Este artículo se publicó hace 17 años.
Los resultados electorales en Tailandia desautorizan al Ejército
Vence el partido de los aliados del ex primer ministro depuesto por el golpe militar de 2006
Las urnas han desautorizado a los militares en Tailandia. Quince meses después del golpe de Estado incruento que derrocó al primer ministro Thaksin Shinawatra, los tailandeses dieron ayer la victoria en las elecciones legislativas a la formación política de sus aliados, el Partido del Poder Popular (PPP).
El PPP se considera una reedición de la formación política del propio Thaksin, el partido Thai Rank Thai (tailandeses aman lo tailandés), disuelto por el Tribunal Supremo en marzo de este año, tras declarar al ex primer ministro y otros dirigentes del partido culpables de fraude electoral .
Estos comicios han creado gran expectación debido a que han sido los primeros tras la asonada militar y porque de ellos se espera la vuelta a la democracia del país asiático. El Gobierno militar se ha comprometido a respetar el dictado de las urnas.
Sin embargo, el triunfo de los partidarios del antiguo primer ministro, exiliado en Londres, amenaza con reavivar las tensiones políticas que culminaron en 2006 con su destitución, tras meses de protestas debido a las denuncias de corrupción contra Thaksin y sus familia.
La promesa de los líderes del PPP de amnistiarle y permitir su regreso al país, así como a 110 miembros de su partido, ha soliviantado aun más los ánimos del estamento militar, ya muy irritados por la popularidad de la que goza el depuesto primer ministro en amplias capas de la población, sobre todo en el mundo rural.
Los militares han tenido tiempo para hacerse a la idea de una victoria cantada desde hacía semanas. Tanto las encuestas durante la campaña electoral como los sondeos a pie de urna otorgaban al PPP una amplia victoria.
Casi mayoría absoluta
A media tarde de ayer, y cuando ya había sido escrutado el 92 % de los votos, la Comisión Electoral confirmó los pronósticos. El PPP ocupa la primera plaza con 228 escaños de los 480 que integrarán el Parlamento. Roza la mayoría absoluta para la que se precisan 230 diputados.
Le sigue, con 166 escaños, el Partido Demócrata, el mayor rival político del primer ministro depuesto y de sus aliados, y que antes del golpe militar lideraba la oposición.
El tercer puesto, con 39 escaños, ha sido para el Partido Nación Tailandesa (Chart Thai) del también ex primer ministro Banharn Silpa-Archa.
La ley electoral tailandesa establece que la formación política que consigue el mayor porcentaje de votos es la que tiene prioridad para establecer un gobierno de coalición.
De acuerdo con esta norma, será el PPP, liderado por el polémico político de extrema derecha Samak Sundaravej, quien formará Gobierno.
Este dirigente de 72 años se apresuró ayer a anunciar que será el próximo primer ministro del país y que invitará a otras formaciones políticas para que participen en su Gabinete. Samak descartó la posibilidad de un Gobierno de reconciliación nacional con el Partido Demócrata. El jefe del PPP arguyó que su país "necesita una oposición".
Al igual que durante toda la campaña electoral, la sombra del ex primer ministro depuesto por los militares no faltó en la rueda de prensa del PPP.
Su líder informó de que Thaksin le había felicitado por el triunfo. Confirmó además que el antiguo primer ministro-ahora propietario del equipo de fútbol británico Manchester City-, regresará a Tailandia "una vez que se haya formado el Gobierno de coalición". Para ello se deberán revocar las dos órdenes de busca y captura que pesan ahora en su contra.
El dirigente del PPP criticó la labor de los militares al frente del Gobierno e instó al Ejército a mantenerse al margen de la política.
Democracia cautiva
Su deseo no tiene muchos visos de cumplirse. Durante el tiempo que han detentado el poder, los militares se han asegurado de que, fuese cual fuese el resultado electoral, la democracia tailandesa permanezca cautiva de sus decisiones.
Para ello, hace cinco meses, aprobaron una nueva Constitución, que coloca al Parlamento bajo la supervisión de una comisión formada por militares y burócratas designados por la Corona.
La pasada semana la Asamblea Nacional creada por los generales aprobó una nueva ley que permite a los militares declarar el toque de queda, censurar a la prensa, restringir los movimientos de la población, y limitar los poderes del Gobierno en el caso de que consideren que existen riesgos para la seguridad del país
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