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La OTAN hace ya las maletas para poder irse de Afganistán en 2014

DANIEL BASTEIRO

Hoy se cumplen diez años de la reacción de EEUU y la comunidad internacional a los atentados del 11 de septiembre de 2001, pero para la efeméride no se izarán muchas banderas ni se celebrarán grandes conmemoraciones. Los ministros de Defensa de la OTAN confirmaron ayer que tienen las maletas preparadas y la reserva asegurada para el vuelo de vuelta de la guerra de Afganistán, el conflicto 'más largo de la historia de EEUU', en palabras del presidente Barack Obama.

La guerra de Afganistán se acabará en 2014, según los planes de la Alianza Atlántica. En Bruselas, sede política de la organización, los ministros pasaron revista a los avances en la estabilización del país, pero evitaron reivindicar una victoria que defienden con la boca pequeña por las escasas esperanzas de mejora de la situación en Afganistán. 'Necesitamos una paciencia estratégica', resumió el ministro de Defensa alemán, Thomas de Maiziere. 'Es más complicado bajarse de un árbol que subirse', reconoció.

La Alianza Atlántica ha puesto fecha al fin de la guerra en el país: 2014

¿Por qué es tan 'complicado' abandonar Afganistán? Expertos y funcionarios de la Alianza argumentan muchos motivos, como la difícil convivencia de las tropas con la población local, el escaso desarrollo económico y político del país o la tarea imposible de acorralar a la insurgencia, que se refugia en feudos como la región más oriental, a caballo entre Afganistán y Pakistán.

Con estos factores sobre la mesa pocos concluyen que los talibanes han sabido imponerse en el conflicto bélico, sino más bien que la OTAN no ha conseguido ganar la guerra por errores estratégicos de bulto. Entre ellos se cuentan el desmantelamiento de las Fuerzas de Seguridad afganas o el retraso en reconstruir las capacidades militares del país, un proceso bautizado como la 'afganización' del conflicto y que sólo se puso en marcha en 2009.

El ministro alemán aboga por que la retirada no sea una estampida

Para el ministro alemán, son errores derivados de la soberbia de la operación. 'Hemos estado diez años en Afganistán. Al principio de la operación hubo expectativas demasiado altas que no fueron satisfechas. No deberíamos repetir este error', aseguró, pidiendo ahora que la retirada no se convierta en una estampida.

Lo cierto es que la retirada de Afganistán está en marcha, como demuestran los meticulosos calendarios diseñados en los 48 países que componen la coalición que dirige la OTAN. Estados Unidos, mayor accionista de la operación en número de soldados, anunció hace unos meses el repliegue de 10.000 de sus 90.000 efectivos antes de final de año y la vuelta a casa de otros 23.000 antes del verano. España tiene en Afganistán a alrededor de 1.500 soldados, de los que replegará un 10% antes del verano y hasta un 40% en el primer semestre de 2013, según confirmó la ministra de Defensa, Carme Chacón. El resto de países también tienen previsto un ritmo de repliegue gradual hasta transferir el mando militar a las autoridades de Kabul.

Ante la imagen de retirada que dan los números, la OTAN esbozó ayer un mensaje de signo contrario. 'No se equivoquen: la transición no significa salida, no nos iremos cuando los afganos se pongan al frente', prometió en una rueda de prensa el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.

Un informe de la ONU asegura que los ataques han aumentado un 39%

Según él, tras 2014 se renovarán los programas de fortalecimiento de las fuerzas de seguridad. 'Significa entrenamiento, educación. Significa asegurarse de que las fuerzas afganas y sus autoridades tienen la capacidad y apoyo que necesitan para hacer que su país sea seguro', añadió.

Aunque el calendario de repliegue está muy asumido, Rasmussen no descarta que el empeoramiento de la situación haga necesario un cambio de planes. En su opinión, 'es demasiado pronto para hacer una valoración final sobre si serán necesarias contribuciones adicionales complementarias. Dependerá mucho de la situación de seguridad a finales de 2014', advirtió.

En su primera reunión desde que asumió su nuevo cargo, Leon Panetta se apuntó al doble mensaje, del que Obama es el contrapeso con su anuncio de retirada. 'Está claro que nadie se está apresurando a marcharse. Al contrario, ha habido un compromiso real de todos con una relación duradera con Afganistán', aseguró el secretario de Defensa de EEUU.

Sin embargo, los 2.750 soldados de la coalición muertos en combate pesan en una opinión pública que además está sometida a recortes de los presupuestos públicos como consecuencia de la crisis económica.

Es muy difícil de predecir cómo de seguro será Afganistán en 2014. Un informe de Naciones Unidas publicado a finales de septiembre aseguró que en lo que va de año el número de ataques ha ascendido un 39%, con hasta 7.000 episodios violentos tan sólo en los últimos tres meses que cubría el documento. Los ataques se centran en el sur y sureste del país y tienen como cara visible Kandahar, la segunda ciudad del país.

A pesar de este repunte, el ministro de Defensa afgano, invitado a participar en la reunión de ayer, aseguró que la situación no es tan grave como indican las cifras. Los talibanes 'se centran en artefactos caseros y bombas en las carreteras, así como esos espectaculares ataques y asesinatos de cargos del Gobierno y personalidades nacionales', en palabras de Abdul Rahim Wardak. Los talibanes sólo disponen ya de un núcleo de irreductibles integrado por 5.000 hombres, según los cálculos del Gobierno. Una vez neutralizados, dice Kabul, el país logrará por fin la paz.

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