Este artículo se publicó hace 11 años.
Obama pone a los palestinos entre la espada y la pared
Eugenio García Gascón
En la mañana del jueves, el cónsul general de Estados Unidos en Jerusalén viajó los 20 kilómetros que lo separan de Ramala llevando en su cartera un mensaje imperioso: El presidente Mahmud Abás debía responder inmediatamente con un "sí" claro a la última propuesta del secretario de Estado John Kerry, puesto que un "no", o una respuesta evasiva, tendrían consecuencias negativas para las relaciones bilaterales.
La visita del cónsul fue otra puntilla sobre la testuz de Abás y debe sumarse a las amenazas múltiples y constantes que durante las últimas semanas se han lanzado sobre el inquilino de la Muqataa. La más visible es que la ayuda occidental, que resulta vital para mantener con vida a la ANP, corre peligro si Abás no se sienta pronto "a negociar" con el primer ministro Binyamin Netanyahu.
A las tres de la tarde del mismo jueves comenzó en la Muqataa un tormentoso cónclave de la dirección palestina en el que la mayoría de los miembros se opusieron a la propuesta de Kerry y le exigieron "aclaraciones", especialmente en lo tocante a las fronteras de 1967. Los participantes demandaron una posición clara con respecto a la línea verde como base para cualquier negociación.
Justo a esa misma hora, a las tres de la tarde, la oficina de Netanyahu difundió un comunicado según el cual Israel no aceptaba la línea verde de 1967 como base para las negociaciones, lo que explica que los dirigentes palestinos entraran en la reunión con los ánimos muy caldeados y que las discusiones, acaloradas, giraran en torno al citado comunicado.
El presupuesto de la ANP depende en gran parte de una cuantiosa ayuda exterior. Solo Estados Unidos y la Unión Europea contribuyen conjuntamente con un 40 por ciento de ese presupuesto que tiene por objetivo principal mantener una ANP pasiva, y cuyo segundo fin es mantener la seguridad de Israel y no hacer ningún tipo de ruido, o el menor ruido posible. Si se cae la ayuda de EEUU y la UE, también cae la ANP.
La única alternativa de Abás era dar un portazo y marcharse a su casa. De hecho, Abás ya ha dicho en varias ocasiones que tal vez eso sea lo mejor que puede hacer puesto que las negociaciones con Israel no conducen a ninguna parte.
La enorme presión americana ha adquirido tintes dramáticos en las últimas horas poniendo a Abás entre la espada y la pared. A estos efectos Kerry se reunió el miércoles en Ammán con representantes de la Liga Árabe que al término del encuentro también instaron a Abás de manera perentoria a aceptar el ultimátum del presidente estadounidense, Barack Obama, sin más dilación. La Liga Árabe sunní anda demasiado ocupada luchando contra los chiíes de Irán, Siria, Líbano y hasta de Irak, y no tiene tiempo para dedicarlo a la cuestión palestina.
El etéreo plan de Kerry prevé que se inicie una negociación de entre 6 y 9 meses sobre fronteras y seguridad, y si para entonces hay acuerdo en esas dos cuestiones se abordarían otras, como Jerusalén, el agua y los refugiados.
En este contexto, los palestinos se han visto obligados a renunciar a sus dos principales demandas, ya que el plan de Kerry no exige la detención de la construcción en los asentamientos de Cisjordania, incluida Jerusalén, y no fija la línea verde de 1967, como base para las negociaciones, como contemplan las resoluciones de las Naciones Unidas y la ley internacional, lo que significa un claro paso atrás con respecto a la Conferencia de Madrid y los acuerdos de Oslo.
Se abre pues un nuevo periodo en el que Israel se prepara para "negociar la paz" con los palestinos siguiendo los viejos patrones que han estado vigente desde la Conferencia de Madrid de 1991, dos décadas durante las que ha multiplicado exponencialmente el número de colonos en Cisjordania, pasando de 50.000 a más de 300.000, y durante las que ha fagocitado el sector árabe de Jerusalén.
Una vez más la presión desmesurada la sufre el lado equivocado. En lugar de apretar a Israel para que cumpla sus compromisos y acepte la legislación internacional, Kerry aboca toda su fuerza sobre los palestinos, como si de ellos dependiera la paz.
Esto es un grave error que en el mejor de los casos conducirá a una repetición de los acuerdos de Oslo de 1993, una verdadera trampa que en su momento se creyeron muchos ingenuos y que permitió a Israel su expansión constante en los territorios ocupados. De hecho, fueron los años posteriores a Oslo en los que los sucesivos gobiernos laboristas, del Likud y de Kadima intensificaron la construcción en Cisjordania.
La alternativa de Abás es dar un portazo y marcharse a su casa. Abás ha amenazado en alguna ocasión con "entregar las llaves de la ANP" a Israel y retirarse. El presidente palestino es muy criticado por sus compatriotas justamente por no hacer nada y permitir la expansión israelí desde su cuartel general en Ramala. Muchos piensan que dar el portazo, y que Israel se tuviera que hacer cargo de la administración de Cisjordania, tal y como prevé la legislación internacional, sería la decisión más sabia que podría tomar.
Existen numerosas indicaciones de que la actitud de Israel no ha cambiado. Una de las últimas llegó el martes, cuando Kerry se encontraba reunido con Abás en Ammán, momento que Israel aprovechó para informar de su decisión de construir otras 900 viviendas para colonos en los territorios ocupados.
Fue un mensaje claro tanto para Kerry como para Abás, y también para la UE que ha decidido boicotear los asentamientos judíos a partir del año que viene, si bien las decisiones de la UE son inútiles y hasta carecen de cualquier poder de persuasión. Otra prueba: el viernes Israel anunció la construcción de un centenar y medio de viviendas en la Jerusalén ocupada.
La UE ha esperado casi medio siglo para abordar la cuestión de los asentamientos, de manera que Israel puede dormir tranquila otros 50 años mientras la UE mira para otro lado.
El plazo de entre 6 y 9 meses para negociar, en lugar de varias semanas, proporciona a Israel una ventaja adicional ya que implica que los palestinos no irán con el conflicto a la Asamblea General de la ONU de septiembre.
En cualquier caso, el anuncio de Kerry en Ammán representa la enésima repetición de los mismos errores de los últimos veinte años. La experiencia de todos estos años muestra que es absurdo sentar a negociar a israelíes y palestinos y que la resolución del conflicto solo podría llegar mediante una imposición de la comunidad internacional, y aplicando la ley internacional, algo que desgraciadamente no está en el horizonte.
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