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Los socialistas franceses se preparan divididos para la era post Hollande

El primer ministro Manuel Valls vuelve a insinuar que se presentará como candidato en las primarias del partido del próximo mes de enero.

El primer ministro francés, Manuel Valls. - EFE

LUIS MIGUEL PASCUAL (EFE)

PARÍS.- La renuncia del presidente francés, François Hollande, a optar a la reelección ha dado el pistoletazo de salida en las filas socialistas para buscar a su sustituto en los comicios de 2017, pendientes de que el primer ministro del país, Manuel Valls, se lance a la carrera, en medio de una gran dispersión de candidaturas.

El jefe del Gobierno aprovechó este viernes su primera aparición pública para insinuar otro paso hacia el anuncio de su candidatura a las primarias que los socialistas organizarán en enero. Valls aseguró que defenderá el balance de Hollande, una manera de convertirse, por un lado, en el heredero del presidente y, por otro, de tomar algo de distancia con las decisiones de éste, pese a que desde marzo de 2014 ha sido su primer ministro.

"Tenemos que defender el balance y la acción (de Hollande). Yo lo haré, como lo he hecho siempre en mis cargos, de forma incansable", aseguró el jefe del Gobierno en Nancy, en el noreste del país. Valls aireó el pasado domingo en una entrevista a un semanario francés su ambición presidencial, por lo que su candidatura parece cuestión de días, como su salida del Ejecutivo, que se da por descontada para centrarse en la campaña. Aunque se especulaba con que lo hiciera en el gran mitin que los socialistas organizan mañana en París, finalmente se descartó su intervención en el mismo.

Valls se encontrará con un panorama de dispersión en el seno de los socialistas, con anuncios de candidatura procedentes de casi todas las sensibilidades del partido. El único que se ha postulado de forma oficial ha sido el exministro de Economía Arnaud Montebourg. Pero también han adelantado esas mismas intenciones el exministro Benoît Hamon, la senadora Marie-Noëlle Lienemann o el ecologista François de Rugy, entre otros.

Todos ellos críticos con las políticas de Hollande y Valls y que, tras la renuncia del presidente, mantienen sus candidaturas. Queda por ver cuántos de ellos logran los avales antes del 15 de diciembre para poder presentarse a esas primarias que se celebrarán, a dos vueltas, los 22 y el 29 de enero próximo.

En cualquier caso, esos comicios apuntan a un duelo entre Valls, defensor de la actual línea del partido, contra Montebourg, el más sólido de los críticos, representante del ala más izquierdista. Ambos ya se presentaron a las primarias del partido en 2011, en las que Montebourg fue la sorpresa al superar el 17% de los votos y quedarse a las puertas de la segunda vuelta, mientras que Valls fue el penúltimo de seis candidatos, con menos del 6% de los sufragios.

Pero, desde entonces, las cosas han cambiado. Los dos apoyaron a Hollande frente a Martine Aubry en la segunda vuelta y fueron integrados en el primer Gobierno socialista.
Hollande optó por las tesis más reformistas de Valls, a quien otorgó las riendas del Gobierno en marzo de 2014, frente al proteccionismo social que proponía Montebourg, destituido apenas cinco meses más tarde por las graves discrepancias.

Las primarias determinarán qué línea prefieren los simpatizantes de la izquierda, pero no resolverán el problema de la dispersión de sus votos, porque otros candidatos han optado por presentarse a las presidenciales sin pasar por ese escrutinio interno. Es el caso del extitular de Economía Emmanuel Macron, más liberal que Valls y que afirma representar un programa que no es "ni de izquierdas ni de derechas". Los sondeos le dan más intención de voto que al propio primer ministro.

También está en la carrera Jean-Luc Mélenchon, apoyado por el Partido Comunista, que en las pasadas presidenciales tuvo más del 10 % de los sufragios y que puede capitalizar parte del descontento con las actuales políticas. Sin contar con otras alternativas de izquierda antisistema que en pasadas presidenciales obtuvieron hasta un 5% de votos en primera vuelta. De todas formas, el panorama se presenta complejo para la izquierda, a la que los sondeos no dan, a seis meses de las elecciones, opciones de superar la primera ronda, frente al empuje del candidato conservador François Fillon y la resistencia de la líder ultraderechista, Marine Le Pen.

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