Este artículo se publicó hace 16 años.
Rehenes en tierra firme
La huelga de pilotos, maleteros y operadores de rampa hunde al tráfico aéreo argentino en el caos.
Los retrasos y las cancelaciones de vuelos en Argentina se trasladaron ayer del aeropuerto internacional al nacional. Un paro de los gremios de los operadores de rampa, maleteros y pilotos en el aeropuerto internacional de Ezeiza provocó demoras, cancelaciones y la reprogramación de los vuelos internacionales de Aerolíneas Argentinas (AA) entre el jueves y el lunes. Fue el inicio de un caos que ayer comenzó a normalizarse.
El presidente de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, Jorge Pérez Tamayo, señaló que los pilotos no han tomado “medidas de acción directa” y apuntó que AA encubre “la sobreventa de pasajes y la falta de aviones para cumplir con los vuelos”.
Los gremios que agrupan a los maleteros y operadores de rampa, que reclaman un plus de 300 euros por la inflación, dijeron que la medida de protesta se lleva a cabo mientras cumplen con su labor, y apuntaron en la misma dirección que APLA: AA encontró un chivo expiatorio.
Dos películas, La Terminal, y Un día de furia, resumen los sucesos de estos últimos días. Desde el jueves, AA canceló 14 vuelos internacionales. Más de 5.000 pasajeros tuvieron que esperar sin ningún tipo de información. El sábado, un grupo de estos autodenominados “rehenes” tuvo un día de furia.
Hambrientos y con sueño, descargaron su ira atacando las oficinas de AA en la Terminal A, golpearon al gerente de asuntos institucionales, Jorge Molina, e impidieron la salida de los viajeros de otras aerolíneas, episodio que concluyó con un enfrentamiento entre pasajeros.
50 horas esperando
La mecha que encendió la pólvora, dicen los pasajeros, no fue tanto la demora sino la falta de respuesta de las autoridades de la aerolínea. “No te dicen nada, y nosotros no sabemos qué hacer, si irnos o quedarnos”, dijo una mujer embarazada al canal C5N el domingo. Llevaba 50 horas esperando.
Tras el desmán, el Gobierno argentino decidió enviar efectivos de la Policía Federal para evitar otro desmadre. Pese a que las aguas se tranquilizaron, la marea humana de pasajeros enfurecidos que aún no consiguieron salir a su destino de vacaciones o regresar a casa puede volverse un nuevo polvorín.
En las pantallas que informan sobre las salidas a destinos como Madrid, Lima, Caracas, Bogotá o Miami aún puede leerse “cancelado”, “demorado” o “reprogramado”.“Es una pena que con el país tan bonito que tenéis pasen estas cosas”, se quejó Josep, un pasajero valenciano.
Detrás de él, puede verse una foto enorme de Diego Armando Maradona en un local de deportes. El aeropuerto ofrece un pantallazo sobre los sitios y los personajes salientes de la cultura Argentina, y en las tiendas de souvenirs abundan las impresiones de las cataratas, las ballenas y el cantante de tango Carlos Gardel.
Allí, a modo de recuerdo, los que se van pueden adquirir mates, dulce de leche o estatuillas del obelisco porteño, y los que llegan pueden darse una idea de los imperdibles del país gaucho. Junto a su esposa y una pareja de amigos, Josep visitó Bariloche, el Calafate, y Buenos Aires.
En su periplo de diez días perdió dos jornadas completas por los retrasos y suspendió su viaje a las cataratas del Iguazú. Como otros españoles, se mostró sorprendido al saber que Marsans es el accionista mayoritario de AA. Ayer, Josep continuaba “esperando”.Traslado de problemas
Mientras las autoridades de Ezeiza anunciaron que la situación se normalizará a partir de hoy, el malhumor se trasladó a la terminal local de Jorge Newbery, también conocido como Aeroparque. Desde la madrugada los servicios comenzaron a retrasarse o fueron reprogramados para la tarde, en parte, por la derivación de algunos vuelos de Ezeiza. Además, se cancelaron siete vuelos con destino a El Calafate, Paraná, Mar del Plata, Córdoba, Tucumán, Mendoza y Córdoba.
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