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Los supervivientes de las catástrofes nunca lo superan

El tsunami del Índico fue la mayor hecatombe del planeta y es paradigma del trauma que sufren las víctimas de tragedias

MAR CENTENERA


Cada vez que el suelo tiembla bajo sus pies, los habitantes de Aceh (Indonesia) reviven el seísmo que el 26 de diciembre de 2004 provocó un tsunami que engulló las costas de gran parte del Océano Índico. Hasta el terremoto de Haití, ninguna catástrofe reciente había provocado tantas víctimas mortales, 230.000.

'Es difícil borrar del todo el miedo, reaparece en muchas miradas cuando hay un terremoto y corremos para alejarnos del mar por si acaso', explica Mahdi Ismail, superviviente de 27 años, 'pero la vida sigue, no sirve de nada quedarse mirando hacia atrás'.

La coincidencia del tsunami con las vacaciones navideñas provocó que miles de turistas occidentales se contasen entre los fallecidos en islas paradisiacas como Phuket, Ko Phi Phi y Maldivas. Por eso, los gobiernos se movilizaron con rapidez para evacuar a los supervivientes y, más tarde, repatriar a los cadáveres identificados por forenses a sus países de origen.

La Navidad contribuyó también a una oleada de solidaridad mundial sin precedentes: la operación humanitaria contó por primera vez con más fondos de los necesarios, 13.600 millones de dólares frente a los 10.000 que había solicitado Naciones Unidas. Algunas ONG, como Médicos Sin Fronteras, pidieron que cesase el envío de dinero.

Las generosas donaciones han ayudado a borrar con rapidez las cicatrices físicas de la tragedia. La mayoría de los 500.000 desplazados en Aceh han sido realojados en nuevas viviendas, pese a los escándalos de corrupción que han ensombrecido el proceso, como las casas entregadas a familias que habían pagado por aparecer en la lista de damnificados sin serlo realmente.

Además, se han reconstruido escuelas, hospitales y carreteras, que a menudo son mejores que las que existían hace cinco años. 'La carretera costera está en mejor estado que antes y al no haber controles de la guerrilla se circula mucho más rápido', explica el cooperante australiano Mike Griffith. Los 29 años de conflicto armado acabaron con la firma del acuerdo de paz, siete meses después del tsunami. Desde entonces, Aceh, que había sido un territorio cerrado a los extranjeros, se ha abierto al turismo, a las inversiones extranjeras y ha obtenido la autonomía que reclamaba desde hacía décadas.

El director del Banco Mundial en Indonesia, Joachim von Ambsberg, reconoce que las heridas psicológicas no se han cerrado. Sin embargo, destaca que el éxito de la reconstrucción de Aceh puede repetirse en Haití: 'Si hay coordinación, se priorizan los intereses de las víctimas y se las hace partícipes; el futuro de Haití puede ser más brillante que su pasado'.

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