y su concepto de Califato, que ya se ha convertido en una amenaza global. “Ya hay extensiones en una parte de África, pero puede extenderse a algunas zonas de Asia. En cualquier momento, un grupo, como una franquicia, puede reconocer la autoridad del Estado Islámico”, justifica.

Imagen de la reunión de ministros de Defensa de la UE en Bruselas tras los atentados del pasado viernes en París. REUTERS/Delmi Alvarez

Imagen de la reunión de ministros de Defensa de la UE en Bruselas tras los atentados del pasado viernes en París. REUTERS/Delmi Alvarez

Por ello, apoyan las reuniones que mantendrá el presidente Hollande con Barack Obama y Vladimir Putin, así como la petición de un cónclave del Consejo de Seguridad de la ONU para aprobar una resolución contra el Estado Islámico a través de la cual se otorgue el fundamento jurídico internacional necesario para emprender próximas acciones.

En las antípodas de esta defensa de una alianza internacional se encuentra el presidente de la Asociación Socio-Cultural Musulmana, que critica que “Francia haya decidido seguir a EEUU”, bombardeando países como Siria. “Hemos destruido países que se han convertido en un volcán. Después de todas estas decisiones de coalición habrá un retorno negativo en Francia. No podemos bombardear una población y luego decir que hemos matado a cuatro terroristas”, se enfurece.

El problema, en casa

Francia no sólo tendrá que lidiar internacionalmente para tratar de fulminar al Estado Islámico, sino que deberá resolver un problema dentro de su propia casa. En los últimos atentados se ha puesto de manifiesto que los terroristas no vienen de un país lejano, sino que han crecido en la República.

Es el país de Europa Occidental con un mayor número de gente joven que se va a Siria a luchar. Hay más de 1.000, de ellos 140 murieron de una forma u otra en Siria y más de 500 están todavía combatiendo. Y, lo que más preocupa a las fuerzas de seguridad francesas es que una parte ha vuelto”, explica Jean Jacques Kourliandsky.

En este punto, es cuando existe un mayor riesgo de que una parte de la población tome represalias contra la comunidad musulmana, al realizar el peligroso binomio ‘musulmán-terrorista’. Cheikh Amine Haddadi es muy consciente de la difícil situación que vive su colectivo, que se ve de nuevo obligado a explicar que no tiene nada que ver con los yihadistas.

La gente llora cerca de la escena de un tiroteo el día después de una serie de ataques mortales en París.- REUTERS / Yves Herman

“Son gente que no conocemos, con la que no tenemos relación. Me gustaría saber por qué nos piden que digamos ‘condenamos’, creo que deberíamos parar este juego, porque la comunidad musulmana se va a sentir todavía más estigmatizada”, reclama. “El pueblo francés comenzará a comprender que los musulmanes no tienen nada que ver con todo esto”, confía.

De lo que sí puede presumir la sociedad francesa es de la unión de sus ciudadanos tras los atentados, más allá de la condición religiosa. La solidaridad colectiva es notable, y pese al miedo a nuevos atentados, la gente quiere mantener su forma de vida. “Es el mensaje que hay que enviar a los terroristas”, afirma Florian Bouquet, presidente del Consejo Departamental del Territorio Belfort.

Aunque tras los atentados se han vivido momentos de tensión por culpa de falsas alarmas, la sociedad trata de no dejarse caer en la psicosis. Esta semana ha habido movimientos a través de las redes sociales invitando a la gente a volver a ocupar las terrazas, que el pasado viernes fueron cruelmente atacadas por los terroristas. Algunas de ellas aún presentan balazos, que son tapados con flores de esperanza. “Estamos orgullosos de ser franceses”, culmina el investigador Moreau Desarges.

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