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Saadi Gadafi y su refugio junto a Lady Gaga

El hijo del dictador libio quería esconderse en una urbanización de lujo en México

MAJO SISCAR

Saadi, el hijo de Muamar Gadafi que soñó con ser futbolista pero que sólo lo logró fugazmente en su país y en Italia gracias al abultado talonario de su padre, pensaba cambiar su refugio en el desértico Níger por una casa en el lujoso complejo Punta Mita, en Nayarit, en la orilla del Pacífico mexicano. En esta urbanización se han alojado esporádicamente celebridades como la cantante Lady Gaga, Kim Kardashian y el actor Charlie Sheen.

Para lograr el objetivo de huir de la orden de busca y captura que Interpol emitió en su contra –y de paso darse la gran vida–, el vástago del dictador había ya comprado, mediante una red delictiva, las identidades falsas para él y su familia que le abrirían la puerta de su retiro dorado. En la trama desarticulada por las autoridades mexicanas para sacar a Saadi, de 38 años, y a su parentela de Níger están implicadas dos empresas consultoras de Canadá, una de Estados Unidos, una ciudadana canadiense, una mexicana-estadounidense, un danés, un mexicano, un militar retirado de Australia y pilotos mexicanos que transportaban jets privados entre Libia y el continente americano.

En noviembre esta red fue desarticulada por los servicios secretos aztecas que llevaban siguiéndole la pista desde el 6 de septiembre: los agentes habían bautizado este seguimiento con el nombre de operativo Huésped.

La operación salió a la luz el miércoles, cuando la portavoz del Ejecutivo, Alejandra Sota, se vanaglorió en rueda de prensa de que la desarticulación de la red había contribuido “de manera activa a una Norteamérica segura”.

En la operación participó una empresa de seguridad de EEUU

Sin embargo, el Gobierno mexicano sólo comunicó este “éxito” después de que el pasado fin de semana el diario canadiense National Post entrevistara a uno de los canadienses detenidos. Los principales periódicos mexicanos señalan que las pesquisas se hicieron de la mano de la CIA y de la agencia de servicios secretos canadienses.

Según el Gobierno mexicano, el contacto directo con Saadi era la consultora canadiense Cynthia Ann Vanier, quién a su vez –según el diario mexicano El Universal– contrató a la empresa estadounidense de seguridad Veritas Worldwide Security, especializada en operaciones clandestinas, conflictos armados y suministro de armamento, para alquilar el avión mexicano y los pilotos que debían traer a Gadafi.

Uno de los detenidos compró una casa en el residencial de lujo Punta Mita en Nayarit, en la costa occidental mexicana a través de la empresa de un exmilitar australianocanadiense, Gary Peters. Peters fue guardaespaldas de Saadi Gadafi en los Juegos Olímpicos de Sidney, en el 2000.

El exfutbolista había comprado ya identidades falsas para él y su familia

Junto a Peters y Vanier, han sido detenidos la mexicana Gabriela Dávila Huerta, residente en Estados Unidos, acusada de ser el enlace logístico y el contacto con falsificadores de documentos; el danés Pierre Christian Flensborg, presunto encargado de la logística, y José Luis Kennedy Prieto, mexicano encargado de conseguir la documentación apócrifa y las cuentas de banco.

Con el trabajo de todos ellos, Gadafi hijo ya veía su retiro en una playa paradisiaca de México, donde además hay una amplia comunidad libanesa, por lo que sus rasgos árabes pasarían inadvertidos. De hecho, las pesquisas de la Policía señalan que iba a entrar en el país bajo el nombre de Daniel Béjar Hanan junto a su esposa, rebautizada como Amira Sayed Nader, y sus dos hijos como Moah Béjar Sayed y Sofía Béjar Sayed.

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