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Los seis meses de pausa de Obama

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Un principio general del funcionamiento de la Casa Blanca es que raramente el presidente puede andar y mascar chicle al mismo tiempo (como decía el viejo chiste a cuenta de Gerald Ford). La guerra de Afganistán y la reforma del sistema sanitario han monopolizado el tiempo de Barack Obama.

Afganistán y la reforma sanitaria han monopolizado su agenda

Cuando un tema domina el interés de la política norteamericana, deja muy poco espacio a otros asuntos y los que primero lo sufren son los aparentemente irresolubles.

En verano, los políticos israelíes se encontraban en estado de shock al escuchar al presidente de EEUU exigir el cese de la expansión de los asentamientos. Netanyahu murmuraba que los dos principales asesores de Obama Rahm Emanuel y David Axel-rod eran lo que en inglés llaman self-hating jews, uno de los peores insultos que se pueden escuchar entre judíos.

Desde entonces, poco ha ocurrido en el frente de las negociaciones. Obama ha dejado que el Gobierno israelí digiriera su respuesta. Tenía otros asuntos de los que ocuparse. Las promesas de inicio de mandato se han ido diluyendo. De forma inteligente, el lobby judío en EEUU ha optado por obviar en la medida de lo posible un enfrentamiento directo con la Casa Blanca y ha apostado por un territorio seguro: continuar con su presión de costumbre sobre el Congreso.

Dio un susto a Netanyahu pero luego no continuó con la presión

Cuando tocaba el siguiente movimiento, Obama decidió esperar. Al final, la respuesta de Netanyahu ha sido la previsible. A Israel no le conviene nada un ataque frontal a EEUU porque su prioridad es el programa nuclear iraní. La 'congelación' de los asentamientos ofrecida por el primer ministro israelí es en realidad una suave desaceleración: no afecta a Jerusalén Oriental ni a las 3.000 viviendas ya en construcción, y tiene una vigencia de 10 meses.

Se lo dijo Netanyahu a los representantes de los colonos el día 3 de este mes: 'Es una orden por una sola vez. Quedan nueve meses y tres semanas. Cuando expire la suspensión, continuaremos construyendo'.

De hecho, durante la 'congelación', el ritmo de construcción en los asentamientos será superior a la media de Israel.

Es probable que Obama se olvide de los números y se embarque ya en promover la negociación directa entre israelíes y palestinos. ¿En qué términos? Poco se sabe de eso. EEUU y la UE pueden continuar escondiéndose bajo el argumento de que deben ser los protagonistas los que lleven la iniciativa del diálogo, aunque ya han demostrado sobradamente que podrían seguir negociando sin éxito hasta que se congele el infierno.

La presión sobre los palestinos le saldrá gratis a Obama en EEUU. La de Israel, no. ¿Continuará con ella en un año cuando ya comience a pensar en la reelección?.

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