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Royal mantiene el suspense sobre su toma del poder

El Congreso del Partido Socialista ya es vaudeville antes de ser inaugurado

ANDRÉS PÉREZ

La mujer fuerte del Partido Socialista francés (PS), Ségolène Royal, mantuvo ayer cuidadosamente el suspense sobre sus ambiciones de tomar el poder en la formación política hegemónica de la izquierda francesa.

Royal, en declaraciones a la televisión TF1, recordó que 'los militantes me han colocado en la posición de dirigir' el PS, gracias al 29% de votos favorables recogidos en la consulta interna, cuatro puntos por encima de los otras personalidades fuertes, Bertrand Delanoë, por un lado, y Martine Aubry, apoyada por Laurent Fabius, por otro.

No obstante, la ex candidata a la presidencia de 2007 subrayó que nunca dijo que su candidatura 'fuera una condición sine qua non para la unidad de los socialistas', e insistió en dos puntos. Dijo que en su equipo hay representantes de la 'nueva generación' que podrían asumir el puesto de primer secretario del PS. Además, señaló que ha entrado en contacto con los líderes de las mociones rivales, Bertrand Delanoë y Martine Aubry, para hallar un consenso.

Royal propone así un pacto de buenas maneras de cara al Congreso que se abrirá mañana en Reims, lo que deja en suspenso de momento, de cara al voto de los militantes, que tendrá lugar tras el congreso (el próximo jueves), la cuestión de saber quién ¿Ségolene, un ségolenista o un antiségolenista? será el primer secretario del partido.

Lo que está ocurriendo es revelador de la profunda crisis que atraviesa el PS. Es un partido que, desde hace 15 años, obtiene regularmente victorias aplastantes en las elecciones locales y regionales y perdiendo prácticamente todas las elecciones legislativas y presidenciales, con Ségolène Royal incluida, frente a Nicolas Sarkozy, en 2007.

Los congresos del PS suelen ser bastante movidos, debido a la estructura del partido, que autoriza la existencia organizada de corrientes no ya rivales, sino enemigas a muerte. Ha habido congresos con guerra de nervios y final feliz. Fue el caso del de Dijon en 2003, cuando el PS, tras el fracaso de 2002 frente a la derecha de Jacques Chirac, cerró filas en torno al gris François Hollande para rehacer su imagen.

Puñaladas traperas

Pero también los hay con peleas y puñaladas traperas hasta el último minuto, y con heridas y rencores que duran años en las entrañas del partido. Así ocurrió en el Congreso de Rennes en 1990.

La configuración actual, con tres mociones en un pañuelo Ségolene Royal 29%, Delanoe 25% y Aubry-Fabius 25%, es una copia exacta de lo ocurrido en Rennes, cuando tres hombres Lionel Jospin, Michel Rocard y Laurent Fabius peleaban por la sucesión de un François Mitterrand moribundo.

Royal, que inicialmente había clamado victoria desde lo alto de su 29%, ha ido moderando poco a poco sus ambiciones, al menos formalmente. Ha efectuado una apertura a los otros grupos, al proponerles un texto 'abierto', con cuatro 'pistas de trabajo'. Una de ellas consiste en 'construir el socialismo del siglo XXI'. De ahí la ambigüedad en el discurso de Royal: ¿Puede construir ese socialismo quien destruyó el del siglo XX?

 

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