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Las protestas contra Al Asad se extienden por toda Siria

Otra jornada de manifestaciones y de represión se salda con 12 muertos

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Decenas de miles de sirios participaron este viernes en las protestas contra el régimen del raís Bashar al Asad que tuvieron lugar bajo la consigna de irhil, que significa '¡vete!, ¡fuera!, ¡largo! un lema que se popularizó en las revoluciones de Túnez y Egipto y que hoy se dirigió de manera específica contra el presidente, que está en el poder desde el fallecimiento de su padre, Hafez al Asad, en el verano de 2000.

La represión de las Fuerzas de Seguridad se cobró la vida de, al menos, 12 manifestantes en Homs, Idlib, Damasco y Lataquía, según las informaciones facilitadas por los activistas. Las manifestaciones se celebraron en todas las grandes ciudades y también en numerosos pueblos. Las Fuerzas de Seguridad no entraron en acción en todos los lugares, pero en algunos casos utilizaron tanques y fuego real contra los manifestantes como medios disuasorios.

Por su parte, la secretaria de Estado estadoundense, Hillary Clinton, advirtió a los gobernantes sirios de que 'se están quedando sin tiempo' para realizar las reformas democráticas que Estados Unidos espera de Al Asad, y que aparentemente comprenderían la instauración de un régimen democrático.

'Tienen que iniciar una transición genuina a la democracia; y haber permitido un encuentro de la oposición en Damasco, no es suficiente para la consecución de ese objetivo', declaró Clinton, quien también advirtió que si las reformas no se ponen en marcha las protestas se multiplicarán.

'O [los gobernantes sirios] permiten un serio proceso político que incluya protestas pacíficas en toda Siria y ponen en marcha un diálogo productivo con miembros de la oposición y de la sociedad civil, o seguirán viendo cómo se incrementa la resistencia organizada', amenazó Clinton.

El Gobierno de Al Asad ha indicado en varias ocasiones que las protestas están teledirigidas y han dejado entrever que EEUU e Israel son quienes se encuentran detrás de los disturbios que ya se han cobrado más de 1.300 vidas.

El régimen de Damasco está entre la espada y la pared. La intensificación de las protestas en los últimos días es un hecho incontestable, y se produce tres meses y medio después de que la revuelta se iniciara en la ciudad sureña de Deraa, a mediados de marzo.

El auge de las protestas parece indicar que no van adesaparecer de un día para otro, y el régimen tiene que decidir si mantiene los mismos niveles de represión o si establece un diálogo con la oposición con vistas a una transición hacia la democracia. Pero este diálogo, si es auténtico, como pide Clinton, conduciría inevitablemente a la desaparición del régimen.

Otra cuestión distinta, y para la que la Administración de Barack Obama no parece contar con un plan B, es qué ocurriría una vez desaparecido el régimen. En este sentido el Gobierno de EEUU parece tan ingenuo como lo fue la Administración neoconservadora de Bush hijo en Iraq. Aquella ingenuidad ha salido muy cara, particularmente a los iraquíes, y les continuará saliendo cara en el futuro.

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