El presidente sirio, Bashar al Asad, decretó una amnistía general que incluye a los presos políticos, informó la televisión estatal. El anuncio llega después de diez semanas de protestas en las que han muerto más de mil manifestantes y otros 10.000 han sido detenidos, según las ONG de derechos humanos del país.

La brutal represión de las protestas le ha valido al régimen sirio la condena internacional, aunque esta no se ha concretado en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU debido a las reservas de Rusia y China, miembros permanentes con derecho a veto.

La amnistía afecta a 'todos los miembros de movimientos políticos, incluidos a los militantes de los Hermanos Musulmanes'. En Siria, la pertenencia a esta organización islamista, que lideró un alzamiento armado contra Hafez al Assad en 1982, se castiga con la muerte.

La liberación de los presos políticos ha sido una de las demandas de los manifestantes, por lo que la medida puede interpretarse como un nuevo intento de apaciguar la convulsa situación política en el país. Hasta ahora, ni la represión ni las otras medidas anunciadas por el régimen han logrado convencer a los opositores de que vuelvan a sus casas.

El pasado 11 de mayo se creó un comité para elaborar un borrador de una nueva ley electoral para la celebración de comicios generales. El 21 de abril, Al Asad aprobó la derogación de la Ley de Emergencia, vigente desde 1963, y la eliminación del Alto Tribunal de la Seguridad del Estado. A mediados de abril se anunció también la formación de un nuevo Gobierno.