Este artículo se publicó hace 12 años.
El régimen sirio enseña sus garras tras la deserción de Hijab
Las tropas de Al Asad, que se reunió con un emisario iraní, siguen masacrando Alepo
El dictador sirio, Bashar al Asad, reapareció en televisión este martes -la primera vez en dos semanas- durante el encuentro que mantuvo con el secretario del Consejo Supremo de Irán, Said Jalil, que se desplazó a Damasco para tratar el tema de los 48 rehenes apresados por los rebeldes el pasado fin de semana y entre los que aseguran, se encuentran varios guardianes de la revolución. Al Asad, en un típico momento de negación de la realidad aseguró posteriormente en un comunicado que "Siria está avanzando en el diálogo nacional y es capaz, gracias a la voluntad de su pueblo, de doblegar los planes extranjeros que tienen como objetivo al eje de la resistencia".
El dictador hizo la referencia al "eje de la resistencia" tras unas palabras del ministro de Exteriores iraní, Alí Akbar Salehi, en las que aseguró que Irán no permitiría que se rompiera esa entente de la que también formaría parte Líbano. Sobre los secuestros, Jalil culpó a EEUU, que según el régimen iraní estaría "apoyando el reparto de armas a grupos terroristas en Siria".
Dando muestras de ese "diálogo nacional", el Ejército sirio aumentó sus ofensivas contra los rebeldes en la ciudad de Alepo después de que el exprimer ministro, Riad Hijab, anunciara su deserción y huyera con su familia a Jordania denunciando el "régimen sanguinario y terrorista" de Bashar al Asad.
Hoy fue un nuevo día de ataques masivos de artillería sobre Alepo, la capital económica del país. Los rebeldes, según la gencia Reuters, han comenzado a quedarse sin munición y reservas de comida, lo que podría provocar que en unos días caiga este bastión que ellos consideraban clave para derrocar al régimen. Los tanques y los helicópteros volvieron a cebarse sobre todo con el barrio de Saladino, mientras que los francotiradores, apostados en los tejados de las pocas casas que quedan en pie, sigieron sembrando el pánico entre una población civil casi inexistente ya.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó en un comunicado de que los enfrentamientos se extendieron hoy al barrio de Al Ashrafiya, en el norte de Alepo, donde los rebeldes atacaron una sede del Ejército sirio. Este grupo, con sede en Londres, agregó que al menos 12 personas murieron por bombardeos en el barrio de Seif al Daula. Por su parte, la Red Siria de Derechos Humanos afirmó que al menos 34 personas murieron hoy en actos de violencia en distintas partes de Siria, la mayoría de ellas en Alepo.
Más de 200.000 personas han huido a otras ciudades desde que hace casi diez días comenzara la gran ofensiva del Ejército leal a Damasco. En Hama, otra de las ciudades más devastadas por los bombardeos de Al Asad, ayer murieron al menos 50 personas según informaron los comités de coordinación locales.
El Ejército de Al Asad sigue masacrando a la población de Alepo. AFP
Muestra de debilidadLa renuncia de Hijab, sin embargo, es la mayor muestra de debilidad de Damasco hasta la feha, que había conseguido sobreponerse a deserciones importantes anteriores como la del general Manaf Tlass y el embajador en Irak, Nauaf al Fares. Además, el hecho de que Hijab sea suní -a diferencia de los Asad, que son de la minoría alauí - ha sido interpretada por algunos analistas como el principio del aislamiento de la casta más privilegiada.
Anoche otras 1.137 personas huyeron a Turquía, 13 de ellos, oficiales del EjércitoTras la deserción de Hijab, quien anunció a través de un comunicado que se había unido "a esta bendita revolución para luchar como un soldado desde hoy por la libertad y la dignidad", muchas personalidades internacionales empezaron a dar por derrocado al régimen.
El presidente de EEUU, Barack Obama, se alegró de la salida de Hijab y dijo que el régimen se estaba "desmoronando desde dentro". Otros líderes europeos aseguraron que pensar que por el caso de Hijab Al Asad pueda caer, es una interpretación prematura.
A diario se está produciendo deserciones dentro del régimen, ya sea de miembros de la policía o de cargos del Ejército. La pasada noche, otro general desertor llegó a Turquía según confirmó la agencia de noticias Anatolia. En total fueron 1.137 personas las que cruzaron la frontera con el país vecino huyendo de las matanzas. Al lado de dicho militar viajaban otros 12 oficiales y 25 heridos.
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