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Sarkozy pasea a su nueva novia ante millones de ojos

Viaje a Egipto con Carla Bruni y los gastos pagados por un millonario para aprovecharse de su tirón mediático

ANDRES PÉREZ

En el París de las fiestas de fin de año, dos intrigantes fenómenos relacionados con la nueva pareja presidencial, sus lujosas vacaciones de fin de año y la orquestación de los medios de comunicación en la Telenovela Sarkozy concentran la atención de los columnistas de la prensa política francesa que aún no se han pasado a la prensa rosa.

El primero de esos interrogantes puede formularse así. ¿Hasta dónde puede llegar la estrategia de saturación mediática que lleva al presidente a colocar su imagen de supuesto hombre de acción y su vida privada de supuesto conquistador hasta en la sopa de los franceses?

La segunda tiene que ver con el vil metal. ¿Tanto le gusta al presidente el dinero, que no puede refrenarse a la hora de exhibir de manera descarada el lujo en el que vive y los regalos que recibe de multimillonarios con dientes de acero?

Con esta escenificación Sarkozy -y ahí reside la importancia del asunto- está alterando de facto el funcionamiento de la República, sin necesidad de esperar el lanzamiento oficial de una reforma institucional que va a presidencializar aún más el régimen a partir del primer semestre de 2008.

Miércoles, 26 de diciembre al caer la noche en París, entrada la noche en Luxor. Enorme polémica en la capital francesa. Desde la oposición y desde la prensa independiente, las acusaciones estallan como latigazos contra Sarkozy. Él mismo, su nueva novia y unos diez íntimos han escapado a las digestiones de navidad en el frío París para viajar a un hotel de lujo de Luxor a bordo del jet no menos de lujo propiedad del multimillonario Vincent Bolloré.

Modales de nuevo rico

El PCF pide 'algo de compostura' a un presidente 'con modales de nuevo rico', cuyo comportamiento es 'indigno' de la República.
Punzante, el nuevo portavoz socialista, Benoit Hamon, asesta: '¿Por qué vía ha triunfado en los negocios el señor Bolloré? Haciendo buenas inversiones. Pues bien, hoy sigue invirtiendo. Nicolas Sarkozy, para el señor Bolloré, es una buena inversión'.

Todos los fumadores de porros conocen la firma Bolloré por ser uno de los principales fabricantes de papel de fumar del mundo. Tras esa cortina de humo, que refleja el origen del grupo, se esconde hoy un conglomerado empresarial que está particularmente imbricado con la expansión colonial francesa en África y hoy goza allí de un cuasimonopolio en el transporte marítimo.

Sarkozy ya había provocado una polémica sobre sus gustos de nuevo rico nada más elegido, en mayo pasado, cuando se regaló unas vacaciones en Malta a bordo del jet y del yate del mismo multimillonario. 'No hay polémica', dijo entonces.

Sarkozy, un hombre que ha aumentado su propio sueldo de presidente en un 140% al mismo tiempo que anunciaba que no puede aumentar generalizadamente los salarios de los franceses, no teme a una polémica así. Tales envites le colocan en el centro del juego y en el papel normal de un líder de la derecha amigo del empresariado.

La polémica también es confortable para el PS, porque puede así vestir de nuevo el traje de portavoz del mundo obrero sin mojarse en temas de fondo.
La consecuencia del alboroto es que deja en la oscuridad total acontecimientos más graves y que también tiene que ver con dinero.

El Gobierno va a intentar cortocircuitar en breve las negociaciones sobre pensiones con los sindicatos y ya tiene listos decretos sobre el recorte de pensiones.
La franquicia médica ha entrado en vigor, encareciendo los tratamientos para los más pobres. La política de ventas inmobiliarias del Estado francés está permitiendo pelotazos alucinantes a costa del erario público.

Máxima publicidad

Una prueba de esa utilidad de la polémica para Sarkozy está en el lugar elegido como destino. Luxor, en particular, y los destinos turísticos egipcios, en general, son uno de los lugares preferidos de de los franceses que pueden permitirse algo de sol en invierno. O están muy mal informados o Sarkozy y Carla Bruni buscaban el máximo de publicidad para su idilio de oro al escoger Egipto como destino de vacaciones.

Carla Bruni es la socia ideal para el atracón mediático de Sarkozy. Ex top model que en su día volviera locos de atar a Eric Clapton o Mike Jagger, entre otros, hoy es bien vista por el mundillo de la cultura parisiense, porque se ha reconvertido sanamente a la canción de autor y en su día adoptó poses típicas de la izquierda soft.

Posar ante los fotógrafos con Bruni permite a Nicolas Sarkozy desquitarse a sus anchas de la reputación de bajito, feote, impeinable, estresado y malamado de las mujeres. Es una reputación que le persigue desde sus tiempos de joven chiraquiano y se convirtió en un problema especialmente agudo para él desde 2005, cuando, casado con Cecilia Ciganer Albéniz, crueles rumores sobre las aventuras de su mujer atravesaron París durante meses antes de aparecer revelados en la prensa.

Bruni redime el ego machista de Sarkozy, cosa que un hiperpresidente a la antigua siempre necesita. La ex top model con la que han soñado millones de adolescentes solitarios desde el fondo de sus camas es el pararrayos mediático ideal de un hombre decidido a ocupar la totalidad de la escena. Afortunadamente, no lo olviden: en el plató, lo importante es la tramoya. Fin de la película. Show must go on.

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