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Reino Unido Por qué deberíamos hablar más de la muerte

Una nueva instalación en Londres se suma a los movimientos que buscan romper con el tabú que es hablar de nuestra propia muerte. Los expertos aseguran que si decimos cómo nos gustaría que fuera ese momento, tendremos una muerte mejor pero también una mejor vida.

Imagen de la instalación La Sala de Embarque en Londres. C.C,

Tirion tiene 10 años y quiere que en su funeral haya "Range Rover rojos gigantes con enormes trajes azul marino y muchos pasteles". Así lo ha dejado escrito en una nota que cuelga de la pared de La Sala de Embarque (‘The Departure Lounge’), un espacio creado por la Academia de las Ciencias Médicas con el que pretende ayudarnos a superar uno de los grandes tabúes de nuestra sociedad: hablar de la muerte; y más concretamente, de nuestra propia muerte. Porque, como insisten sus responsables: "Hacerlo no sólo servirá para que nuestra muerte sea mejor; también hará que sea mejor nuestra vida, ya que tendremos la tranquilidad de saber que las cosas, siempre que sea posible, ocurrirán como queremos".

La instalación, con un aspecto mezcla de aeropuerto y agencia de viajes, ocupa todo un local del centro comercial de Lewisham, en el sur de Londres, al que los compradores habituales se acercan con curiosidad. Muchos huyen en cuanto leen en la entrada la palabra ‘muerte’ (‘death’) porque, como nos cuenta Caroline Free, una enfermera retirada que forma parte del equipo encargado de ayudar a los visitantes: “Los ingleses somos muy de guardarnos las cosas debajo del felpudo”. De hecho, uno de los carteles de la sala confirma que la mitad de los británicos adultos evita pronunciar ‘la palabra que empieza por D’ y la sustituye por expresiones equivalentes a nuestros ‘estirar la pata’ o ‘criar malvas’: ‘golpear el cubo’, ‘morder el polvo’, ‘reventar los zuecos’ o ‘criar margaritas’.

A aquellos que no tienen miedo a entrar los recibe una torre de maletas apiladas sobre las que se han grabado las historias inspiradoras de gente que acompañó a sus seres queridos en los últimos momentos. Y al fondo, una hilera de casilleros con decenas de esas preguntas que todos nos hacemos pero que rara vez nos atrevemos a compartir con nadie: ¿Qué puedo hacer para tener una muerte mejor?, ¿cómo se hace un testamento? o ¿puedo elegir donde quiero morir?, entre otras. Dentro están las respuestas, para que el miedo a preguntar no sea un obstáculo para saber". "La mayoría de gente evita hablar de sus preferencias hasta que la muerte ya está cerca y eso no es ni mucho menos lo ideal, dado el nivel de ansiedad, tristeza y tensiones familiares que conlleva una situación así", explica la doctora especialista en Cuidados Paliativos Kathryn Mannix.

Según la Academia de las Ciencias Médicas, tenemos un 41% más de probabilidades de ‘morir bien’ si dejamos dicho cómo nos gustaría que fuera el final de nuestra vida, pero aún así solo tres de cada 10 personas reconoce habérselo contando a alguien alguna vez.

Hablar de la muerte, del acto de morir o de cómo nos gustaría que fuera ese momento sigue sin ser algo habitual pero empieza a ser cada vez más común. Más aún desde que en 2011 nació también en Londres el concepto de 'Death Café' (‘Café de la muerte’), una franquicia tras la cual se organizan reuniones esporádicas en cafeterías o casas particulares "entre desconocidos, con el objetivo de aumentar la conciencia de la muerte y ayudar a las personas a aprovechar al máximo sus vidas (finitas)", como recoge su filosofía. Desde entonces se han celebrado más de 8.300 encuentros en 65 países distintos. Las únicas reglas son: que no haya intereses económicos de por medio, que la charla sea espontánea y que haya dulces y café.

Otra iniciativa en la misma línea es la de la coalición 'Dying Matters' (‘Morir importa’), que recoge en su web y en su podcast infinidad de información práctica para que, en la medida de los posible, nada se escape a nuestro control cómo y cuándo quiera que sean nuestras ultimas horas.

España tendrá la esperanza de vida más alta en 2040

Según el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, en 2040 España será el país con la esperanza de vida más alta del mundo (85,8 años). Los expertos dicen que, lejos de hacer que nos preocupemos menos por la muerte, este dato debería provocar en nosotros justo el efecto contrario porque, como indica el Presidente de la Academia de las Ciencias Médicas, Sir Robert Lechler: "Una vida más larga significa que las personas tienden a ser frágiles durante más tiempo" y eso muchas veces se traduce en una muere más dolorosa.

Los avances médicos contribuyen a ello pero también, como apunta la doctora Kathryn Mannix, "han hecho que estemos menos familiarizados con el proceso de morir que antes", porque ahora lo más habitual es recibir tratamiento en el hospital hasta el ultimo momento y morir allí en vez en casa. Así es como querrían hacerlo Una e Izrah, dos de los primeros visitantes de The Departure Lounge. Ambos coinciden en ello y en su deseo de que su funeral y su entierro no sean convencionales. Izrah quiere descansar en una cápsula biodegradable y Una, que acaba de regresar del funeral de su suegra en Sri Lanka, es partidaria de organizar algo similar a lo que vio allí, "donde en vez de llorar la muerte se celebra la vida de la persona que se ha ido", nos cuenta.

Ellos son el ejemplo de la infinita diversidad de preferencias al respecto porque, como dice el Director Médico de la residencia St. Christopher’s de Londres, Rob George: "Lo que es una buena muerte para ti puede no ser lo mismo que para mí". De ahí que los expertos insistan en que debemos compartir nuestras preferencias para que los que nos sobrevivan puedan llevar a cabo nuestros deseos en la medida de lo posible.

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