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Predicciones para 2022 El mundo en 2022: mayores riesgos climáticos y más confianza en las vacunas y la economía

El próximo año será el de la vacunación masiva y el de una economía que emergerá pese a las tensiones inflacionistas, en medio de un clima más extremo, pero con notables cambios tecnológicos. Así ve el mundo la encuesta global de Ipsos en 2022. Los expertos, sin embargo, modelan otros augurios geoestratégicos.

Una persona recibe una vacuna contra el Covid-19, en el Hospital Infanta Sofía, a 30 de diciembre de 2021, en San Sebastián de los Reyes, Madrid.
Una persona recibe una vacuna contra el Covid-19, en el Hospital Infanta Sofía, a 30 de diciembre de 2021, en San Sebastián de los Reyes, Madrid. Eduardo Parra / Europa Press

Una ola de optimismo se ha apoderado del planeta. O, cuanto menos, y para ganar en precisión, un ligero halo de mayor confianza respecto a 2021. Porque, a juzgar por la encuesta global de la multinacional demoscópica Ipsos, la entrada en el Tercer Año después del Coronavirus revela un subconsciente colectivo global en el que impera una notable salud económica y la reversión de la Covid-19 por la propagación de las vacunas. El sondeo de opinión, entre 33 países, con 22.023 encuestas individuales entre una población de entre 16 y 74 años lanzada entre el 22 de octubre y el 5 de noviembre, sobre seis bloques de asuntos de candente actualidad geoestratégica, se inclina a pensar, en clave más pesimista, que la vuelta a la normalidad también afectará a la masificación de las ciudades o al retorno al trabajo tradicional. Aunque, en general, 2022 será un mejor año para vivir en el Planeta Tierra. Eso sí, con más catástrofes naturales, más tecnología al uso y con el persistente fantasma de la inflación merodeando el ciclo de negocios post-Covid.

Covid-19. Más de la mitad de los encuestados, un 56%, creen que ocho de cada diez personas en todo el mundo recibirán en 2022 al menos una dosis de vacunas. Los latinoamericanos lideran el optimismo -el 81% de los peruanos, el 76% de los brasileños o el 69% de los chilenos- frente al escepticismo europeo, donde apenas ven esta necesaria acción de solidaridad global el 42% de los franceses, el 38% de los suizos o el 33% de los alemanes. Resulta llamativo que el 47% de la muestra, casi la mitad, esperan la aparición de un nuevo virus mortal a medio plazo.

Medio Ambiente. La mayoría social cree que en 2022 habrá más inclemencias meteorológicas derivadas del cambio climático. Seis de cada diez aprecian algún fenómeno extremo en su país a lo largo del ejercicio. Especialmente, entre los europeos, que manifiestan su sensibilidad hacia un asunto en el que han tenido presente el impacto de las inundaciones de 2021. De ahí que no resulte sorprendente que el 72% de los holandeses, el 69% de británicos o el 66% de los belgas lo vean con ojos pesimistas. En este apartado, el sondeo también deja constancia de que el 45% de la población mundial espera que se reduzcan los vuelos -y, por tanto, el factor contaminante del queroseno- en relación a 2019. Pese a que en países como en China (un 68%), o en Singapur y Tailandia (66%) se quiebra esta tendencia.

Economía. Un nítido 75% -tres de cada cuatro- espera que los precios en sus países crezcan por encima de sus ingresos. Aunque con casos excepcionales, pero nada sorprendentes, como el de Japón, donde se ha instalado desde hace décadas la deflación, con sólo uno de cada tres (33%) percepciones de que su economía seguirá la estela mundial. Tampoco parece haber calado en la opinión pública internacional la amenaza de un colapso bursátil, que sólo detecta el 35%. Todo lo contrario. La encuesta genera una mayor confianza en unos mercados estables en 2022 con respecto a 2021, cuando el porcentaje a favor de una debacle fue del 40%.

Sociedad. El 71% da por descontado que las grandes capitales de sus naciones volverán a estar saturadas, con altas presiones demográficas, fenómeno al que contribuirán los trabajadores que, de forma regular, volverán a las oficinas. El 87% en China es la porción más significativa. Si bien también destaca también el 78% de argentinos, brasileños y colombianos. También cunde el pesimismo en materia de tolerancia con el prójimo. Sólo el 28% piensa que en 2022 mejorará la empatía social. En una horquilla que oscila entre el 60% de la India y el 9% de Francia.

Tecnología. Más de la mitad -el 57%- atisba que sus vidas entrarán en un mundo virtual a lo largo de 2022 de manera habitual. Dato que se eleva hasta casi ocho de cada diez (un 77%) en Turquía y que desciende al 36% en Reino Unido y Arabia Saudí y a sólo el 18% en Japón. Cuatro de cada diez confían en que sus gobiernos introduzcan reglas estrictas sobre las multinacionales tecnológicas en esta dirección para evitar abusos contra los derechos individuales. El 83% piensa que los conglomerados mediáticos tienen demasiado poder de convicción e influencia con las nuevas tecnologías que, según Wall Street Journal, "cambiarán nuestras vidas en 2022" con el coche eléctrico, las fintechs y la telemedicina ganando posiciones de mercado o por la mayor capacidad de los medios de comunicación para dirigir tendencias y opiniones.

Tres cuartas partes de la población mundial espera un 2022 mejor; desde el 54% de los japoneses hasta el 94% de los chinos, aunque cuatro de cada diez esperan una catástrofe natural en su país

Amenazas globales. Cuatro de cada diez esperan un desastre natural en alguna de sus ciudades más pobladas o importantes. Un porcentaje que crece hasta el 63% en EEUU y al 58% en Turquía. En contraste, los escandinavos son más optimistas. Sólo una minoría lo considera. El 24% de los suecos e, incluso, el 21% de los daneses. Una porción similar (el 38%) aprecia un ciberataque en 2022. Masivo y patrocinado por algún gobierno extranjero, que causará un bloqueo global en las redes de telecomunicaciones. ¿Un Armagedón? Uno de cada tres. El 34% ve un uso de armas nucleares en algún conflicto mundial, cota que salta hasta el 52% entre los turcos. Mientras que sólo uno de cada siete (el 14%) espera la visita de alienígenas a la Tierra, con India concentrando el mayor porcentaje.

En general, el estudio demoscópico de Ipsos deja un panorama más halagüeño para el próximo año. Tres cuartas partes -el 77%- espera un ejercicio mejor. Dentro de un rango que va desde el 54% de los japoneses hasta el 94% de los chinos. Un sentimiento que también afloró en 2021 en la mayoría de los países seleccionados en la encuesta. De hecho, en la muestra se pasa revista al primer año de la pandemia. Y el resultado es concluyente: el 90% cree que 2020 fue un periodo fatal para su país. También en el ámbito personal, nueve de cada diez lo consideran aún el peor para sus familias; porcentaje que baja hasta el 56% al analizar 2021. Casi tres de cada cuatro ven la resolución de sus problemas personales en 2022 para el que tres de cada cinco observan una economía más robusta el próximo ejercicio.

La visualización del mundo en clave geoestratégica

Un grupo de expertos internacionales deja retazos en el Council on Foreign Relations (CFR), think tank con sede en Nueva York, de fenómenos con visos de cobrar protagonismo en 2022. Thomas J. Bollyky, investigador en el del Programa de Salud Global, habla del juego de influencias que se ha generado en torno a las donaciones de vacunas. Con EEUU y Europa, por este orden, como principales emisores de dosis a países emergentes o en desarrollo, y con China, como la tercera en discordia.

Bollyky asegura que estas naciones esperan recibir tres cuartas partes de los 2.700 millones de vacunas comprometidas por el primer mundo en 2022. Pero su distribución depende de consideraciones diplomáticas. Especialmente, entre las dos superpotencias. No de un intento por su parte de combatir la desigualdad global en el empleo de las vacunas. Y pone como botón de muestra la "desproporcionada" cantidad que ha llegado a países de Asia-Pacífico -Buthan o Malasia y Sri Lanka han inmunizado a más del 60% de su población o Camboya, al 78%-, a donde EEUU, China y Europa han destinado más de la mitad de sus contribuciones, mientras en África, donde los intereses geoestratégicos de los tres bloques no son tan intensos, y que concentra a 42 países de rentas medias y bajas, con 1.100 millones de personas, apenas han recibido dosis para inmunizar al 10% de su población.

La diplomacia sanitaria, pues, estará también a la orden del día en 2022. Bollyky recuerda que sólo el 27% del personal médico de las naciones subsaharianas está vacunado y que la República Democrática del Congo, Etiopía y un país latinoamericano, Venezuela -entre las prioridades en materia geopolítica de la Casa Blanca y Bruselas- sólo han recibido donaciones externas para el 5% de sus residentes.

Carl Minzner, su analista de Estudios sobre China, incide en la importancia del envejecimiento social de la Gran Factoría Mundial, que podría tensar los daños colaterales de una contracción de la fuerza laboral del país y del incremento de su población dependiente. China tiene sus tasas de fertilidad a largo plazo casi en situación plana y la de nacimientos en un estadio desconocido desde 1978. Preocupación que se trasladará a la política económica y social. Como ya se aprecia en los últimos meses, con anuncios de autoridades nacionales y municipales como el abandono de la exigencia de un hijo -las parejas pueden llegar a tener entre dos y tres- o los ofrecimientos de subsidios financieros a familias que deseen tener otro descendiente adicional. Una nueva contrarrevolución cultural, de promoción de valores familiares, para evitar drásticos agujeros presupuestarios y pérdida de fuelle económico que mengüe la prosperidad del país.

Sebastian Mallaby, de la cátedra Paul A. Volcker de asuntos económicos internacionales, se hace eco de la creciente rivalidad que los unicornios plantean a las multinacionales. Pese al desfase inversor que soportan frente a los grandes emporios. En EEUU -dice- menos del 1% de las nuevas firmas reciben apoyo del capital riesgo, pero suponen la casi la mitad de las nuevas salidas a los mercados de capitales de Wall Street y destinan el 90% de sus gastos empresariales a I+D+i; con China a la estela del mercado americano y Europa, también en este terreno, rezagada. La Gran Pandemia ha acelerado los fondos del capital riesgo. Especialmente, en EEUU, que acapara casi la mitad de los dólares invertidos con estas fórmulas en todo el mundo. El número de unicornios -empresas que superan los 1.000 millones de dólares de facturación- crean riqueza y generan docenas de empleos ofrecen otra forma de competitividad. La batalla por la reconfiguración del sector privado global, de sectores e industrias y por las rentabilidades y la capitalización bursátil está servida. EEUU lidera de momento un combate en el que entran en disputa la búsqueda de líneas de financiación en los próximos -y el actual- ciclo de negocios.

El futuro del trabajo también entrará en liza, según Laura Taylor-Kale, analista de competitividad económica del CFR. Con claras divergencias en el empleo en remoto. Ante la reedición del dilema empresarial sobre el retorno a las oficinas que, durante los confinamientos sociales de 2020, se ha abierto el debate. Con la mayoría de los trabajadores, según una encuesta de PwC, apostando por la flexibilidad on line para conciliar vida laboral y familiar, pero cada vez más empresas con claros mandatos de la vuelta a la presencialidad. La solución híbrida se abre paso, pero con unos también nítidos esfuerzos empresariales de que la nueva normalidad no estará tan alejada de los planteamientos previos a la epidemia.

Desde el CFR se incide en la diplomacia sanitaria: sólo el 27% del personal médico de las naciones subsaharianas está vacunado, mientras países como República Democrática del Congo, Etiopía o Venezuela sólo han recibido donaciones externas para el 5% de sus residentes

Paul Angelo, de su departamento de Estudios Latinoamericanos, llama la atención sobre el salto hacia las renovables en la llamada Puerta Trasera de EEUU. Sus socios continentales lideran las producciones de hidrógeno y biocombustibles y presentan las más elevadas tasas de asunción social de proyectos de energía solar y eólica. Un campo idóneo que para firmas estadounidenses certifiquen sus objetivos del lograr el 70% de producción energética por fuentes renovables en 2030. Y de contribuir como país a una emisión inferior al 10% de sus gases de efecto invernadero. "El atractivo de América Latina para las inversiones verdes norteamericanas es incuestionable", aunque en 2022 EEUU esté aún por detrás de China y Europa en estas latitudes. Pero Biden y su equipo deberían mirar las aspiraciones medioambientales de la región para que las compañías estadounidenses ganen ventaja competitiva en la financiación a gran escala de las renovables y para que, bajo los auspicios de la Casa Blanca, América se convierta en el continente que ponga en marcha el turbo de la recuperación económica global.

La Inteligencia Artificial también cobrará trascendencia. Lauren Kahn, investigadora de Defensa y de Ciberseguridad, recuerda que Canadá, desde 2017, fue el país pionero en confeccionar una estrategia nacional en IA. EEUU un año más tarde y sólo Noruega y Suiza tienen compromisos legislativos en esta dirección. "Los gobiernos deben adoptar normativas en IA, esenciales para generar análisis pormenorizados con bases de datos exhaustivas sobre asuntos sanitarios como la que nos ocupa con la Covid-19, o en asuntos medioambientales en la lucha contra el cambio climático, en innovación industrial o sobre el desarrollo de algoritmos que impulsen los negocios empresariales o que anticipen catástrofes naturales o conflictos geopolítico y socio-económicos de compleja identificación", aclara Kahn. Pero que, al mismo tiempo, reclaman unas reglas éticas claras sobre la aplicación tecnológica; muy en especial, en el ámbito militar o político. De ahí la trascendencia de que 2020 sea el año en el que se establezcan estándares internacionales que sirvan para "limitar las consecuencias negativas del desarrollo de la IA". Siguiendo la pauta que emprendió en su momento Canadá.

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