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La OTAN pone fin a la operación militar en Libia tras la muerte del tirano

Rasmussen asegura que el dictador libio no era un objetivo en las operaciones de la Alianza

DANIEL BASTEIRO

Sin Muamar Gadafi, la misión de la OTAN tiene los días contados. Así lo confirmó el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, que anunció que la misión Protector unificado terminará el 31 de octubre. Tras una larga reunión de los embajadores aliados, celebrada en Bruselas, Rasmussen dijo que la muerte del dictador y el final de las operaciones militares brindan 'un momento histórico' que deja 'en manos del pueblo libio su futuro'.

El secretario general aseguró que la decisión formal se tomará la semana que viene y que la organización militar consultará a la ONU y al Consejo de Transición Libio sobre los pasos a seguir. Esa es precisamente la gran incógnita, ya que algunas voces han pedido a la OTAN que mantenga algún tipo de presencia en el país y entrene al nuevo Ejército libio, dos asuntos que quedaron sin responder.

Rasmussen aseguró estar 'orgulloso' porque la Alianza ha 'evitado una masacre y salvado incontables vidas'. Sin embargo, la OTAN se desmarca de la captura y muerte del dictador. 'Ni el coronel Gadafi ni ningún otro individuo fue objetivo de nuestras operaciones', aseguró el jefe de la Alianza, que en un comunicado aseguró desconocer que el exlíder libio fuera un integrante de la caravana atacada por sus efectivos.

Alianza ha 'evitado una masacre y salvado incontables vidas', defiende Rasmussen 

Desde mediados de marzo, la OTAN se hizo cargo de una misión que lideraron inicialmente Francia y Reino Unido, pero en la que se negó a participar Alemania. Su objetivo era 'proteger a la población civil' de ataques del régimen de Gadafi. Con la colaboración de España, un embargo de armas y una operación aérea selló Libia por mar y aire. Se prolongó tras su caída por la amenaza que todavía representaba la resistencia, concentrada en torno a Sirte, la ciudad natal del dictador. Según los datos de la Alianza, la misión operó en total 26.156 vuelos, incluyendo casi 10.000 ataques.

Rasmussen rechazó las críticas que durante meses cuestionaron primero la intromisión de la Alianza en el país africano y más tarde la incapacidad para acabar con un régimen de fuerzas muy mermadas. La operación fue 'rápida, flexible, efectiva y precisa' y demuestra que 'la libertad es el arma más fuerte del mundo', según Rasmussen.

El secretario general eludió aclarar si la organización militar planea otro tipo de misiones para seguir probando esa afirmación. Según Sergei Lavrov, el ministro de Exteriores ruso, los aliados se disponen 'a repetir el guión libio' en Siria.

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