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Rusia envía a Israel señales inequívocas para que interrumpa los bombardeos en Siria

Desde hace tres semanas Moscú envía a Israel advertencias públicas para que ponga fin a sus incursiones en Siria, que desde hace años ocurren con gran frecuencia. Los israelíes perderían parte de su reputación si atienden a las advertencias.

Altos del Golán
Un hombre fotografía a un niño con una bandera siria en la zona de los Altos del Golán hace unos días. Atef Safadi / EFE

Mientras las tensiones en Ucrania siguen en lo más alto, Rusia no se olvida de Oriente Próximo y ha enviado a Israel señales claras y públicas, tanto verbales como militares, y no solo a través de canales diplomáticos, para que ponga fin a los habituales bombardeos aéreos en territorio sirio, en el último de los cuales, el miércoles de la semana pasada, murió un soldado de Damasco.

Moscú ha advertido que esas agresiones a las que Israel se ha acostumbrado pueden conducir a una "escalada" militar, lo que se interpreta como una amenaza abierta y sin precedentes a la que las autoridades israelíes han preferido no responder públicamente hasta ahora.

Justo después de la última incursión del miércoles, el embajador de Moscú en Damasco emitió una rotunda condena del bombardeo en un gesto totalmente inusual. La condena del embajador fue seguida unas horas después, el jueves, por una advertencia más seria, no menos clara e inusual, de la portavoz del ministerio de Exteriores, Maria Zakharova.

"Los continuados bombardeos israelíes contra objetivos en territorio sirio son causa de grave preocupación", comentó Zakharova con palabras que fueron recogidas en la página web del ministerio de Exteriores Ruso y por la agencia Sputnik.

"Se trata de una violación flagrante de la soberanía siria que puede provocar una aguda escalada de la situación", continuó Zakharova, que destacó que esas actuaciones crean riesgos al tráfico aéreo internacional y constituyen un impedimento para que el ejército sirio pueda combatir con eficacia a los grupos yihadistas que operan en el país.

La portavoz rusa enfatizó que su país se opone enérgicamente a que Siria se convierta en un teatro de confrontaciones armadas entre terceros países, palabras que veladamente parecen referirse a EEUU y Turquía. El caso de Irán es distinto puesto que tiene luz verde de Damasco. “Instamos otra vez al lado israelí a que se abstenga de esa clase de acciones violentas”.

A estas decisivas condenas hay que sumar el ejercicio aéreo que el 23 de enero ejecutaron cazas rusos y sirios en el Golán, junto al sector del Golán ocupado por Israel en la guerra de 1967, unas maniobras que suscitaron preocupación en el estado judío y que asimismo carecen de precedentes.

Los pilotos rusos participaron en el ejercicio al lado de los sirios. Los rusos se sirvieron de aparatos Su-34, Su-35 y un A-50 de alerta temprana, mientras que los sirios utilizaron aviones MiG-23 y MiG-29, según informó la agencia TASS citando al ministerio de Defensa. Los aviones rusos partieron de la base de Hmeymim y los sirios de una base próxima a Damasco.

Durante la patrulla, los aviones de los dos países "controlaron el espacio aéreo" y "dieron cobertura aérea", según el comunicado del ministerio de Defensa de Moscú. "Las tripulaciones rusas practicaron ataques sobre objetivos terrestres y aéreos". Pero lo más preocupante para Israel es que el comunicado se remataba diciendo: "Esta clase de misiones conjuntas tendrán lugar a partir de ahora regularmente".

Interesante es que la patrulla conjunta se desarrolló el 23 de enero, y que desde entonces hasta el pasado miércoles los aviones israelíes se abstuvieron de sobrevolar territorio sirio. El ataque israelí del miércoles coincidió con la escalada de la crisis ucraniana, lo que sugiere que en Tel Aviv se pudo pensar que Moscú estaba demasiado ocupada como para atender al caso sirio, pero no fue así.

En el aire está la cuestión de si Israel va a continuar con los bombardeos, es decir si no va a hacer caso a las explícitas advertencias de Moscú. En Tel Aviv sostienen desde hace años que esos ataques son necesarios para frenar a Irán, aliado de Siria, con el fin de no tener a fuerzas iraníes o proiraníes del otro lado de la verja del Golán ocupado.

Si Tel Aviv interrumpe de golpe los bombardeos su prestigio ante los países árabes aliados, que admiran y secundan el militarismo israelí, se deteriorará. Por lo tanto, es probable que Israel esté negociando con Moscú sobre esta cuestión, es decir buscando la manera de salvar la cara de alguna forma que le permita seguir bombardeando Siria, aunque solo sea en circunstancias muy concretas y no tan frecuentes como hasta ahora.

Todos estos problemas se derivan de la histórica negativa israelí a retirarse de los territorios palestinos y sirios ocupados en la guerra de 1967. Si desapareciera este factor las cosas volverían a su cauce con mayor facilidad, pero la prioridad de Israel es justamente la contraria, o sea consolidar la ocupación por todos los medios a su alcance y le cueste lo que le cueste.

Desde el mandato de Donald Trump, que terminó hace un año, Israel se ha convertido en la gran potencia hegemónica desde Irak hasta Marruecos, apoyándose en autocracias y monarquías cuyos líderes consideran que nadie puede proporcionarles mayor protección que el estado judío. Las actuales incidencias con Rusia sobre Siria podrían socavar su prestigio.

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