Este artículo se publicó hace 14 años.
Primeras críticas sobre la calidad de las construcciones
Unas 100 personas siguen atrapadas en el edificio derrumbado de Concepción
Tras ordenar que se hiciera un silencio absoluto en las inmediaciones del edificio desplomado en el centro de Concepción, el capitán de bomberos, Juan Carlos Subercasseaux, gritó con un megáfono: "Si hay alguien ahí que por favor que dé una señal".
Dos respuestas se sintieron con prontitud. Subercasseaux repitió su pregunta y en otro sector se dejó oír la rotura de un cristal. Conmocionados, el capitán de bomberos y sus hombres charlaron unos minutos y dijeron a la prensa que lo más probable era que hubiera tres supervivientes. Al cierre de esta edición, aún no habían rescatado a nadie con vida. Sí hallaron, en cambio, el cadáver una mujer, que se sumó a los cinco cuerpos recuperados el domingo por la noche.
Aún se estima que puede haber unas 100 personas atrapadas en el edificio de 14 plantas que se fue abajo durante el terremoto que azotó a Chile la madrugada del sábado 27, aunque las esperanzas de hallarlas con vida son pocas. Familiares de los atrapados pidieron explicaciones a la Inmobiliaria Paz. Pero la empresa aseguró ayer no tener nada que ver con esa construcción.
En un diario chileno, el reputado experto en transportes Louis De Grange asegura que pronto llegará la hora de establecer culpabilidades por lo ocurrido con las concesionarias de autopistas, varias de ellas españolas.
Las regulaciones en Chile exigen que ninguna obra vial pueda caerse con un seísmo como el ocurrido. De Grange proclama: "El caso de la autopista Vespuccio Norte (de ACS Sacyr), inaugurada hace pocos años, y de la que tres de sus pasos en altura colapsaron, es simplemente inaceptable". El experto instó a las autoridades a pedir explicaciones y compensaciones.
Una fuente del Ministerio de Obras Públicas confirmó a Público que las dos autopistas más dañadas en Santiago (Vespuccio Norte y Vespuccio Sur) pertenecen a las concesionarias españolas ACS Sacyr y Cintra. Pero la fuente advierte que se debe hacer una investigación profunda, con escáneres y otras tecnologías, para dilucidar si se ha tratado de fallas geológicas o problemas en la estructura de las obras que vulnerasen la normativa chilena.
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