Este artículo se publicó hace 12 años.
El PRI vuelve al poder en México sin mayoría en el Congreso
El candidato del Partido Revolucionario Institucional obtuvo entre el 37,93 y el 38,55% de los votos. El aspirante de la izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador, le sigue en los resultados
México ha retrasado el reloj más de una década. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresa a la silla presidencial, la misma que ostentó 71 años en un régimen autoritario, después de dos mandatos de alternancia partidista.
Enrique Peña Nieto, su abanderado, supera a la izquierda por siete puntos según el primer recuento provisional. Una mayoría suficiente, pero que deja un sabor de derrota en cerca de 30 millones de electores que votaron por otras opciones, la misma cantidad que acudieron a las urnas en España en 2011.
Fueron unas elecciones reñidas entre los tres grandes partidos, donde la izquierda, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), queda como segunda opción. Su candidato, Andrés Manuel López Obrador, remontó casi diez puntos en una campaña que al inicio presentaba como ganador absoluto a Peña Nieto. La contienda se estrechó a medida que avanzó el proselitismo y especialmente a partir de la irrupción del movimiento estudiantil #Yosoy132, quién cuestionó las corruptelas del príista como gobernador del Estado de México; y motivó a la ciudadanía a salir a votar en masa y conseguir un 72 % de participación; en un país donde la abstención supera tradicionalmente el 40%. El candidato del PRI perdió quince puntos de ventaja desde que empezó la campaña, a pesar que su partido gobierna en 20 de los 32 estados y tiene a los grandes medios de comunicación a favor.
Así las cosas, Enrique Peña Nieto, la cara joven de un partido viejo, rebajó su soberbia inicial para anunciar su victoria con un discurso conciliador. "Somos una nueva generación, no hay regreso al pasado (...) Voy a ejercer una presidencia democrática que entienda los cambios que ha experimentado el país en las última décadas y actuaré conforme a la nueva realidad, dispuesto a escuchar y a tomar en cuenta a todos", declaró Peña entre la euforia de sus militantes que abarrotaron la casa de campaña. Un mensaje que sorprende a los analistas políticos, como Denisse Dresser, quién recordó que "ha prometido algo que el PRI nunca ha sido, un gobierno eficaz, democrático y transparente, y tendrá que demostrarlo en los hechos, porque no es lo que hizo en el Estado de México", resumió en la emisora MVS.
Enrique Peña Nieto es la cara joven de un partido viejo
Pero mientras en la sede del PRI se mostraban eufóricos, en el PRD se amontonaban las caras largas. El candidato, López Obrador no quiso darse por vencido y se limitó a esperar los resultados finales. "Se tienen que revisar todas las actas y se tienen que conocer los resultados", alegó. De hecho, ya con el 33% de las papeletas escrutadas, la distancia se había acortado hasta 3 puntos. Más allá del margen final entre los candidatos presidenciales, las cámaras legislativas se mantienen a tercios, y el PRI ostentaría una mayoría escasa del 35%. Así, como señala el analista John Ackerman "será un Gobierno totalmente dividido, con una fuerte presencia de la izquierda”.
Violencia e irregularidadesEn México, el fantasma del fraude aparece en cada elección. No en balde, solo ha habido unas elecciones consensuadamente limpias, las que produjera la alternancia. Ahora, el 43% de la población acudió a las urnas dudando de su certidumbre. En el proceso se habían disparado graves denuncias de compra y coacción de voto. En la misma jornada electoral se vislumbró la compra de votos a pie de urna, la ausencia de boletas para votar e incluso la violencia. La propia Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales -dependiente del Gobierno- abrió 677 investigaciones por presuntas infracciones. Los medios locales reportan al menos 5 muertos relacionados con los comicios en tres estados, e incluso la presencia de hombres armados para manipular el voto.
Ante esta situación, la tolerancia histórica del PRI con el crimen organizado es una de los retos que se le plantea al nuevo Gobierno. Ante ello, Peña quiso aclarar que “frente al crimen organizado no habrá ni pactos ni tregua”.
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