Este artículo se publicó hace 13 años.
Ouattara asume la Presidencia de Costa de Marfil
Su investidura acaba con años de guerra civil
Alassane Ouattara ya es presidente en funciones de Costa de Marfil desde la detención, el pasado 11 de abril, de Laurent Gbagbo. Pero ayer era un día simbólico para los 20 millones de marfileños: tras seis meses de violenta crisis poselectoral y unos 3.000 muertos, Ouattara fue investido oficialmente quinto presidente del país africano, y se pone así fin a un largo bloqueo institucional y político de diez años. Costa de Marfil era un país dividido desde el estallido, en 2002, de una guerra civil entre pro y anti-Gbagbo. "El día de hoy es un momento histórico", porque la crisis terminó "con la victoria de la democracia. Es un éxito para Costa de Marfil y toda África", dijo ayer el nuevo jefe de Estado.
Sin embargo, los desafíos son numerosos: Costa de Marfil debe reorganizar su producción de cacao, pilar de la economía muy afectado por la crisis, y enfrentarse a las consecuencias del conflicto. Mientras las autoridades anunciaron la creación de una comisión de paz y de reconciliación, la Corte Penal Internacional informó de que iba a investigar los crímenes de todos los bandos involucrados en el conflicto de esos últimos meses.
Elegido el 28 de noviembre del año pasado, Ouattara nunca había saboreado los honores de una ceremonia. El presidente saliente Gbabgo rechazó su victoria y le obligó a vivir encerrado en un hotel de Abiyán, la capital económica. Ayer, delante de miles de personas en Yamusukro, capital administrativa, Ouattara fue investido jefe de Estado. Además de varios homólogos africanos (de Malí, Gabón, Guinea, Senegal, Togo, Nigeria, entre otros), también acudieron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y sus ministros de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alain Juppé y Henri de Raincourt, respectivamente. Para la prensa francesa, era una manera de mostrar la fuerza viva de la llamada Françafrique; es decir, una red de intereses económicos y políticos que la antigua potencia colonial tejió en el continente africano tras retirarse.
En su discurso de investidura, Ouattara no se olvidó de Francia, "con la que Costa de Marfil tiene relaciones históricas y una visión común del futuro". París mantiene a unos 2.000 militares en el país africano, que jugaron un papel importante en la detención de Gbagbo en abril pasado.
El quinto presidente de Costa de Marfil desde la independencia, en 1960, quiso inaugurar su mandato bajo el signo de la reconciliación y de la unidad en un país marcado por la división política y territorial desde hace una década. "Ha llegado el momento de restablecer los valores profundos de nuestra bella Costa de Marfil y de reunir a todos los marfileños. Debemos celebrar la paz, porque sin ella, no hay desarrollo posible", dijo Ouattara.
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