Este artículo se publicó hace 12 años.
Una nueva oleada de atentados deja al menos 60 muertos en Irak
Han explotado bombas por todo el país. Los objetivos han sido patrullas policiales, la red de transportes, zonas comerciales y barrios chiíes y cristianos
Al menos 60 personas murieron este jueves y más de 200 resultaron heridas en una cadena de ataques en Bagdad y en otras zonas de Irak, informaron fuentes policiales y del Ministerio del Interior.
Al menos 36 personas murieron en Bagdad, donde 10 explosiones destrozaron vecindarios mayormente chiíes durante la hora de mayor tráfico en la mañana, además de apuntar a patrullas policiales, usuarios de la red de transporte y multitudes en zonas comerciales. Más de una decena de explosiones y atentados impactaron en otras ciudades del país, desde Mosul en el norte a Hilla, al sur de Bagdad, y muchos tenían como objetivo a la policía.
Al menos otras cinco personas murieron a causa de nuevas explosiones, que se producían horas más tarde de las anteriores. Un civil falleció y otros 96 resultaron heridos al explotar un cohce bomba cerca de un colegio de primaria en Al Mesayeb, en la provincia de Babel. En esa localidad, en Hila, también detonó otro vehículo, que mató a una persona e hirió a otras ocho. En ese lugar las fuerzas de seguridad consiguien desactivar una bomba que estaba en otro vehículo. Asimismo, en el norte de Hila, en la zona de Al Nil, un policía perdió la vida y otros dos sufrieron heridas por el estallido de varias cargas explosivas, que provocó importantes daños materiales.
Todo apunta a que los ataques van dirigdos a elevar la tensiones religiosas entre comunidades
Los ataques, que parecen enfrentar a insurgentes suníes ligados a Al Qaeda con comunidades chiíes, han elevado los temores de un regreso a las feroces luchas sectarias que azotaron Irak y mataron a miles de personas en 2006 y 2007. Los atentados de este jueves apuntaban a vecindarios chiíes y fuerzas de seguridad, un blanco frecuente de los insurgentes suníes. Funcionarios iraquíes auguraron que ambos grupos intentarían fomentar las tensiones sectarias con atentados después de que las fuerzas estadounidenses volvieran a casa.
De estos sucesos, el Ministerio del Interior acusó a la red Al Qaeda, y apuntó que los grupos terroristas "están haciendo grandes esfuerzos para dar la impresión de que la situación de seguridad en Irak no es estable".
La violencia de este jueves terminó con semanas de relativa calma, mientras el primer ministro iraquí, el chií Nuri al Maliki, y líderes suníes buscan resolver una crisis política surgida tras la salida de las tropas estadoundenses.
Aunque la violencia se ha reducido en relación a los peores días del conflicto, rebeldes suníes vinculados a Al Qaeda aún tienen la capacidad de perpetrar asaltos a gran escala, a menudo atacando edificios del Gobierno y de la policía en un intento por mostrar que Maliki no puede garantizar la seguridad a los iraquíes.
La inseguridad se ha visto acompañada por una crisis política que se desencadenó al día siguiente de la retirada estadounidense, coincidiendo con la emisión de una orden de arresto contra el vicepresidente suní, Tareq al Hashemi, por supuestos delitos de terrorismo.
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