Este artículo se publicó hace 12 años.
El puerto de Lampedusa sigue cerrado al inmigrante
Hace un año el exministro Roberto Maroni lo declaró "no seguro", prohibiendo el desembarco de extranjeros . El Gobierno de Monti mantiene esta normativa mientras que el CIE de la isla sigue medio derruido
D.P.
Uno de los últimos regalos del exministro de Interior italiano, Roberto Maroni, antes de que cayera el Gobierno de Silvio Berlusconi en noviembre de 2011, fue declarar el puerto de Lampedusa como "no seguro" para el desembarco de inmigrantes y decretar la "alerta inmigración". El hoy líder de la xenófoba Liga Norte pretendía dar una cierta imagen de duro ante sus votantes, después de haber sido incapaz de gestionar humana y eficientemente la llegada a la pequeña isla del Mediterráneo de más de 50.000 personas que huían de las revueltas en el Norte de África.
La denominación de puerto no seguro implica, en la práctica, que queda prohibido el desembarco -sólo- a los inmigrantes y refugiados, obligando a la Guardia Costera a trasladar a estas personas a Puerto Empedocle, a una distancia de 120 millas náuticas de Lampedusa. El Alto Comisionado de Ayuda al Refugiado (Acnur) ha denunciado la medida como "racista" en numerosas ocasiones y a lo largo de los últimos meses ha reclamado al Gobierno del tecnócrata Mario Monti que hiciera algo por invertir la situación.
En mayo, la ministra de Interior, Anna Maria Cancellieri, aseguró en el Parlamento que evaluaría la situación del puerto "en los próximos meses". No lo ha hecho y hoy sigue cerrado al desembarco. En parte, porque el centro de retención de la isla permanece prácticamente derruido desde septiembre de 2011, cuando la pasividad de Maroni provocó que las instalaciones, preparadas para albergar a 850 personas como máximo, tuvieran que acoger a más de 4.000. Se desató una revuelta que acabó con el incendio del centro y la decisión fulminante del exministro con respecto al puerto.
Revuelta en el CIE de Lampedusa en 2011
Cancellieri viajó hasta la isla en junio e inauguró una parte del centro que está a medio restaurar. Pero con el impedimento de poder desembarcar a los inmigrantes y darles una primera asistencia sanitaria, no sirve para mucho. El cierre del CIE ha hecho que el proyecto Praesidium, que Acnur, la Cruz Roja y Save the Children desarrollan desde 2006 para la correcta atención a los inmigrantes recién llegados, quede en espera.
De hecho, se dan situaciones surrealistas como las denunciadas por el diario La Repubblica antes del verano. En mayo, una veintena de personas procedentes de Libia permanecían en una residencia en la isla en un limbo legal ante la imposibilidad de ser identificados o de tramitar una petición de asilo y con la única cobertura sanitaria que los voluntarios de Cruz Roja les ofrecen.
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