Este artículo se publicó hace 4 años.
Protestas por la muerte de George FloydEl Partido Republicano da la espalda a Trump en su respuesta militarizada a las protestas por la muerte de George Floyd
Un día después de que el Ejército rechazara la estrategia militarista de Trump contra las manifestaciones, senadores de su propio partido critican al presidente.
Manuel Ruiz Rico
Washington-Actualizado a
El Partido Republicano da la espalda a Donald Trump en su estrategia agresiva y militarista como respuesta a las protestas por la muerte de George Floyd. El presidente ha llamado "débiles" a los gobernadores, ha amenazado con desplegar el Ejército por todo el país y ha llenado Washington de fuerzas policiales y militares, a pesar de que las manifestaciones están siendo fundamentalmente pacíficas. El jueves, en boca del secretario de Defesa, Mark Esper, fue el Ejército el que mostró su desaprobación con esta táctica. En días pasados, diversos senadores republicanos también se expresaron en ese sentido, pero ayer fue el líder de este partido en la cámara alta, Mitch McConnell, quien alzó la voz y defendió Esper. Éste llegó el jueves incluso a ordenar el regreso de unos 200 militares enviados a Washington a sus bases de origen, una orden que fue anulada poco después.
En un hilo de Twitter, McConnell aseguró que Trump "está muy bien servido por la experta asesoría y liderazgo de personas como Esper y [William] Barr". La actuación de este último ha sido más polémica puesto que fue el fiscal general quien ordenó las cargas contra la protesta pacífica frente a la Casa Blanca el lunes por la tarde, pero McConnell prefirió usar la equidistancia para pasar una crítica velada al presidente.
"Aprecio su trabajo dedicado en este momento difícil para la nación", añadió McConnell, "y su firme compromiso con sus deberes constitucionales para preservar la paz y el orden, defender la libertad, y proteger al pueblo de Estados Unidos para que pueda ejercer libremente sus derechos".
Esper volvió ayer a ordenar, esta vez con éxito, el regreso a sus bases de origen de varios cientos de militares de la 82ª división aerotransportada que habían sido desplegados a la capital, según informó el medio Político. La decisión de Trump de haber llevado a Washington a militares en activos es muy controvertida porque el Ejército norteamericano, salvo que el presidente invoque la Ley de Insurrección -y Trump amenazó con hacerlo-, no puede ser desplegado en ningún Estado.
El resquicio aquí es que Washington no es un Estado sino el Distrito de Columbia, que depende del gobierno federal, y las fuerzas militares fueron llamadas, técnicamente, para proteger la Casa Blanca y al presidente. Con todo, la alcaldesa de Washington, la demócrata Muriel Bowser, ha montado en cólera al ver la ciudad militarizada y con toques de queda, a pesar del tono pacífico de las protestas. En la jornada del miércoles, de hecho, la policía no realizó ninguna detención.
Muriel Bowser ha montado en cólera al ver la ciudad de Washington militarizada y con toques de queda
Es llamativo que casi ningún senador republicano ha defendido abierta y claramente a Trump estos días. La regla general cuando son preguntados es o la evasiva o la crítica al presidente, que empezaron siendo más o menos veladas y están empezando a ser cada vez más abiertas y airadas, como la que realizó este jueves la senadora por Alaska, Lisa Murkowski, quien ayer llegó a admitir que en estos momentos está "luchando" por decidir si apoyar o no a Trump en su reelección en las elecciones de noviembre.
El medio de Washington The Hill le preguntó a Murkowski su opinión sobre las acusaciones del general y exsecretario de Defensa, James Mattis, quien el jueves acusó a Trump de trabajar por dividir al país y de autoritario. Murkowki celebró la declaración del general y calificó su declaración de "honesta y necesaria".
Otro senador, Mitt Romney, por Utah, detractor inveterado de Trump, defendió también a Mattis y aseguró que "ha expresado su opinión de una forma muy poderosa y a través de una carta deslumbrante. Creo que es un patriota de extraordinario servicio y con un gran juicio".
Rob Portman, senador por Ohio, deslizó una crítica a Trump justo después de alabarlo. "Creo que ha hecho un buen trabajo porque condenó lo ocurrido y ha aplaudido las protestas pacíficas", señaló, haciendo un poco de trazo grueso, "pero su tono y sus palabras no están uniendo a la gente".
Las críticas abiertas y la falta de apoyos explícitos de Trump en su propio partido comenzaron especialmente el martes, un día después de que las fuerzas del orden atacaran una manifestación pacífica para que Trump saliera de la Casa Blanca para hacerse una foto con una Biblia en la mano ante una iglesia cercana. Ese martes, la propia Murkowski fue de las primeras en saltar: "No creo que la militarización sea la respuesta a la ansiedad y el miedo que sentimos en este momento".
Ben Sasse: "La injusticia policial es repugnante"
Lindsey Graham, asiduo colaborador de Trump, opinó en el mismo sentido y admitió que "el uso de tropas militares en servicio activo en circunstancias como ésta es un hecho bastante raro". John Thune, de Dakota del Sur, rechazó el uso del Ejército y pidió a Trump que "esto se gestionara por las autoridades estatales y locales [puesto que uno] quiere reducir la escala de las cosas en lugar de aumentarla". Tim Scott, de Carolina del Sur, aseguró que él jamás habría usado gas lacrimógeno "para liberar el espacio y que el presidente pudiera tener su foto" y el senador por Nebraska, Ben Sasse, fue quizás el más rotundo: "Hay un derecho fundamental y Constitucional a la protesta", dijo, "estoy contra el desalojo de una protesta pacífica para hacerse una foto y tratar la palabra de dios con un propósito político. Cada servidor público en Estados Unidos debería estar rebajando la temperatura". Y concluyó: "La injusticia policial es repugnante".
Las protestas en Washington y a lo largo del país transcurrieron como en días anteriores. En muchas ciudades, como sucedió en la capital, se quitó el toque de queda y adquirieron un tono más festivo. Se notó ayer en la ciudad que se había producido un repliegue considerable de las fuerzas de seguridad mientras que un amplio perímetro de la Casa Blanca fue vallado. Según informaron a la CNN fuentes de los servicios secretos de la residencia oficial, dichas vallas permanecerían hasta el 10 de junio. La policía local de Washington aseguró ayer que esperan en la ciudad una manifestación multitudinaria para el sábado.
Aun así, la alcaldesa Muriel Bowser protestó ayer en una rueda de prensa por la intensa presencia policial y militar de estos días. "Hasta que no seamos el Estado de DC", señaló, "estaremos sujetos a los caprichos del gobierno federal; a veces son benevolentes, y a veces no. Tenemos que arreglar esto".
"Lo que le sucedió a Floyd sucede cada día en este país, en educación, en servicios sanitarios y en cada esfera de la vida americana"
El senador por Vermont y excandidato demócrata, Bernie Sanders, también criticó muy duramente la presencia militar: "Qué patético", dijo en un tuit, "no es suficiente para los neocon involucrarse en guerras sin fin, ahora quieren desplegar los soldados de Estados Unidos contra los estadounidenses que Ejercen su derecho a la Primera Enmienda en casa. No podemos dejar que pisoteen la Constitución ni que dañen a ningún americano".
Precisamente, por la violación del derecho a la Primera Enmienda de la Constitución, el colectivo Black Live Matter presentó ayer una denuncia contra Donald Trump y su administración, entre ellos el fiscal general William Barr, por haber atacado el lunes antes del toque de queda una protesta pacífica usando pelotas de goma y gases lacrimógenos.
"Lo que le pasó a Floyd sucede cada día"
Mineápolis, la ciudad donde murió George Floyd, vivió ayer la primera de las tres ceremonias para despedirlo, a la que asistieron cientos de personas. En la misa, el sacerdote Al Sharpton aseguró que durante más de 400 años, los negros han sido marginados porque Estados Unidos "puso su pie en nuestros cuellos. La razón de que nunca pudiéramos ser quienes quisimos y soñamos ser es que ponían el pie en nuestro cuello". "Lo que le sucedió a Floyd sucede cada día en este país, en educación, en servicios sanitarios y en cada esfera de la vida americana. Es momento de levantarse en el nombre de George y decir: 'Quítame la rodilla del cuello'".
Los participantes a esta ceremonia guardaron de pie y en silencio ocho minutos y 26 segundos en su memoria. Lo mismo hicieron los demócratas en el Senado. Fue el tiempo exacto que el agente Derek Chauvin, el lunes 25 mayo, estuvo presionando su rodilla contra el cuello de Floyd hasta matarlo. Floyd acababa de ser detenido tras haber pagado con un billete falso de 20 dólares en una tienda de alimentación.
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