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Irán Las sanciones fuerzan a Irán a implantar una economía de guerra

Las duras sanciones económicas impuestas por Estados Unidos contra Irán arrastran unas consecuencias desastrosas para el país, que se agravan cada semana. Mientras Teherán está respondiendo con la renuncia a algunas de las obligaciones que adquirió con el acuerdo nuclear de 2015, la situación económica se deteriora sin que los europeos sean capaces de reaccionar.

Las duras sanciones económicas impuestas por Estados Unidos contra Irán. EFE

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El “segundo paso” que Teherán anunció el domingo para responder a las sanciones de Donald Trump prevé que procederá al enriquecimiento de uranio por encima del 3,67%. Con esta decisión, la república islámica envía un mensaje de firmeza al tándem Tel Aviv-Washington al tiempo que deja la puerta abierta a un entendimiento con Europa que cada día parece más difícil debido a la pasividad de Bruselas.

Pero la guerra económica que el presidente Trump y el primer ministro Benjamín Netanyahu han declarado contra Irán está teniendo consecuencias muy graves para ese país, y no cabe duda de que pronto serán devastadoras para el conjunto de la población, unos 80 millones de habitantes que ya están pagando las sanciones que se dictan desde Washington, especialmente las clases más desfavorecidas.

Las sanciones se reflejan en los distintos indicadores económicos, a pesar de que la Agencia Internacional para la Energía Atómica ha certificado una y otra vez que el país ha cumplido escrupulosamente con cada una de las obligaciones que adquirió con el acuerdo de 2015.

Antes de la sanciones, Irán exportaba 2,5 millones de barriles de petróleo al día, mientras que este junio solo exportó 300.000 barriles diarios

Antes de la sanciones, Irán exportaba 2,5 millones de barriles de petróleo al día, mientras que los datos indican que en junio último solo exportó 300.000 barriles diarios. Teniendo en cuenta que su economía se asienta sobre las exportaciones de petróleo, se puede apreciar las terribles consecuencias de las sanciones.

Otro dato comparativo que arroja luz sobre la magnitud de la catástrofe es el del crecimiento de la economía. En 2016, cuando todavía no estaban en vigor las sanciones puesto que el presidente Barack Obama acababa de firmar el acuerdo nuclear, la economía iraní creció un 12,9%, mientras que los expertos prevén que en 2019 se contraiga un 6%.

Según datos de la Unión Europea, el rial se ha devaluado un 60% durante el último año, mientras que la inflación interanual se ha disparado hasta un 37%. El coste de alimentos y medicinas, que repercute directamente en el bolsillo de la población, ha crecido entre un 40% y un 60% en el mismo periodo.

Hay que observar que las sanciones impuestas por Trump, e impulsadas por Netanyahu, no cuentan con la aprobación del Congreso de Estados Unidos ni del Consejo de Seguridad de la ONU. El objetivo de las medidas parece dirigirse hacia la destrucción de Irán, de la misma manera que con anterioridad se arrasaron Irak y Siria con el objetivo fallido de implantar en esos países el “juego democrático liberal”.

En junio el experto israelí Amir Menashe, a quien en numerosas ocasiones se le ha vinculado con el Mosad, estimó que la economía iraní se irá deteriorando rápidamente como consecuencia de las sanciones, y que en el plazo de entre 6 y 12 meses se quedará sin reservas de moneda extranjera, lo que conducirá a Irán a una situación económica extrema.

Las autoridades indicaron el domingo que abren un nuevo periodo de 60 días para resolver el contencioso

A partir de ahora Teherán enriquecerá uranio al 5%, más allá de 3,67 permitido por el acuerdo nuclear, si bien para la construcción de una bomba atómica es necesario enriquecerlo por encima del 5%, una eventualidad que los iraníes no descartan que se produzca más adelante, a medio plazo, en función de cómo se desarrolle la crisis.

Las autoridades indicaron el domingo que abren un nuevo periodo de 60 días para resolver el contencioso, anunciando que si no se resuelve, se adoptarán nuevas medidas en el terreno nuclear. Antes de la firma del acuerdo de 2015, Irán enriquecía uranio al 20%, lo que podría volver a ocurrir cuando expire el último plazo.

El plan de Teherán no es un secreto para nadie, puesto que las autoridades han recalcado públicamente que las obligaciones que adquirió en 2015 se irán reduciendo escalonadamente en función de lo que hagan Estados Unidos y Europa (Alemania, Francia y el Reino Unido), los principales firmantes del acuerdo junto con Rusia y China, todo un hito histórico de la diplomacia multilateral que Trump y Netanyahu han destruido de manera unilateral.

Hasta ahora Irán solamente se ha descolgado de dos obligaciones que adquirió en 2015: en lo tocante al tope permitido de almacenamiento de reservas de uranio enriquecido al 3,67%, y, desde el domingo, en lo tocante al nivel de enriquecimiento de uranio superando el 3,67%. Otras obligaciones asumidas por Irán están en peligro si la otra parte, es decir las potencias mundiales, no cumplen con las obligaciones que ellas mismas adquirieron.

El último anuncio de Teherán fue recibido con declaraciones condenatorias por parte de las potencias europeas, pero los europeos todavía no se han dirigido al Consejo de Seguridad para que reactive las sanciones internacionales. El presidente Hassan Rouhani ha dicho que las últimas medidas son “reversibles” en función de cómo actúen los demás firmantes del acuerdo, pero el secretario de Estado Mike Pompeo ha amenazado con imponer un nuevo paquete de sanciones.

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