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Obama obliga a BP a compensar a las víctimas del vertido

La petrolera creará un fondo de 20.000 millones de dólares para los damnificados. El acuerdo no excluye futuras demandas

ISABEL PIQUER

Barack Obama obtuvo ayer el compromiso de la petrolera británica BP de crear un fondo de compensación de 20.000 millones de dólares para las víctimas del vertido en el golfo de México. British Petroleum, que operaba la plataforma cuyo colapso provocó el desastre ecológico, se avino a crear este fondo tras una reunión que se anunciaba tensa con el presidente de EEUU.

'Cuando viajé por el golfo, escuché la frustración de los afectados ante la lentitud de las indemnizaciones', dijo Obama al anunciar el acuerdo. Sin embargo, el presidente se cuidó de especificar que la cifra de 20.000 millones 'no supone un tope' ni una limitación a posibles demandas de los estados afectados.

BP también aceptó la creación de otro fondo de cien millo-nes de dólares para los trabajadores de las plataformas que se han quedado sin trabajo después de que Washington aprobara una moratoria de seis meses para todas las prospecciones en el golfo.

El anuncio selló el encuentro de más de dos horas entre Obama y la cúpula de BP: el presidente del Consejo de Administración, Carl-Henric Svanberg, el presidente ejecutivo, Tony Hayward, su número dos, Bob Dudley, y los responsables de la petrolera en Estados Unidos, Lamar McKay y Rupert Bondy.

El fondo estará dirigido por Kenneth Feinberg, que hasta ahora se encargaba de controlar los salarios de los altos ejecutivos de Wall Street y que gestionó en su momento otra cuenta altamente controvertida: la que compensó a las familias de las víctimas del 11-S.

El presidente de BP pide perdón 'al pueblo estadounidense'

'BP siempre ha asumido sus responsabilidades y lo dijimos desde el principio', declaró Svanberg, quien aprovechó su brevísima comparecencia ante los medios 'para pedir perdón al pueblo estadounidense' y asegurar, con fuerte acento sueco, que se preocupaba mucho por el destino 'de la gente modesta' .

Según los términos preliminares del acuerdo, que adelantó The New York Times, la petrolera tendrá varios años para ir alimentado el fondo y así evitar verse en apuros financieros con sus inversores. Svanberg anunció también que este año ya no repartirá dividendos.

Desde que estalló la crisis, BP se ha gastado unos mil millo-nes de dólares en las operaciones de contención del desastre en Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida.

El presidente había prometido en contadas ocasiones que haría pagar a la petrolera todo el coste de la marea. Varios congresistas habían avanzado ya la cifra de 20.000 millones. El de ayer es un acuerdo sin precedentes: la ley aprobada después de la catástrofe del Exxon Valdez de 1989 limitaba las indemnizaciones a 75 millones de dólares.

En la noche del martes, madrugada de ayer en España, Obama se dirigió a la nación desde el Despacho Oval para prometer que 'en los próximos días o semanas' debería empezar a recuperarse más del 90% del petróleo que se sigue vertiendo en el golfo, y que a finales del verano la fuga podría estar sellada; el tiempo necesario para que 'BP termine de cavar un pozo auxiliar'.

Obama aboga por un futuro de menor dependencia del petróleo

Poco antes del discurso, el Gobierno revisó las cifras del vertido, una vez más al alza: 60.000 barriles al día (unos 94 millones de litros), el doble de lo que se calculaba.

El presidente, que definió este vertido como 'el peor desastre ecológico de la historia de EEUU', se mostró en todo momento muy crítico con BP. 'Haremos que BP pague por el daño que ha causado', afirmó Obama, que también se comprometió: 'Combatiremos el vertido con todo lo que tenemos y durante el tiempo que sea necesario'.

Más allá de la catástrofe, Obama habló de un futuro menos dependiente del petróleo.

'Las consecuencias de nuestra falta de acción son muy claras', dijo Obama. 'Países como China están invirtiendo en energías, trabajos e industrias limpias que deberían existir en EEUU. Cada día mandamos casi mil millones de dólares a países extranjeros para importar petróleo'.

Ayer era difícil calibrar si Obama consiguió, después de su discurso y sobre todo del anuncio del fondo de compensación, cambiar la imagen de pasividad que ha caracterizado a su Gobierno en los casi dos meses de crisis, desde que el 20 de abril estallara la plataforma Deepwater Horizon.

Muchos comentaristas se preguntaban por qué la Casa Blanca había esperado tanto tiempo para verse con los responsables de BP, en especial con Tony Hayward, la cara más visible de la catástrofe.

El de ayer es un acuerdo sin precedentes en este tipo de catástrofe

'¿Por qué el encuentro no tuvo lugar hace seis semanas, cuando quedó claro que los esfuerzos por contener la fuga habían fracasado y que una marea negra parecía inevitable?', se preguntaba ayer el comentarista político Steven Pearlstein en el Washington Post. 'Tenía que haber quedado claro, tanto para Obama como para Hayward, que debían afrontar este lío juntos'.

Desde el ala progresista del Partido Demócrata también se criticó el discurso presidencial por no adoptar en ningún momento un tono más medioambiental. Obama no se refirió al calentamiento global y sólo empleó la palabra 'clima' una vez, al hablar de la ley sobre el medio ambiente que la Cámara de Representantes aprobó el año pasado y que sigue estancada en el Senado.

El cambio más inmediato ha sido nombrar a un ex vicefiscal federal, Michael Bromwich, a la cabeza de la agencia federal que supervisa la producción de petróleo y gas natural en las propiedades federales, como era el caso de Deepwater Horizon.

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