Este artículo se publicó hace 13 años.
Los restos del presidente chileno Salvador Allende serán exhumados
Un juez autoriza la medida para determinar las circunstancias del fallecimiento del mandatario socialista, muerto durante el golpe de Pinochet para derrocar a su gobierno
La Justicia chilena ha dado luz verde para exhumar los restos del presidente Salvador Allende con el fin de aclarar las circunstancias de su muerte en el palacio de Gobierno el 11 de septiembre de 1973, cuando fue bombardeado por las tropas del general Augusto Pinochet.
El juez especial Mario Carroza decretó la exhumación, que se llevará a cabo en la segunda mitad de mayo después de que el martes tuviera una reunión con la hija del expresidente chileno, la senadora socialista Isabel Allende, quien se manifestó a favor de la medida. La familia sigue creyendo en la versión según la cual Allende se suicidó, pero se ha mostrado abierta a investigar científicamente las razones del fallecimiento. Mucha gente en Chile se inclina por creer que el líder socialista fue asesinado durante el asalto al palacio de La Moneda.
La abogada de la familia, Pamela Pereira, aseguró que la exhumación será determinante para esclarecer su muerte. La jurista explicó que hay razones de sobra para desconfiar de la primera autopsia que se le hizo en el Hospital Militar de Santiago, con la presencia no sólo de médicos sino también de varios militares. Esta vez, un equipo multidisciplinario del Servicio Médico Legal de Chile practicará los peritajes, pero no se descarta que se invite también a peritos del extranjero.
SuicidioLa familia confía en que Allende se suicidó, en parte, porque en su emblemático último discurso aseguró: "Colocado en un trance histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo chileno". La Justicia chilena ha decidido investigar la muerte de Allende junto con otros 600 muertos, debido a un nuevo catastro que los propios tribunales hicieron sobre todas aquellas víctimas de la dictadura (1973 a 1990) que habían sido denunciadas y que hasta fines de 2010 no contaban con un proceso judicial.
La mañana del 11 de septiembre de 1973, cuando los militares atacaban el palacio de Gobierno, Allende se puso un casco de minero que tenía en su despacho y cargó el AK-47 que meses antes le había regalado Fidel Castro. Recibió varias llamadas telefónicas de uniformados que le pidieron que dejara el lugar. Allende se negó: "A mí no me van a hacer ir a asilarme a una embajada", afirmó a algunos de sus colaboradores.
En la soledad de su oficina y con los bombarderos sobrevolando el edificio, el presidente improvisó un discurso de despedida. Luego hizo salir a todos sus asesores y dijo que él saldría el último. El doctor Patricio Guijón era parte del equipo médico de Allende y estaba ahí esa mañana. Es el único testigo de su muerte y confirma la versión del suicidio.
En 1984, Guijón relató a una revista: "Iba saliendo y de pronto pensé que nunca había estado en una guerra y volví para ir a buscar una máscara y llevársela de recuerdo a mi hijo. De pronto, justo frente a la puerta vi el momento en que Allende se pegó un tiro". Pero la duda sobre la muerte de Allende ha perdurado. Algunos desconfían de la verosimilitud del relato de Guijón y sobre todo se cuestionan las circunstancias de la autopsia y sepultura, sin que nadie de la familia pudiera ver el cadáver.
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