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La ONU confirma que se ha subestimado la radiación en Fukushima

Cada día, la central nuclear nipona sigue vertiendo al mar al menos 300 toneladas de agua con un nivel de radiactividad letal para el ser humano. 

PUBLICO / AGENCIAS

Un informe del Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación Atómica alerta de que los criterios y métodos utilizados por las autoridades y empresas japonesas para medir la radiación a la que estuvieron sometidos los trabajadores de la central nuclear de Fukushima-1 después de la fuga radiactiva desestiman ciertas radiaciones por lo que el nivel global de las mismas podría ser hasta un 20% superior a lo que se creía hasta ahora.

El comité ha analizado la radiación a la que estuvieron sometidos unas 25.000 personas que trabajaron en la central de Fukushima-1 desde marzo de 2011, fecha del desastre, hasta octubre de 2012 utilizando los registros proporcionados por las propias autoridades japonesas y ha llegado a esta conclusión, según recoge la agencia de noticias japonesa Kiodo.

Aunque el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, calificase como 'infundado' el temor sobre la zona -aunque el equipo que lo acompañaba medía el nivel de radiactividad con un contador Geiger - la crisis de Fukushima parece aún lejos de su resolución. El pasado 8 de agosto, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón reveló que diariamente se vierten al subsuelo 1.000 toneladas de agua desde la central nuclear, de las cuales unas 300 contienen sustancias altamente radiactivas que llegan al océano Pacífico.

El Gobierno nipón reconoció en agosto que cada día se vierten 300 toneladas de agua radiactiva al Pacífico

Desde entonces, las fugas de agua radiactiva no han cesado y han hecho que en el último mes los niveles de radiactividad en Fukushima-1 se hayan disparado hasta picos de 200.000 becquerelios por litro, capaces de matar a una persona.

La Autoridad Reguladora de la Energía Nuclear, por su parte, ha decidido elevar del uno --que indica una 'anomalía'-- al tres --que indica un 'grave incidente'-- el nivel de alerta por las fugas de agua radiactiva desde Fukushima-1. Además, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) ha expresado su preocupación por las fugas de agua radiactiva desde Fukushima-1 y ha ofrecido al Gobierno de Japón su ayuda para resolver este problema.

La Empresa de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO), que gestiona la planta, sospecha que las fugas radiactivas se deben al desgaste de la resina que une las placas de acero que forman los tanques en los que se almacena el agua contaminada de Fukushima-1, a pesar de que se trata de un compuesto especial, precisamente, para evitar la permeabilidad.

Si bien, ha admitido errores de todo tipo. Entre ellos, que los trabajadores se dejaran abiertas las válvulas que controlan la entrada de agua contaminada desde los reactores a los tanques, la ausencia de contadores en todos los tanques y las escasas patrullas alrededor de los tanques para comprobar que no hay fugas radiactivas.

En este contexto, el primer ministro, Shinzo Abe, ha anunciado que este mes pondrá en marcha un plan con un coste de 21.000 millones de yenes (160 millones de euros) que recupera la vieja idea de congelar el suelo alrededor de los cuatro reactores dañados de Fukushima-1.

Las pruebas de viabilidad comenzarán en el reactor cuatro, en cuyo subsuelo se construirá un entramado de tuberías a las que se inyectará cloruro de calcio a menos 40 grados celsius para congelarlas, encerrando una superficie subterránea de diez metros cuadrados.

El 'muro helado' costará 160 millones y estará operativo en marzo.

Se espera que el 'muro helado' esté operativo hacia el próximo mes de marzo. Si funciona, los operarios de TEPCO construirán otros alrededor de los reactores uno, dos y tres de Fukushima-1. El proyecto estaría completado hacia 2015.

La publicación de este informe tiene lugar apenas tres días antes de la nueva visita de los 16 expertos del Organismo Internacional de la Energía Atómica, que se producirá entre los días 16 y 21 de octubre y  se centrará en revisar los trabajos de recuperación en la accidentada planta nuclear, epicentro de la peor crisis atómica tras la de Chernóbil en 1986.

En este sentido, los técnicos evaluarán las medidas de rehabilitación y descontaminación iniciadas en octubre de 2011, siete meses después del devastador tsunami que provocó el inicio de la crisis, y se reunirán con diversas autoridades del Gobierno de Japón, incluyendo el Ministerio de Medioambiente.

Durante su visita, la misión de la AIEA visitará desde el miércoles 16 diversos centros e instalaciones de descontaminación de la prefectura de Fukushima, creados con el objetivo de eliminar la alta radiación en las zonas de exclusión en torno a la central, muchas de ellas aún abandonadas y aisladas.

La llegada del equipo, invitado por el Gobierno nipón y que examina las evoluciones en Fukushima varias veces al año, se produce tras dos semanas turbulentas en las que los técnicos de la planta han tenido que afrontar las duras críticas de la Agencia Nuclear de Japón (NRA), tras concatenar diversos errores críticos.

Los problemas en Fukushima-1 se deben al terremoto y el tsunami que el 11 de marzo de 2011 arrasaron la costa de la prefectura japonesa, dando lugar al peor accidente nuclear de la historia, junto al de la central de Chernóbil, en Ucrania.

Fukushima-1 estaba preparada para un terremoto, ya que Japón se asienta sobre una falla, pero no para un tsunami, por lo que el azote del mar provocó varias explosiones de hidrógeno que hicieron que los núcleos de algunos de sus reactores se fundieran parcialmente.

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