Este artículo se publicó hace 2 años.
Priscilla Pacheco, periodista mexicana amenazada de muerte: "Me dijeron que si no dejaba todo, la siguiente sería yo"
La hija del periodista asesinado Francisco Pacheco asegura que "en México hay claramente un problema con la impunidad" que responde a una cuestión estructural que comienza con "quién representa al Ejecutivo".
Anabel Cuevas Vega
Madrid-
"Nunca le tembló la pluma", dice Priscilla Pacheco al hablar de su padre. Francisco Pacheco, periodista mexicano originario del municipio de Taxco (Guerrero), fue asesinado el pasado 25 de abril de 2016. En una entrevista con Público, Priscilla recuerda que su padre "decía que el periodismo era un contrapoder al poder político, que era incómodo".
México está entre los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo, según Reporteros sin Fronteras. La situación es crítica. Hace unos días el Gobierno mexicano reconocía que 260 profesionales han sido asesinados en los últimos tres sexenios. Por su parte, la organización Artículo 19 recoge que en México "se registra una agresión contra periodistas o medios de comunicación cada 14 horas".
En casos extremos las amenazas y agresiones terminan en asesinato. Esto fue lo que sufrió Francisco Pacheco. Ingeniero civil de profesión, se inició en el periodismo por vocación y fundó hace ya más de 20 años un pequeño periódico familiar llamado El foro de Taxco.
No todo termina tras el asesinato
Ya hace más de seis años que fue asesinado de un disparo en la puerta de su casa, pero la pesadilla aún no ha terminado. Su hija, Priscilla Pacheco, y su familia continúan luchando para que la persona responsable sea llevada ante la Justicia y puedan sentirse seguros de nuevo.
"Se registra una agresión contra periodistas o medios de comunicación cada 14 horas", según Artículo19
El periodista no había comentado a su familia que estuviera en peligro. Fueron algunos de sus compañeros los que comentaron tras su muerte que estaba iniciando los trámites para pedir la protección de las autoridades. "Pudiera ser que no nos lo dijera para no preocuparnos", reflexiona apenada Priscilla. Sin embargo, si antes la familia no estaba al tanto de los peligros a los que estaba expuesto Francisco, con su asesinato se convirtieron en el blanco de las agresiones. "Con su muerte no acabó todo, sino que después de eso las amenazas comenzaron", recuerda su hija.
Priscilla asegura que su familia fue "vulnerada de diferentes formas", pues recibieron amenazas directas e indirectas. Les llegaron notas intimidatorias, intentaron entrar en su casa... Pero lo que les hizo sentir que ya no eran bienvenidos en Guerrero fue una amenaza en persona. "Me dijeron que si no dejaba todo y me iba, la siguiente sería yo. Y también mi familia. En ese mismo momento tuvimos que salir de Taxco", explica Priscilla.
"Con su muerte no acabó todo, sino que las amenazas comenzaron", recuerda Priscilla
Tras lo ocurrido, su familia solicitó a la Policía una "extracción" del municipio, es decir, pidieron que les escoltaran a un lugar seguro fuera de Taxco. Sin embargo, este fue el principio de una serie de actuaciones deficientes por parte de las autoridades que se prolongaría durante años. Para empezar, esta "extracción" no fue realizada al completo por la Policía -como debería haber sido-, sino que únicamente tuvieron el apoyo de una patrulla los 20 primeros kilómetros de su viaje. "La Policía que estaba allí nos dijo que no nos podía acompañar porque no tenía gasolina. Nos escoltaron los primeros 20 kilómetros y el resto los tuvimos que hacer solos en una zona que es muy peligrosa y donde no hay ni señal", comenta Priscilla.
La familia Pacheco ha sufrido muchas más injusticias durante el proceso de investigación del asesinato. Tan pésima ha sido la actuación de las autoridades en el caso de Francisco que incluso la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió una recomendación, la número 72/2017, para denunciar una violación de los derechos humanos. La CNDH afirmó que se les había vulnerado su Derecho de Acceso a la Justicia y su Derecho a la Verdad porque las autoridades "no hicieron las indagatorias pertinentes".
Según la UNESCO, el 98% de los crímenes contra periodistas mexicanos queda en la impunidad
En 2022 la situación no ha cambiado en exceso. La familia sigue luchando por conseguir justicia, sin que se haya llegado aún a una conclusión. Según la UNESCO, el 98% de los crímenes contra periodistas mexicanos queda en la impunidad. Priscilla coincide, y asegura que "en México hay claramente un problema con la impunidad" que responde a una cuestión estructural que comienza con "quién representa al Ejecutivo". Con una mezcla entre decepción y enfado, Priscilla afirma que "si el presidente de la República reprueba a la prensa, evidentemente esto tiene un efecto hacia abajo y hace que la sociedad la criminalice y no tenga empatía con las familias".
Priscilla señala como un logro que a día de hoy se relacione el crimen de su padre con su actividad periodística. Les ha costado años conseguirlo y no es algo que se suela reconocer cuando se asesina a algún miembro de la prensa. Sin embargo, esto es casi lo único positivo que la familia ha ganado en este proceso, ya que "ansiedad, depresión, estrés postraumático, insomnio, delirio de persecución..." son algunas de las secuelas que Priscilla, su hermano y su madre han ganado a lo largo de estos seis años de lucha.
La autocensura como forma de supervivencia
Priscilla, que se inició en el mundo del periodismo solo con seis años repartiendo periódicos, hoy en día sigue ligada a la profesión. Cuando falleció su padre, su hermano, su madre y ella tuvieron que hacerse cargo del negocio, tanto de su elaboración como de su impresión y distribución. Sin embargo, no conocer quién es el autor material e intelectual del asesinato de su padre lo cambió todo.
Cuando Francisco vivía, El foro de Taxco era un periódico local que destacaba por sus reportajes de investigación. El propio Francisco escribía opiniones críticas sobre el Gobierno del municipio. Sus últimos trabajos de investigación estaban relacionados con el mal uso de los fondos en Taxco. Priscilla se refiere a estos temas como "notas rojas", porque es el tipo de contenido que suele "ocasionar problemas". "Por ejemplo, una de las últimas notas que mi papá sacó tenía por título Patrullas inservibles, y era una nota que contaba cómo las patrullas de la Policía no sirven mientras el índice de violencia seguía subiendo", recuerda Priscilla.
"Ya no hacemos trabajos de investigación porque conlleva riesgos", lamenta Priscilla
Las continuas amenazas obligaron a la familia a cambiar la línea editorial por completo. "Ya no hacemos trabajos de investigación porque conlleva riesgos. Ahora publicamos sobre cultura, turismo o boletines que mandan las instituciones", lamenta Priscilla. Esta autocensura, según explica, es algo bastante común en México y a menudo se convierte en una manera de autoprotegerse, de sobrevivir.
"Zona roja"
Los responsables de las agresiones y amenazas que viven a diario los periodistas mexicanos son varios. Según la organización Artículo 19, el Estado lleva desde 2007 siendo el principal agresor contra la prensa. Le sigue el funcionariado público o las fuerzas de seguridad civiles. Es por esto por lo que muchos periodistas no piden ayuda ni denuncian, porque tu agresor no puede ser al mismo tiempo tu protector.
Aún así, cabe destacar que el crimen organizado y el narcotráfico son responsables de un alto número de agresiones. Este es uno de los motivos por lo que a lo largo de todo el país se pueden señalar en el mapa "zonas rojas". Guerrero es una de ellas, ya que es el quinto estado con más agresiones del país. "La pugna por el control del territorio entre bandos de la delincuencia organizada, por un lado, y la colusión de grupos de poder fáctico con las autoridades, por el otro" caracterizan a esta región, según Artículo 19.
Priscilla era y es consciente de ello. Las bandas y el narcotráfico tienen mucho poder en la zona. Incluso está segura de que "el crimen organizado tiene el control del municipio". Esto también lo notó el día en que asesinaron a su padre. Su madre escuchó los disparos, y al abrir la puerta y encontrar el cuerpo sin vida de su marido se dio cuenta de que en la calle no había nadie. Cuando pidió ayuda a gritos nadie hizo nada, y cuando preguntaron a los vecinos y posibles testigos, de nuevo nadie vio ni escuchó nada. Priscilla denuncia que en estados como Guerrero a menudo las personas se hacen ciegas y sordas de manera voluntaria, ante el temor de que sean ellas las siguientes en ser agredidas. Esto, junto a la indiferencia de las autoridades, contribuyen de nuevo a que los crímenes a la prensa queden impunes, incluido el de Francisco Pacheco.
A día de hoy Priscilla y su familia buscan justicia, pero también están poniendo todos sus esfuerzos en construir un proyecto de vida nuevo. "Desgraciadamente nuestra vida ha girado en torno al asesinato de mi padre durante años. Estos últimos meses hemos tratado de construir un proyecto de vida propio, mirando qué queremos, hacia dónde vamos..". Se centran en ello porque, a pesar de que luchan cada día por ser escuchados, Priscilla afirma con seguridad que "en México para recibir justicia necesitas tener dinero o estar en la política, y no cumplimos ninguna de esas dos cosas".
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