Este artículo se publicó hace 2 años.
Un Sinn Féin liderado por mujeres parte como favorito en las elecciones de Irlanda del Norte
El partido republicano está el primero en las encuestas electorales de los comicios del 5 de mayo: un hito desde la división de Irlanda hace un siglo. El Brexit ha desbaratado a los unionistas, que ven crecer también a los partidos no-alineados.
Londres-Actualizado a
Hace cuarenta años, en el Sinn Féin (SF) eran cuatro gatos. Uno de ellos, Danny Morrison, preguntaba: "¿Con el voto en una mano y la Armalite [arma de EEUU] en la otra, nos podemos apoderar de Irlanda?". La frase se ha repetido innumerables veces. El SF, fundado en 1905, se ha ramificado en múltiples ocasiones. A partir de 1983, con Gerry Adams, presidente hasta 2018, el partido ejercía de brazo político de la organización terrorista IRA (Ejército Republicano Irlandés) con el objetivo de que las urnas acallaran la violencia, que desde finales de la década de 1960 generó más de tres mil muertos.
El pacto quedó sellado en 1998 con el Acuerdo de Paz. Desde entonces, el SF aumenta votos en la República de Irlanda (24.5%), donde lidera la oposición, y en Irlanda del Norte, donde consiguió 27 de los 90 escaños, junto a los 28 que obtuvo el partido más votado, el DUP (Partido Unionista Democrático). Con estas alforjas, encabezado por dos mujeres, Mary Lou McDonald y Michelle O’Neill, el SF se ha situado en primer lugar en los sondeos electorales del próximo 5 de mayo.
"En estas elecciones las prioridades son la cesta de la compra y el coste de la vida y la energía, la sanidad pública, la enseñanza, la vivienda, los puestos de trabajo y lo que afecta al día a día de los norirlandeses", explica Michelle O’Neill a Público, harta de que le pregunten para cuándo la reunificación de la isla, una de las aspiraciones históricas de los republicanos. La posición de Michelle encapsula las singularidades de la política norirlandesa. Ella, vicepresidenta del SF, ocupaba el cargo de viceministra principal en el gobierno hasta febrero pasado, que se quedó sola por la retirada del ministro principal, el unionista Jeffrey Donaldson, en protesta por el Protocolo, que regula el comercio entre toda Irlanda y Reino Unido desde la salida del último de la Unión Europea (UE). Los dos cargos (ministro principal y vice) tienen el mismo poder y competencias; uno no puede hacer nada sin la aprobación del otro.
Por eso, no ha habido gobierno en los últimos meses, por la rabieta de los unionistas contra la normativa que establece la frontera mercantil en el mar de Irlanda y, a la práctica, armoniza toda Irlanda en términos comerciales y de circulación de productos y mercancías. Una nueva frontera (UE y Reino Unido) en suelo irlandés sería contraria el Acuerdo de 1998. Irlanda del Norte ocupa un sexto del territorio de la isla.
Si las expectativas se cumplen, el SF será el partido más votado y Michelle la ministra principal, no obstante, no podrá acceder al cargo si su adjunto no lo hace, y el unionista Donaldson ya ha dicho que no lo hará hasta que se reforme el Protocolo del Brexit. Londres habla de cambiarlo, si bien, hasta el momento, no lo ha hecho, ignorando así a los unionistas que ya no saben a dónde acudir para protestar.
"Estas elecciones forzarán el cambio porque atendemos a los graves problemas que tiene ahora la ciudadanía
"Estas elecciones forzarán el cambio en Irlanda del Norte porque atendemos a los graves problemas que tiene ahora la ciudadanía, por más que la reunificación está muy presente en nuestra agenda, se llevará a cabo en el momento adecuado y de forma responsable, puesto que involucra a toda Irlanda", añade la número dos del partido que propuso, sin éxito, el título de joint first minister (co-ministro principal) para los dos primeros cargos del ejecutivo cuyos partidos se agrupan en tres bloques: republicano o pro-irlandés; unionista o pro-británico, y no-alineado.
El Brexit ha desbaratado a los unionistas
El continuado aumento del voto para el SF, en el autogobierno desde 1999, no es lo único que le va a favor en las elecciones del jueves. El Brexit ha desbaratado a los unionistas, favorables a la salida de la UE, sin embargo, contrarios al Protocolo que regula el comercio a día de hoy. Irlanda del Norte votó en el referéndum sobre el Brexit en un 56% a favor de permanecer en la UE y un 44% partidario del Brexit con una participación del 62%.
El unionista Jeffrey Donaldson en una entrevista a la BBC avisa de la imposibilidad de gobernar sin él. "Quiero la abolición del Protocolo porque socava la estabilidad de Irlanda del Norte dentro del Reino Unido y perjudica el consenso que conseguimos con el Acuerdo de Paz; para salvar el lugar de Irlanda del Norte dentro de la unión británica, me retiré del Gobierno en febrero y no tengo previsto volver hasta que no se reforme sustancialmente el Protocolo", explica Donaldson cuyo partido, sacudido por el Brexit, ha conocido tres líderes en un año.
En su opinión, las nuevas normas comerciales entre la UE y el Reino Unido han aumentado un 30% el precio de productos procedentes de Gran Bretaña a Irlanda del Norte. Un parecer y una cifra que rechazan otros analistas, puesto que la inflación es generalizada y la cifra del 30% sale del DUP.El Brexit –escollo que ha colocado al unionismo en un callejón sin salida- ha unido, en cambio, a republicanos y partidos no-alineados formando dos frentes: el pro y contra el Protocolo comercial.
Los partidos no-alineados, según los sondeos, acarician mayores cifras en escaños para el 5 de mayo; de 11 diputados que tienen ahora, calculan que pasarán a 17-19. A las dos formaciones conocidas (Alliance Party y Green Party, parte del Green Party of Ireland) se ha incorporado para estas elecciones el People Before Profit, un partido de izquierdas que en Derry cuenta con el apoyo de una figura histórica del republicanismo como Bernadette McAlisky (ex Devlin). Ella fue en 1969, con 21 años, la diputada más joven en la Cámara de los Comunes, récord que mantuvo hasta 2015. En 1981 fue víctima de un atentado al recibir nueve disparos delante de sus hijos pequeños.
La relevancia de Bernadette Devlin de 1969 a 1974 radicó en que rompió con el abstencionismo que practican los republicanos en el parlamento de Westminster al que consideran una institución extranjera. No toman posesión de su escaño ni entran en la Cámara. Sí que ocupan despacho, con bandera irlandesa, y cobran el sueldo de los Comunes. Devlin, bajo el lema "Ocuparé mi escaño y lucharé por tus derechos" consiguió su puesto. En 1972, al día siguiente del Domingo Sangrante le dio un bofetón al ministro de Interior, Reginald Maudling, por asegurar que los soldados británicos dispararon en defensa propia contra la manifestación de católicos por los derechos civiles, en la que murieron 14 personas. Hasta el 2010, tras una investigación que calificaba las muertes de "injustificadas" e "injustificables", el entonces primer ministro, David Cameron, no se disculpó ni reconoció que los soldados dispararon contra personas que no iban armadas. Un soldado imputado quedó exonerado en 2012 por fiabilidad de pruebas.
Del marxismo a la socialdemocracia
En la travesía por el desierto que ha recorrido el SF en las últimas décadas, ha pasado del marxismo a la socialdemocracia, quedándose en la firme defensa de los servicios públicos y una fiscalización justa que provea igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos. La muy ventilada reunificación de la isla topa con un obstáculo de carácter económico, que no ignoran ni los más entusiastas. Londres subvenciona Irlanda del Norte con 10.000 millones de libras anuales (11.500 millones de euros), una cifra mediana en los Presupuestos generales británicos, pero de mayor dimensión y proporción para Dublín y la economía irlandesa.
Si para estas elecciones el SF se presenta como el partido de la cesta de la compra, la economía en todos sus términos (micros y macros) es también asunto a considerar con el sueño de la reunificación. El republicano Danny Morrison, el que cuestionaba una mano en el voto y la otra en las armas, manifiesta, con 69 años de edad, a The Economist lo siguiente: "El Estado en el que vivo no es el mismo en el que crecí; ahora no me siento derrotado". Solo su candoroso vocabulario delata que fue bélico.
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